[Entrevista] David Dorantes: «El flamenco es una música viva y de raíz»

El intérprete conocido como «La joya del piano gitano» vuelve a la Iglesia San Luis de los Franceses, un escenario donde ya ha cautivado al público andaluz en otras ocasiones, para presentar este domingo en dos funciones, un repertorio de obras inspiradas en partituras de Doménico Scarlatti, en un concierto en donde el también compositor se sentará frente al clavecín, y el cual será una de las veladas más importantes de la XXIII Bienal de Sevilla, que se desarrolla hasta el próximo 5 de octubre.

Por Eduardo Suárez Fernández-Miranda

Publicado el 19.9.2024

Qué mejor escenario que la Iglesia San Luis de los Franceses, esa joya barroca sevillana, para escuchar el nuevo trabajo sonoro y artístico de David Peña Dorantes (1969).

El compositor y pianista flamenco estrenará en exclusiva, el próximo domingo 22 de septiembre, las Scarlattianas, un tributo al músico italiano Doménico Scarlatti (1685 – 1757), quien tan vinculado estuvo a España, desde su nacimiento en el Reino de Nápoles hasta su muerte en la ciudad de Madrid, y una residencia por más de tres años —mediante— que tuvo en Sevilla (1729 – 1733), a causa de cortesanos motivos laborales.

Las dos funciones de ese día se encuentran programadas en el contexto de la XXIII Bienal de Flamenco de Sevilla.

Con todo, Dorantes se ha convertido, a través del paso de los años, en uno de los mejores músicos flamencos de nuestro tiempo, y ha sido un pionero en incorporar al piano en el cultivo del citado género. Para ello ha creado un idioma propio, lo que ha: «germinado en una auténtica revolución en la concepción de la música flamenca».

En efecto, el pianista andaluz es un músico cuya obra: «está repleta de mucha historia, recreación musical, de mucha composición y plena de un discurso veraz, auténtico y con la sabiduría de una sangre bañada por el arte, en su más absoluta grandeza».

Así, el también intérprete de jazz, adelanta la estética musical del concierto que ejecutará este domingo en San Luis de los Franceses:

«Scarlatti se acercó al flamenco y lo llevó a La Corte, y ahora me apetecía embarcar parte de su legado en el camino inverso: el de ser interpretado cinco siglos después al clavecín por un pianista flamenco y yuxtaponer sus sonatas desde el flamenco, en nuevas creaciones mías de este siglo», expresa en las páginas del Diario Cine y Literatura, el compositor hispano.

La nave principal de la Iglesia de San Luis de los Franceses (hoy un monumento desacralizado, y ubicado en el centro histórico de la ciudad de Sevilla, a cuya diputación pertenece el edificio) acogerá este domingo 22 de septiembre, a las 12 y a las 21 horas, respectivamente, las dos funciones del estreno de las Scarlattianas, de David Peña Dorantes.

 

«Todas mis producciones han sido estrenadas en la Bienal de Flamenco de Sevilla»

—El día 22 de septiembre actuará en la Bienal de Flamenco de Sevilla. ¿Qué significa para usted participar en este festival?

—Llevo muchísimos años participando en este Festival, me inicié con él. Todas mis producciones han sido estrenadas en La Bienal de Flamenco de Sevilla por lo que le estoy tremendamente agradecido a la ciudad de Sevilla por la confianza siempre puesta en mi trabajo.

 

«Interpretar es un viaje en el tiempo»

—De los muchos espacios emblemáticos con los que cuenta la ciudad de Sevilla, la Bienal ha elegido la iglesia San Luis de los Franceses para su actuación. ¿Qué le parece este lugar como escenario para su concierto?

—Es una autentica bombonera del 1699, una joya barroca en el centro de Sevilla en la que tocar es un viaje en el tiempo.

La sonoridad de la concha acústica natural es impresionante y estar rodeado de columnas salomónicas y un auténtico espectáculo de formas, de luces, colores y espejos que te dejan embriagado.

Puedes imaginar lo que inspira para este estreno.

 

«Dorantes en un contexto musical muy diferente a lo habitual»

—En la Bienal de Flamenco de Sevilla presenta su último trabajo. ¿Con qué se va a encontrar el público que acuda a escuchar Scarlattianas?

—A un Dorantes en un contexto musical muy diferente a lo habitual.

 

«Los recursos tímbricos del clavecín»

Scarlattianas es un homenaje a Doménico Scarlatti. ¿Qué le atrajo del compositor italiano para crear una obra inspirada en él?

—Es muy curioso que Scarlatti se quedara tremendamente influenciado por la música de los gitanos durante su estancia en Sevilla (de 1729 al 1733), esta admiración por el flamenco le llevó a explorar los recursos tímbricos del clave como ningún otro compositor hasta la época y creó un estilo único, innovador y ciertamente extraño para el siglo XVIII.

Scarlatti se acercó al flamenco y lo llevó a La Corte, y ahora me apetecía embarcar parte de su legado en el camino inverso: El de ser interpretado cinco siglos después al clave por un pianista flamenco y yuxtaponer sus sonatas desde el flamenco, en nuevas creaciones mías de este siglo.

 

«No me gusta hablar de fusión, más bien de enriquecimiento»

—Otros compositores flamencos se han acercado a otras músicas, como usted ha hecho en Scarlattianas. ¿Qué tiene el flamenco para que pueda integrarse o fusionarse con la música clásica o el jazz?

—A mí no me gusta hablar de fusión, más bien de enriquecimiento. Quiero decir con esto que el flamenco puede dialogar con otras culturas, con otros momentos históricos porque es una música viva y de raíz. Está abierta a nuevas influencias porque tiene tanta fuerza y tanta identidad, que no se pierde en el camino cuando dialoga con otras formas.

Yo no pienso que haya que inventar. Ni me gustan los experimentos, ni las fusiones. Nunca he pensado: ‘¿qué puedo unir para que suene distinto?’. Nunca.

Mi proceso es diferente. Lo primero que surge en mi es la necesidad de expresar algo, de contar algo. Después viene el escoger de la paleta de colores, los que más me ayuden a expresar mi sentimiento de la forma más fiel a mi corazón y mi cabeza.

 

El clavicémbalo: «Parte laúd, parte guitarra, parte piano: una locura»

—Lo novedoso de este concierto está en uno de los instrumentos que ha elegido: el clavicémbalo. ¿Qué aporta este instrumento al universo sonoro del flamenco, con respecto al piano?

—¡Wow! ¡Es maravilloso! Es muy difícil describirlo, hay que escucharlo. Es como un flamenco muy antiguo, muy primitivo, parte laúd, parte guitarra, parte piano. Una locura. Estoy disfrutando como un niño de esta nueva sonoridad y de lo que puedo hacer con ella.

 

«El piano es tan flamenco como la guitarra»

—Se cumplen los 25 años de la publicación de Orobroy, su primer álbum. ¿Qué supuso para el flamenco, desde su punto de vista, este trabajo?

—Creo que fue una apertura conceptual. Hasta este álbum, el piano no había tomado su lugar como instrumento solista en el flamenco, solo como acompañante.

Orobroy vino a decir que el piano es tan flamenco como la guitarra y que no tiene que imitarla, que puede conservar su identidad instrumental. Durante muchos años estuve estructurando ese lenguaje, la forma en la que el piano sin perder su antonomasia podía expresase de forma flamenca.

Creo que mi trabajo ha creado un camino, que al día de hoy ha consolidado a este instrumento en el mundo del flamenco. Recuerdo a mi abuelo Bernardo, decir en las fiestas, que la guitarra no dejaba cantar a gusto, que como los nudillos no había nada.

Luego la guitarra se hizo grande y todo era guitarra, así que me alaga muchísimo, de verdad, que ahora el piano esté en el lugar que está. Siempre digo que se debe conocer bien el flamenco primero y sentir en el alma esta música para que el lenguaje del instrumento sea creíble y el discurso sea veraz.

 

David Dorantes interpretará las «Scarlattianas» en clavicémbalo, en un concierto con dos funciones este domingo 22 en Sevilla

 

«Amar al flamenco es el secreto de Mont Marsan»

Orobroy se estrenó en el Festival de Arte Flamenco de Mont-de-Marsan, en Francia. ¿Cómo se percibe el flamenco en el extranjero?

—En Francia aman tanto el flamenco como en España, os lo aseguro. Mi primera participación en el festival fue en 1996, ambos éramos muy jóvenes. Yo con 17 años y el festival con 9 años. Me da la sensación de que he crecido con él.

Mi familia entera ha pasado por este festival, he conocido a todos sus directores artísticos y hemos vivido momentos inolvidables con sus fundadores dentro y fuera del festival, en España y en Francia.

Amar al flamenco es el secreto de este bello festival. Mont Marsan me dio la primera oportunidad de mostrar mi forma de componer flamenco al piano al público francés, me ofreció además uno de mis primeros escenarios y aquí se produjo el estreno de mi primer espectáculo en solitario Ventanales, se llamaba.

Mont Marsan Arte Flamenco es muy importante para mí y este año he podido celebrar con ellos este 25 Aniversario con un concierto especial para la ocasión.

 

«Un reencuentro con nuestra propia alma»

—Usted pertenece a una estirpe gitana de flamencos andaluces. Su tío es «El Lebrijano» y su abuela, «La Perrata». ¿Cuáles son sus primeros recuerdos del flamenco? En las familias gitanas, ¿se sigue viviendo el flamenco como en la época de su abuela?

—Mi familia es mi escuela del alma. Donde aprendí mi idioma nativo. Luego aprendí un segundo idioma, en el conservatorio, del que me nutro para lo que me interesa en mi música.

Nací en Lebrija, una campiña soleada, tranquila, de tiempo lento que nos permitía a los niños regocijarnos en nuestra niñez, palpar la tierra, observar, experimentar y soñar. Imaginar todo sin nada, crear.

En mi casa el flamenco inundaba toda nuestra vida y cuando digo toda es toda, créeme. El compás es algo tan importante en nuestra vida, que mi padre nos educaba en el ritmo de la vida, el compás al hablar, la coherencia del estar en reunión sin desafinar, la tolerancia y el respeto al de al lado para que la música de la vida fluya siempre cómoda y bella. Recuerdo que ya siendo niño entendía que ese ‘ritmo’ al vivir era algo tan importante que siempre intentaba no romper.

Mi gran familia me aportaba tanta riqueza cultural, tantas noches tras la silla ‘del mayor’ escuchando como la comunicación entre mi gente se realizaba a través de la música, como lloraban o reían comulgando todos a una, ante lo que podía parecer —a la mirada de un espectador— un momento festero, pero que para mí y para mi familia, era un reencuentro con nuestra propia alma.

Desde pequeño aprendí que la improvisación es parte fundamental —al menos en mis vivencias— y el acompañamiento al cante favorecía el desarrollo improvisatorio, ya que al estar siempre el guitarrista al servicio de un cantaor (que en cualquier momento cambia las melodías, la duración, el orden de los cantes) teníamos que desarrollar la habilidad de poder dar lógica y belleza al tema en el momento.

Ahora, las formas de reunirse han cambiado un poco, pero se sigue manteniendo lo más importante, el respeto y el amor a esta forma de comunicación, a nuestra cultura.

 

«Recurrí al piano para encontrarme conmigo mismo»

—El flamenco de Dorantes ha pasado de la guitarra al piano, estudió en el Conservatorio Superior de Música de Sevilla. ¿Qué motivó ese cambio de instrumento?

—En mí, sin ser consciente, crecía la necesidad de llenarme en cada momento de mi día de esa emoción que vivía en las reuniones familiares, la necesidad vertiginosa de encontrar en mí mismo, lo que recibía de mis mayores.

Una tarde, en un viejo piano bajo la escalera de mi abuela La Perrata, levanté la tapa, miré ese teclado inmenso, desconocido y comencé a pulsar tímidamente las notas. No sabía tocar, nada, pero ese sonido me llamó muchísimo la atención, me encantó y cada vez que llegaba a la casa de mi abuela no podía evitar ir corriendo a ese piano y seguir sorprendiéndome con esa amplia escalera bicolor que emitía esos sonidos tan dulces.

Crecí y comencé a estudiar música y guitarra con mi padre. Y casualmente, mi padre, en lugar de volver un día con una tabla para endurecer su colchón, aparece con una pianola del 1900 que encontró medio escondida entre maderas del carpintero al que acudió para hacerle el encargo.

No pudo resistirse y desde aquel día tampoco yo pude ya resistirme. Pasaba horas y horas tocando, sin profesor, sin mentor, frente a un instrumento al que yo no podía aportar aún nada pero que a mí me aportaba tanto, tanto que recurrí a él para encontrarme conmigo mismo.

Ese sonido diferente a la guitarra, en el que buscaba la expresión contenida de la música de mi corazón, de mi sangre, el palpitar y la esencia del lenguaje con el que crecía y vivía.

 

«El piano aporta al flamenco es un abanico sonoro impresionante»

—¿Es difícil sacarle sonido flamenco a un instrumento como el piano? ¿Nos puede hablar un poco del proceso de composición, en su caso?

—Todo ha sido paso a paso. No ha sido fácil.

Y no me refiero a conseguir la técnica para hacerlo sonar flamenco (que me ha costado mis años también) sino a encontrar como podía hacer que este instrumento hablara de mí y cómo hacer que este instrumento en mi casa se sumara naturalmente a nuestra comunicación.

Eso sí, sin imitar a lo que ya estaba, la guitarra, sino con toda su amplitud, con todas sus posibilidades y respetando su voz propia.

La aportación que, con estas premisas anteriores, el piano aporta al flamenco es un abanico sonoro impresionante, unas posibilidades armónicas maravillosas y abre un camino de desarrollo a ésta, nuestra música, que rompe fronteras y limitaciones propias de otros instrumentos.

 

—En muy pocas horas se han agotado las entradas para sus dos funciones en la Bienal de Flamenco de Sevilla. ¿En qué otros lugares vamos a poder disfrutar del piano de Dorantes?

—El siguiente será el 22 de noviembre en el Teatro Villamarta de Jerez de la Frontera.

 

—En su gira internacional, ¿tiene pensado visitar Latinoamérica, México o Chile, quizás?

—Estaría encantado de recibir una invitación, ¡sin duda!

 

 

 

 

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Eduardo Suárez Fernández-Miranda nació en Gijón (España). Licenciado en derecho por la Universidad de Sevilla, está realizando sus estudios de doctorado dentro del Departamento de Literatura Española e Hispanoamericana de la misma casa de estudios superiores.

Colabora como crítico literario en las revistas españolas El Ciervo, Serra d’Or, Llegir.cat, Gràffica y Quimera, donde lleva a cabo una serie de entrevistas a escritores, editores y traductores, nacionales y extranjeros.

Asimismo, escribe para las publicaciones americanas Cine y Literatura (Chile), La Tempestad (México), Continuidad de los Libros (Argentina) y Latin American Literature Today (University of Oklahoma). También, colabora de forma ocasional en los diarios asturianos El Comercio y La Nueva España.

 

Las dos funciones de las «Scarlattianas» de David Dorantes, se encuentran con sus entradas agotadas hace meses

 

 

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Eduardo Suárez Fernández-Miranda

 

 

Imagen destacada: David Dorantes.