Sus palabras tienen la belleza de la piedra: La poesía del argentino Alberto Pipino

Espero que el lector acoja los versos del autor, reunidos en el volumen «Apariencias» y lo disfrute en su brevedad, un texto de apenas 55 páginas, pero no por ello menos profundo: ojalá que estos poemas que seleccioné sean lo suficientemente provocativos para que decidan echarle un ojo a la obra del escritor trasandino.

Por Sergio Inestrosa

Publicado el 13.9.2018

Alberto Pipino me hizo llegar hace unos meses su libro Apariencias, publicado en el 2016 por Obsidiana Press, la misma editorial en que yo mismo he lanzado un par de textos. Por diversas razones no había tenido la oportunidad de leer el libro, pero ahora lo acabo de terminar y quiero compartir con ustedes mi experiencia como lector y crítico.

Para quienes no conocen a Alberto, él ha sido periodista en muchas partes, en su natal Argentina, en Centro América, México (como corresponsal del desaparecido periódico Uno más Uno), Haiti y ahora reside acá en los Estados Unidos. También Alberto Pipino, es un poeta, y esto quizás muy pocos lo sepan; para su propia desgracia, tal vez él sea demasiado modesto, y en este oficio de la literatura no es bueno ser tan modesto; en este oficio, no basta con poner el huevo, hay que cacarearlo o nadie se va a enterar de nada y más aún por estas tierras donde el español sigue siendo una lengua minoritaria, con poco prestigio académico y donde nuestros paisanos no dedican ni sus recursos ni su tiempo “libre” a la lectura, pues fácilmente se distraen con la televisión.

Juan Gelman, sí, el mismo Juan Gelman, el famoso poeta argentino escribió sobre la poesía de Alberto Pipino y transcribo textualmente: «Alberto Pipino transitó por los caminos del dolor, de la derrota, de la furia. Por eso sus palabras son de piedra. Y tienen la belleza de la piedra».

Juan Gelman sabía muy bien de lo que estaba hablando, él mismo sufrió en carne propia la represión de la dictadura militar argentina y tuvo que exiliarse, por muchos años, en México.

Luisa Futuransky, también escritora argentina radicada en París, escribe sobre Alberto: «Nacer en un lugar y vivir en otro parece ser el destino de buena parte de la creación contemporánea. En algunos, como en Alberto Pipino, eso se traduce en una profunda minucia con la que desviste pretendidas evidencias… Pipino es lúcido, exacto y generoso. Compadece pero arremete. Estos poemas cuentan y cantan».

Y a eso invito al lector, a acompañar ese contar y ese cantar que es este pequeño poemario titulado Apariencias de Alberto Pipino. Este, dicho sea de paso, no es el primer libro de poesía del autor, pero sí uno en el cual el lector encontrará una fina ironía en torno al tema del dolor, de la migración, del fracaso de la memoria, de las ilusiones y de las inciertas palabras; todos estos son sin duda temas profundamente poéticos por los que discurre la pluma amena de Alberto.

Para quien no logre hacerse del texto, aquí comparto cuatro de sus poemas. El primero se titula:

 

Temblor en mi luz

La luna cuadrada brilla sin

piedad, es una tela de tarántula

albina sobre mis sueño ingenuo,

con el siseo de sus patas al hilar

me guía por un túnel brutal,

abierto noche y día, donde parejas

y desparejos rascamos la angustia

del no me acuerdo, convocando

a que vuelva la memoria indócil,

pero la evocación falla, une la

sombra de una muchacha apoyada

en el marco de una puerta accesible,

al anhelo de mi existencia y la de

los otros, estén vivos o ya no, y una

hilera de indicios viene por mí.

 

El segundo poema:

 

Lejos de mí

Al abrir el libro Yemas de malvón,

una ciudad aparece en relieve

entre sus páginas, paisajes de cartón,

personas de colores y cielo de letras.

Circulo entre las páginas buscando

calles, viviendas, un almacén, una luz

agitada por la brisa del atardecer, hojas

volando como gorriones confundidos.

Asimismo despliegan capas y solapas

de papel un espacio de sombras y ecos,

y un polvo de sangres seca se agita en la

época, entre narcisos lechosos y áureos.

El tiempo que sin pausa, arma y desarma,

vistió con moho a mi ciudad de cartulina,

y no por eso deja de seducirme aquí

tan lejos de vos, en este final del viaje.

 

El tercer poema que quiero compartir:

 

Metáfora del discurso

La pelean durante el viaje

y su apariencia cargada

entre suspiros, se desgaja.

Voluntad deshilachada

que ya no tapa ilusiones.

Todavía humea su tajo,

certidumbre entre todas

que alguna vez flameó

guiada por sus sensualidad.

Como si valiera la pena

llega al hueco privilegiado

tiesa, volcada de antemano.

Y con un movimiento audaz

desnuda a la heroina

que supo ser entre todas,

frente a una beligerancia

no habitable ni deseable,

por según quien lo dice.

 

Y el último:

 

El cetáceo y la sirena

Pasar una página y otra y otra,

hasta llegar a la imagen donde la

sirena ama a la ballena, o al revés.

No importa que unos pregonen

el abismo apoyados en un pretexto;

aquí, la ninfa y el cetáceo palpan la

luz del discurso gestual y oral

fuera de sitio, a caballo del grito

de “!quién vive!”, entre las olas.

Esta noche las estrellas se bajan,

un falo roza la voz en el fondo

y un relámpago de leche ilumina

el misterio de tu cuerpo y el mío,

tan juntos y tan separados, sin país.

 

Espero que el lector acoja este texto de Alberto Pipino y lo disfrute en su brevedad, un poemario de apenas 55 páginas, pero no por ello menos profundo; ojalá que estos poemas que seleccioné sean lo suficientemente provocativos para que usted decida echarle un ojo a su poesía.

 

Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos.

 

«Apariencias», de Alberto Pipino (Obsidiana Press, Charleston, Estados Unidos, 2016)

 

 

 

Crédito de las fotografías utilizadas: Obsidiana Press