El comentario de una nueva fecha de las transmisiones que realiza en vivo y en directo el Teatro Nescafé de las Artes de la Temporada 2018-2019 del The Metropolitan Opera House de la Gran Manzana, y que contempló este último fin de semana la exhibición de la segunda de las cuatro obras que componen el ciclo de «El anillo del nibelungo» creadas por el legendario compositor alemán.
Por Ismael Sánchez Rojas
Publicado el 1.4.2019
Probablemente, la experiencia de apreciar una ópera será siempre electrizante. No importa qué tan adecuado esté uno a este tipo de espectáculos; oír en vivo la misma aria que tantas veces se ha escuchado en grabaciones de mayor o menor calidad llena de una exquisita expectación. Con todo, acercarme al Teatro Nescafé de las Artes a escuchar la aclamada ópera de Richard Wagner (1813 – 1883) La walkyria (1870) tiene un sabor especial, pues tuve la oportunidad de apreciar una transmisión en vivo desde el Met de Nueva York (The Metropolitan Opera), con cantantes del más alto nivel y la batuta del maestro Phillipe Jordan.
La walkyria es una ópera que no necesita de mayor presentación. La historia de Brunilda —quien cae en desgracia tras desobedecer las órdenes de su padre atendiendo, sin embargo, al más íntimo deseo del mismo— nos conmueve por su fuerza; el amor incestuoso entre Siegmund y Sieglinde logra calar no solamente en la desdichada Walkyria, sino que pone al espectador en una extraña posición de aceptación; y la lucha eterna de los dioses entre sus deseos y sus deberes; lucha que en su majestad los iguala tanto a los humanos; son material suficiente para desplegar cuatro horas de una densa atmósfera. Es innegable que la mano refinada del orgulloso compositor alemán dio un renovado esplendor a la pasión y complejidad que se dibujan en las antiguas sagas germanas de las cuales bebió.
Todas las emociones y la variedad de colores que nos otorga la música del maestro son, sin lugar a dudas, el material de esta crítica. La firme batuta de Phillipe Jordan no solamente estuvo a la altura de la obra, sino que le hizo justo homenaje a su creador, quien además fue un excelentísimo director de orquesta. El escenario casi vacío que nos entregó el director de escena Robert Lepage se bastó solamente de una serie de paneles movibles que hacían las veces de bosque, hogar e, incluso, las cabalgaduras de las walkyrias. Esto no solo causa la impresión de una estética vanguardista, sino que permite dirigir la atención directamente sobre la acción. La unión de estos dos maestros nos brindó un espectáculo digno del Met. Sin embargo, hubo un tercer director, más oculto y anónimo.
Cuando asistimos a una ópera, solemos tener un panorama más o menos completo del escenario y nuestra vista baila entre los subtítulos, la orquesta y los cantantes. No obstante, la experiencia de asistir a una transmisión en directo nos quita esa libertad. Nuestra atención está dirigida por los planos (muy bien escogidos, debo decir) que nos otorga la pantalla. La interacción entre el espectador y la obra se ve mediada por las cámaras y la unión entre ambos tiene características especiales.
Es verdad, se agradece ver las facciones de estos excelentes cantantes, quienes además son actores de talla. Pero queda una sensación extraña en el ambiente, una conexión distinta se genera entre ellos y nosotros. Los aplausos son espontáneos tanto en el Met como en el Teatro Nescafé de las Artes. Nosotros recibimos sus voces, pero ellos no reciben nada a cambio. Queremos fervientemente hacerles notar nuestro agrado, pero algo hay entre ellos y nosotros que lo impide: una pantalla y unos cuántos kilómetros.
En resumidas cuentas, no deja de ser notable esto mismo. Que sabiendo que estamos viendo una transmisión en directo, nos transportamos de tal modo que olvidamos la distancia, olvidamos las barreras y solo queda espacio para el deleite. Después de todo, un espectáculo de tan alto nivel vale la pena verlo en HD.
La próxima fecha de la temporada de ópera 2018-2019 que exhibirá el Teatro Nescafé de las Artes será la obra Diálogo de carmelitas de Francis Poulenc el próximo sábado 11 de mayo, a las 13:00 horas.
Ficha técnica:
Director: Philippe Jordan
Cantantes: Christine Goerke, Eva-Maria Westbroek, Stuart Skelton, Jamie Barton, Greer Grimsley y Günther Groissböck.
Día de la exhibición: Sábado 30 de marzo de 2019.
Ismael Rolando Sánchez Rojas (1992) es licenciado en literatura de la Universidad de los Andes (Chile) y compositor amateur. En 2017 estrenó su obra para orquesta de cuerdas Siesta de una sirena y el año 2018 su elegía para orquesta de cuerdas Cuarzo en ambas ocasiones bajo su dirección. La misma temporada de su estreno tuvo la oportunidad de dirigir esta última en L´école de musique Vicent-d’Indy, y en el Conservatorio de Música de Montreal, en Canadá.
Tráiler 1:
Tráiler 2:
Crédito de las fotografías utilizadas: The Met de Nueva York.