El encanto y la belleza de este escrito radican en la diversidad de observaciones que relata su autor: vemos a las clases sociales en Inglaterra, donde eres clasificado y socialmente situado a penas abres tu boca, cosa que él piensa será distinta en los Estados Unidos. Y compartimos los paseos, verdaderas odas al arte de andar en motocicleta, en un título que recuerda ese «On the road» beatnik de Jack Kerouac.
Por Nicolás Poblete Pardo
Publicado el 19.2.2019
On the move: a Life es la maravillosa autobiografía del doctor, escritor y profesor de neurología Oliver Sacks, conocido más popularmente por la adaptación de su estudio Awakenings al cine, con Robert de Niro y Robin Williams como protagonistas, encarnando a paciente y doctor, respectivamente. El autor inglés y judío (1933-2015) dedicó su vida a interactuar con pacientes psiquiátricos, proveyendo un enfoque hasta entonces único en el área de la medicina. Sus trabajos que complementan discurso científico y social, dan luz a conflictos actuales de gran relevancia y recurrencia, como las introspecciones respecto al espectro autista y las consideraciones y prejuicios que circulan en torno a las personas con Asperger.
On the move…, publicado el 2015, nos da la más acabada representación de Oliver Sacks, desde el momento en que es una elaboración hecha por él mismo, con ya más de 80 años. En este fascinante y muy entretenido documento, accedemos al centro del neurólogo, y también al entorno en el que se desenvolvió; a los maestros que lo iluminaron y a los pacientes a los que él alumbró. Citando, por ejemplo, a Temple Grandin, la etóloga y zoóloga genio, Sacks destaca su trabajo: “Temple nos obligó a ver el autismo y el Asperger no como déficits neuronales, sino como diferentes modos de ser, modos con sus propias y únicas disposiciones y necesidades”.
La vida de Sacks es fascinante desde muchos ángulos. Como en una narración gestacional, vemos la importancia de la madre, en el comienzo ya del libro. Se trata de una madre (judía) adorada, admirada, pero también temida. Ella es la madre médico, experta relatora de historias (al igual que el padre—Sacks insiste en la capacidad de ambos de contar historias y detallar visitas a los pacientes en sus casas) y también la que le pega la primera puñalada de su vida. Posteriormente, cuando Sacks relata el incentivo para terminar de escribir Awakenings, reconoce que tiene que ver con su madre, acaso la figura más compleja y simbólica de su vida. Al principio de la biografía, Sacks comparte la fatal reacción que tuvo su madre al enterarse de su homosexualidad. Le reprochó su condición (ya agobiada por la esquizofrenia de su hermano Michael) y le dijo: “Eres una abominación… deseo que nunca hubieras nacido”.
El encanto y la belleza de este escrito radican en la diversidad de observaciones que relata Sacks. Vemos a las clases sociales en Inglaterra, donde eres clasificado y socialmente situado a penas abres tu boca, cosa que él piensa será distinta en los Estados Unidos. Retrocedemos a su niñez y a las memorias del niño de 7 años, cuando es testigo del Blitz, el ataque que deja a la ciudad de Londres en llamas, en plena Segunda Guerra Mundial. Y compartimos los paseos, verdaderas odas al arte de andar en motocicleta. El título, que recuerda ese On the road beatnik de Jack Kerouac, es en realidad un poema de Thom Gunn, el renombrado poeta con quien Sacks desarrolló una intensa amistad, literaria y de un respetuoso afecto. En estos “solo rides”, como los llama, vemos a Sacks en su moto, describiendo las ilusiones ópticas de la carretera, las percepciones y distorsiones a gran velocidad, conduciendo desde la costa oeste, hasta llegar al gran cañón para ver el amanecer…
En el plano científico, Sacks admite su admiración por, por ejemplo, A.R. Luria, a través de la lectura de su trabajo Mind of a Mnemonist, donde el profesor de Harvard dedica su estudio a los límites de la memoria, la potencia de la memoria y la incapacidad de algunos casos para olvidar (y dice haber sido un documento ejemplar en la confección de su propio libro, Awakenings); Darwin es obviamente citado recurrentemente en la biografía, y Gerald Edelman también cuenta con un sitial aquí: sus trabajos sobre el sistema inmunitario le valieron un Premio Nobel en Medicina. Y también en las áreas artísticas Sacks tuvo sus apasionados contactos. Por aquí circulan nombres como los del Nobel inglés Harold Pinter. Se destaca la impresión que le causó al premio Nobel en Literatura 2005 la lectura de Awakenings, al nivel que quiso llevar el libro al teatro y, así, aportar a su lectura desde una perspectiva teatral que iluminó al mismo Sacks, al comprender los alcances de su propuesta, más allá de su valor como documento científico y social. Robin Williams es otro artista al que se le dedica atención, en especial, a su impresionante talento, que le permitía imitar (aunque esta palabra, dice, le queda corta) con un nivel de percepción abismante.
Hacia el final del libro, Sacks se cuestiona conceptos como “hogar”, “lugar”, “casa”, al comentar que la casa de toda la vida, es finalmente vendida, una vez muerta la madre, luego el padre. Quien queda es el hermano esquizofrénico. Sacks explica lo complicado de estos conceptos: la disociación que se experimenta al llegar a un lugar que ya no es tuyo; la diferencia entre visitas al lugar versus retornos al territorio propio… Y la autobiografía termina con una sensación de viaje circular; un viaje vital donde se rescatan las amistades, la naturaleza y la extraña plenitud que consigue escribiendo, en cuadernos, en papeles sueltos, en boletas, en libros… el arte de escribir, dice, sigue fresco, incluso en la ancianidad.
Nicolás Poblete Pardo (Santiago, 1971) es escritor, periodista y PhD en literatura hispanoamericana por la Washington University in St. Louis, Estados Unidos. En la actualidad ejerce como profesor titular de la Universidad Chileno-Británica de Cultura, y su última novela publicada es Concepciones (Editorial Furtiva, Santiago, 2017). Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.
Imagen destacada: El neurólogo británico Oliver Sacks (1933 – 2015).