El cómic de tres tomos se basa en el libro «Che Guevara, una vida revolucionaria» escrito por el periodista estadounidense Jon Lee Anderson. Para elaborar la biografía más completa del revolucionario argentino, el autor estuvo viviendo en Cuba por más de cinco años, teniendo acceso a documentos, fotos y diarios inéditos que guardaban la familia del político y el gobierno de la isla. Este trabajo de archivo funciona como el eje de los dibujos con que José Hernández ilustra la obra, construyendo una atmósfera que alcanza altos niveles de realidad: uno como lector se transporta, viaja y parece un integrante más de los distintos ejércitos guerrilleros de los cuales el médico trasandino fue parte.
Por Joaquín Escobar
Publicado el 8.3.2019
Las formas de expresar la historia de América Latina deben ser múltiples y variadas. Es un error circunscribir todo a la música y a la literatura convencional. Más bien, se debe preservar la memoria de cualquier forma posible, y todos los mecanismos que entrega la posmodernidad sirven para representar, rememorar y crear consciencia. Por lo mismo, debemos aplaudir a rabiar todas las novelas gráficas que -de forma cada vez más habitual- están retratando revoluciones victoriosas y revueltas fallidas, mostrando en dibujos y viñetas un tiempo que no debe desaparecer.
Che: Una vida revolucionaria es un cómic que mezcla los dibujos del mexicano José Hernández con los diálogos de Jon Lee Anderson. Publicada recientemente por la Editorial Hueders, la novela gráfica cuenta de tres tomos que cronológicamente datan la vida del revolucionario argentino. El último de ellos, “El sacrificio necesario”, narra sus dos últimos años. Entre pinceles y dibujos, viajamos hasta el Congo, para ver la fallida lucha que allí se libró por su independencia, y la cual Guevara -en sus diarios- catalogó como “la historia de un fracaso”. El Congo era un lugar estratégico, no sólo por su condición geográfica, también porque había que trasladar la Guerra Fría al continente africano. Era urgente ganar batallas, apoderarse de territorios y suministrar ideología. Guiado por Fidel, y motivado por una solidaridad a toda prueba, Guevara emprende una nueva misión: “Dejaba atrás casi once años de trabajo para la Revolución Cubana al lado de Fidel, un hogar feliz —hasta donde puede llamarse hogar la vivienda de un revolucionario consagrado a su tarea— y un montón de hijos que apenas sabían de mi cariño. Se reiniciaba el ciclo”. En el país africano no están las condiciones necesarias para una independencia: creencias populares sin fundamentos y poco armamento dan paso a una retirada antes de lo previsto.
Luego de un fortuito regreso del Congo, el Che parte hacia Bolivia. Ubicado en el corazón de América Latina, el país altiplánico era un eje fundamental para llevar la revolución a todo el continente. Al contrario de lo que sucedió en el Congo, Castro le dice que no viaje, que es un error ir hasta un lugar que no tiene las condiciones propicias para llevar a cabo un proceso guerrillero. Guevara, guiado por su impetuosidad, no escucha, y la mala planificación del viaje -entre otras cosas- termina con su muerte.
El cómic se basa en el libro Che Guevara, una vida revolucionaria (1997) escrito por Jon Lee Anderson. Para elaborar la biografía más completa del revolucionario argentino, Anderson estuvo viviendo en Cuba por más de cinco años, teniendo acceso a documentos, fotos y diarios inéditos que guardaba su familia y el gobierno cubano. Este trabajo de archivo funciona como el eje de los dibujos con que José Hernández ilustra la novela gráfica, construyendo una atmósfera que alcanza altos niveles de realidad. Uno como lector se transporta, viaja y parece un integrante más de los distintos ejércitos revolucionarios de los que Guevara fue parte.
El formato cómic permite ampliar el abanico lector, apostando por un público –en teoría– menos politizado el cual podría aprender y concientizarse en torno a las luchas existentes en Latinoamérica. De un tiempo a esta parte, se apuesta por introducir la figura de Guevara en medios culturales masivos. Por lo mismo, la novela gráfica se suma a este conjunto artístico donde la imagen predomina y funciona como estandarte.
Joaquín Escobar (1986). Escritor, sociólogo y magíster en literatura latinoamericana. Reseñista del diario La Estrella de Valparaíso y de diversos medios digitales, es también autor del libro de cuentos Se vende humo (Narrativa Punto Aparte, 2017). Asimismo es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.
Crédito de la imagen destacada: José Hernández.