Esta obra audiovisual de origen mexicano -estrenada en Chile hace unas semanas y protagonizada por Gael García Bernal- goza de imágenes de gran profundidad dramática y que motivan el interés histórico y antropológico por el país centroamericano. Asimismo, en su trama se puede encontrar entre líneas una metáfora del hombre moderno, y sus ansias de éxito como factor identitario y de legitimación social.
Por Rodrigo Torres Quezada
Publicado el 1.12.2018
En el año 1985 los medios de comunicación daban cuenta de un robo bastante particular ocurrido en Ciudad de México. Se trataba de un asalto acaecido en el Museo de Antropología. De este hecho se sirve el director azteca Alonso Ruizpalacios (1978) para poner en su filme Museo, del 2018, la relación que se da entre los ladrones, quienes en un incidente que hasta la hora se discute, planearon un robo casi absurdo.
La fuerza de la película recae en las interpretaciones de Gael García Bernal (que da vida a Juan Núñez) y en Leonardo Ortizgris quien hace lo mismo con Benjamín Wilson. Y es que personificar a unos hombres que deciden asaltar un museo, no es menor. A primera vista, parece algo ridículo teniendo en cuenta que las piezas que deciden hurtar nunca supieron traducirlas en grandes sumas de dinero y además, las medidas de seguridad del edificio dejaban bastante que desear (esta no es la historia de un asalto clásico a un banco). Sin embargo, en esta cinta también hay un drama.
Juan es la tradicional imagen del perdedor que no tiene claro qué hacer con su vida. Aún no termina su eterna tesis para titularse de veterinario y todavía no se ha ido de la casa de sus padres. Se puede encontrar entre líneas una metáfora del hombre moderno, en sus ansias de éxito y el cual parece carecer de puntos medios: o se alcanza la gloria o simplemente se cae en el abismo del olvido social. Por ello no deja de ser importante que sea el Museo Antropológico el lugar escogido para hacer este asalto. ¿No es acaso una forma de este hombre moderno, fracasado, de tomar la historia del ser humano y de alguna forma hacerla suya para reinventar el propio sentido de la vida que se está construyendo o destruyendo?
En cuanto a los detalles técnicos, la película goza de imágenes de profundidad y que motivan el interés (incluso en visitar un museo). Sin embargo, hay que poner bastante atención puesto que las conversaciones de pronto no se entienden del todo. La obra, por otro lado, sabe entretener a la vez que juega con subtextos relacionados con la historia de México en relación a qué se considera algo histórico y trascendente en dicho país, y que también puede leerse como un mensaje latinoamericano.
Asimismo, hay un mensaje acerca de la importancia patrimonial de un museo, lo cual se agradece sobre todo en tiempos que pareciera que lo relacionado con un legado histórico es solo un adorno tras una vitrina.
Tráiler:
Rodrigo Torres Quezada (Santiago, 1984) es egresado del Instituto Nacional “General José Miguel Carrera” y licenciado en historia de la Universidad de Chile. Ha publicado los libros de cuentos Antecesor (2014) y Filosofía Disney (2018) bajo el sello Librosdementira. También ha dado a conocer distintos relatos de su autoría en La Maceta Ediciones (2017) y la novela titulada El sello del pudú (Aguja Literaria, 2016). Lanzó, asimismo, el volumen de ficción Nueva narrativa nueva (Santiago-Ander, 2018), y obtuvo el primer lugar en el concurso V versión Cuéntate algo de Biblioteca Viva (2012). El año 2016, en tanto, se quedó con el primer lugar en el I Concurso Literario del Cementerio Metropolitano. Igualmente es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.