Esta obra audiovisual de divulgación histórica, plástica y estética de origen hispano -Premio del Círculo de Críticos de España a la mejor pieza de no ficción de la temporada 2017- puede verse exclusivamente en la sala de cine arte Normandie de la capital.
Por Rodrigo Torres Quezada
Publicado el 21.9.2018
El Bosco. El jardín de los sueños es un documental de hora y media, dirigido por el español José Luis López-Linares. En él, se retrata la majestuosidad de aquella pintura que tanto ha fascinado a lo largo del tiempo a diferentes tipos de personas.
El Bosco, seudónimo de Jheronimus van Aken (1450-1516), fue un artista de los Países Bajos bastante misterioso. Su historia no es del todo clara, y lo mismo sucede con sus obras. Estas han dejado tras de sí todo un legado de teorías, desde las que se relacionan con aspectos históricos hasta las más conspirativas, dignas de la novela El código Da Vinci. Sin embargo, este documental no se centra ni en lo uno ni en lo otro. Para quienes deseen ver una investigación histórica en cuanto a si tal o cual detalle del cuadro de El jardín de las delicias, hace alusión a algún gobernante o alguien conocido de la época renacentista de el Bosco, este no les satisfará. Asimismo, para quienes deseen ver una investigación llena de datos fantásticos o que aludan a extraterrestres o a seres aún más extraños, al más puro estilo de History Channel, este tampoco es su documental.
Y es que José Luis López-Linares se la ha jugado en la dirección por apuntar hacia un enfoque mucho más psicológico, incluso entrevistando a una neuróloga para que de su visión sobre el famoso cuadro. Resulta así, un interesante trabajo que es abordado a partir de artistas (pintores, escritores, músicas, restauradoras, etcétera), quienes al venir de un ámbito en el cual se da espacio a la imaginación, hacen que sus apreciaciones también sean muy creativas. Incluso los historiadores entrevistados echan a volar la mente. Y en este punto el largometraje documental sobresale puesto que recoge la idea caótica que el Bosco le imprimió a su obra: un mundo donde la pesadilla se une al paraíso, un lugar donde purgatorio, cielo e infierno se mezclan. Con esto pareciera representarse la idea que nada es tan bueno ni nada es tan malo. Todo se funde en una melodía oscura y críptica, imposible de diferenciar del entramado mayor.
Otro punto que hay que destacar de este trabajo, es su idea de siempre presentarlo como parte de la cultura actual, a pesar de pertenecer al siglo XVI. El jardín de las delicias es presentado como si se tratase de un disco de The Beatles para aquellos tiempos y que ha permanecido incólume en su capacidad de crear sensaciones o transmitir ideas que expandan la imaginación. Así, no sería extravagante recomendar ver este documental acompañado de una buena música rock. Por cierto, la música del largometraje está muy bien escogida y lo dota de una atmósfera misteriosa e hipnótica. La misma que la pintura El jardín de las delicias transmite para quien le ve.
Tráiler:
Rodrigo Torres Quezada (Santiago, 1984) es egresado del Instituto Nacional “General José Miguel Carrera” y licenciado en historia de la Universidad de Chile. Ha publicado los libros de cuentos Antecesor (2014) y Filosofía Disney (2018) bajo el sello Librosdementira. También ha dado a conocer distintos relatos de su autoría en La Maceta Ediciones (2017) y la novela titulada El sello del pudú (Aguja Literaria, 2016). Lanzó, asimismo, el volumen de ficción Nueva narrativa nueva (Santiago-Ander, 2018), y obtuvo el primer lugar en el concurso V versión Cuéntate algo de Biblioteca Viva (2012). El año 2016, en tanto, se quedó con el primer lugar en el I Concurso Literario del Cementerio Metropolitano.