«Dark Corners», de Ruth Rendell: La fascinación por los psicópatas

La última novela de la llamada reina del suspense (la autora murió en 2015), nos permite confirmar que hasta sus últimos momentos la escritora mantuvo una impecable y excepcional pluma para narrar historias policiales y thrillers psicológicos.

Por Nicolás Poblete Pardo

Publicado el 12.11.2018

Ruth Rendell publicó su primera novela en 1964, internándose en el mundo de las letras mano a mano con su acompañante ficticio, el inspector Wexford, que protagonizaría 25 de sus obras. Pero esta serie también fue acompañada por narraciones de otro orden (aunque siempre nadando en las aguas del thriller y suspense), y también por otro género, escrito bajo el seudónimo de Barbara Vine. En estas  novelas, la escritora inglesa privilegia una mirada más psicológica donde los crímenes que hallamos no necesariamente son asesinatos.

Su agudo ojo le confirió a Rendell un sinnúmero de acreditaciones y premios literarios, y un reconocimiento honorífico por parte de la reina de Inglaterra: Un CBE (Commander of the Most Excellent Order of the British Empire). Rendell gozó también de varias adaptaciones al cine, por mano de Pedro Almodóvar (Carne trémula) y Claude Chabrol (La ceremonia, The Bridesmaid), y la BBC ha hecho innumerables adaptaciones de sus novelas a lo largo de los años. Lo último que veremos de esta maestra es A spot of folly, un conjunto de cuentos recolectados de diversas fuentes, publicado este año en Inglaterra, y aún no traducido al castellano.

Dark corners, su última novela (Rendell murió el 2015), nos permite confirmar que hasta sus últimos momentos mantuvo una impecable pluma para narrar historias. En este caso el protagonista es Carl, escritor de 23 años que ha tenido relativo éxito con su primera novela, pero básicamente pauperizado, salvo por la herencia de una casa en un barrio caro de Londres. (Las casas son una obsesión en la narrativa de Rendell. Esta casa también trae consigo una colección de fármacos). Carl no tiene cómo costearla y acepta a un arrendatario de lo más curioso, lleno de frases hechas, devoto de la misa dominical, asistente en una clínica veterinaria, y, finalmente, un extorsionador. Él sabe que las pastillas que Carl le vendió a su amiga Stacey, le provocaron la muerte. Stacey, una actriz en su momento exitosa, pero fuera de las pistas debido a su sobrepeso, hace lo imposible por adelgazar y, de esta forma, volver a acceder al mundo de la pantalla, y es así como el conflicto se detona. A continuación tenemos a una ex amiga de Stacey entrando al departamento con su juego extra de llaves, y encontrando el cuerpo. Esta amiga es una cleptómana que también intenta aprovechar la muerte de su amiga, usando el baño y todos los perfumes de la difunta, y robándole todos los vestidos de la época flaca de Stacey. El silencio de Carl le permite al arrendatario seguir extorsionándolo, apoderándose de la casa progresivamente, y la relación de Carl con su novia Nicola se va deteriorando en una red de mentiras.

Con su característico estilo Rendell nos presenta los puntos de vista separadamente, para luego hacerlos coincidir en momentos cruciales; la resolución, siempre, ata todos los cabos, con un narrador omnisciente que no pierde oportunidad para fijar su mirada en el acontecer actual. En Dark Corners vemos el mundo de los jubilados y su adaptación social, el rol de la nueva mujer independiente y las exigencias del medio, con sus fetiches y consumismo, el cambio en los distintos barrios londinenses, el impacto del calentamiento global. Una marca típica en las novelas de Rendell es su brújula moral. El castigo para los que han cometido algún crimen siempre llega: es cosa de tiempo (cosa que otra escritora de novela negra, Patricia Highsmith, problematiza en varias de sus narraciones, como en las novelas protagonizadas por Tom Ripley).

La maestra no se olvida de su herencia y siempre dialoga con su tradición literaria. Acá vemos la referencia a Measure for measure de William Shakespeare (una obra calificada a regañadientes como “comedia”) haciendo eco de modo global en la novela, pues hay muchos perdonados y los castigos no parecen extremos; se subraya la responsabilidad, el actuar decente, la posibilidad de cambiar actitudes indeseadas. Asimismo, el título proviene de esa obra; de la línea: “el duque de las esquinas oscuras”. Otra obra de Shakespeare, Macbeth, también es citada. Y también hay menciones a Raymond Chandler y a S.J. Watson con su Before I go to sleep, o más bien, a la adaptación cinematográfica de esa novela, con Nicole Kidman como personaje principal. Así, Dark corners, con sus personajes que rayan en la locura y cometen crímenes bestiales, es una entrega que se agradece, una verdadera coronación a una carrera notable.

“Pero, ¿por qué esta fascinación con los psicópatas?”, le preguntaron el año 2005 en una entrevista a Ruth. Ella respondió: “Empatizo con gente que es incitada por impulsos espantosos. Creo que ser impulsado a querer matar debe de ser una carga terrible. Yo intento, y creo que lo consigo, que mis lectores sientan lástima por mis psicópatas porque yo sí la siento”.

 

Nicolás Poblete Pardo es escritor, periodista y PhD en literatura hispanoamericana por la Washington University in St. Louis, Estados Unidos. En la actualidad ejerce como profesor titular de la Universidad Chileno-Británica de Cultura, y su última novela publicada es Concepciones (Editorial Furtiva, Santiago, 2017). Asímismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

La prolífica escritora inglesa Ruth Rendell (1930 -2015)

 

 

La novela «Dark Corners» (2015)

 

 

Crédito de la imagen destacada: Dead Good (https://www.deadgoodbooks.co.uk/).