A través de dos exponentes del acervo musical del caído imperio comunista, continuó el programa regular de la Orquesta Sinfónica Nacional. La agrupación dirigida por el maestro Leonid Grin ejecutó el «Réquiem» de Alfred Schnittke, con gran nivel vocal del tenor Felipe Gutiérrez y de la soprano Claudia Pereira, quienes destacaron por sus notas en piano y agudos difíciles de atacar. Las jornadas concluyeron con la Sinfonía Nº15 entregada en un estilo fúnebre, que rememoró en cada una de sus pistas al compositor alemán Richard Wagner.
Por Jorge Sabaj Véliz
Publicado el 6.11.2017
Un programa 100 por ciento soviético fue el que nos brindó la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile y la Camerata Vocal de la Universidad de Chile, todos dirigidos por su director titular Leonid Grin, en el concierto 15 de la temporada 2017, que tuvo lugar en la jornada doble del viernes 3 y del sábado 4 de noviembre, respectivamente.
Solo dos compositores nos mostraron, una obra cada uno, en orden de aparición, el «Réquiem» (1972-1975) para solistas, coro mixto y Ensemble de instrumentos, que incluía entre otros instrumentos una guitarra y un bajo eléctrico, del compositor ruso-alemán Alfred Schnittke (Enguels, 1934 – Hamburgo, 1998). A continuación, se presentó la Sinfonía Nº 15 (1971) del compositor ruso Dmitri Shostakovich (San Petersburgo, 1906 – Moscú, 1975).
Como ya lo hiciera en otros conciertos, antes de comenzar la interpretación, el director titular, Leonid Grin, realizó una breve introducción al programa. Ambos compositores fueron de lo más granado de la cultura soviética del siglo XX, Shostakovich fue el mentor y héroe personal de Schnittke, a quién éste siguió durante toda su carrera.
Asimismo, destacó lo inusual y especial de reunir por primera vez dos réquiem uno pequeño, para coro y agrupación instrumental, diferente a los tradicionales réquiems, “grandes” para misas e iglesias. Este es más bien para una sola persona que expresa sus ideas.
El otro réquiem, grande para orquesta y sin coro, es la Sinfonía Nº15. Shostakovich, después de una semana de enfermedad, casi no podía moverse, sufrió mucho y escribió una obra retrospectiva, en la que resumía las distintas etapas de su vida en cada movimiento de la partitura, desde su niñez y juventud, hasta la adultez y vejez. Es así como el segundo movimiento es más contemplativo, con un solo de chelo, en cambio el tercer movimiento, scherzo, es una brutal protesta contra la dictadura de Stalin. El último movimiento trae una marcha fúnebre inspirada en la opera Götterdämmerung, de Ricahard Wagner, así como reminiscencias a «Tristán e Isolda». Contiene bellas melodías y un ritmo peculiar que nos indica que la existencia se acaba.
El primer Requiem se inicia con tres campanadas, en piano, a la que se suman progresivamente sopranos y mezzos, como en una antífona, luego los tenores para culminar con los bajos ya en forte. Las voces femeninas captan bien el sentido de la apertura y terminan nuevamente en piano con campanas. El Kyrie, discurso iniciado por voces femeninas, bajos, progresivamente hacia el fortísimo en tutti con disonancias del teclado eléctrico. Las sopranos solistas exageran el patetismo, hay cambios dinámicos y silencios.
Dies Irae. Frase comenzada por bajos. Orquesta acompaña con acordes disonantes, en fuga hacia el Forte. Notas marcato y forte de orquesta y coro para terminar. Tuba mirum. Canto expresivo. Notas muy graves en los bajos. Una marcha alocada marcada por el piano y el órgano. Orquesta acompaña adecuadamente al coro que se apaga quedando un solo de trombón y trompeta. Rex tremendae. Con influencia del «Carmina Burana», de Carl Orff. Notas cortadas del coro y un término brusco. Recordare. Soprano y tenor en disonancia. La soprano lleva la melodía, canto desolado con intervalos no armónicos. Acompañamiento tenue del piano y el órgano. El coro logra bellos momentos expresivos. Excelente final a cuatro voces entrando a escalas en piano.
Lacrymosa. Se inicia con la solista soprano efectiva y precisa, seguida por la mezzo algo dubitativa en su entrada pero con bellos graves. Diálogo de solistas con acompañamiento de timbal. Soprano con notas altas, tenor con frases cromáticas descendentes. Claudia Pereira destaca por sus notas en piano y agudos difíciles de atacar. Canto contenido y doloroso. Domine Jesu. Difícil de afinar y rítmicamente complejo. El coro logra sortear el desafío. Hostias. Bello sonido de conjunto, expresivo. Armonías consistentes. Sanctus. Difícil entrada del tenor solista en piano y sin casi acompañamiento, sólo el bajo eléctrico. Interpretación que da el tono angustioso. Soprano y tenor repiten la misma melodía. El tenor y la soprano solistas exhiben bellos timbres. La cuerda de tenores apoyando y apoyándose en su solista. Una voz en falsete para abordar el piano en el registro medio de la tesitura. En el Hosanna in excelsis el xilófono en un diminuendo fugaz sólo con un bajo de fondo.
Benedictus. Bello tono de bajos. Cada cuerda con su timbre y personalidad aportando a la interpretación. Los bajos cantando en función del conjunto. Agnus dei. Dificilísimo de afinar, con notas disonantes de la orquesta y entadas en intervalos no convencionales. Se ve al coro concentrado, cantando en piano con eficacia. Credo. Entrada de bajos hacia el forte con piano y timbal, súbita aparición de una batería. Letanía de los bajos y entrada del tenor solista con melodía en piano muy bien lograda. El coro desarrolla una melodía con carácter de himno acompañados por bombo, campanas y batería. Cambios de ritmo. Fortísimo con el timbal y sopranos en notas muy agudas y disonantes, altamente expresivas. Requiem. Letanía en pianísimo de dos voces soprano. Retoman el tema del inicio. Coro manejando a la perfección el cambio dinámico y las armonías disonantes, con frases largas y cromáticas, difíciles de afinar. Pianísimo repitiendo la letanía en las voces sopranos para perderse acompañadas de campanas. Ante los repetidos aplausos el coro repitió el último número como bis.
El segundo «réquiem», la Sinfonía Nº15 se inicia en su primer movimiento con el tema presentado por la flauta para continuar con el fagot y las cuerdas. Buena compenetración entre la sección de percusión y resto de la orquesta. De carácter eminentemente rítmico el tema es recorrido por distintos instrumentos en variaciones. Una sección de la obertura de la ópera «Guillermo Tell», de Gioacchino Rossini es utilizado como leitmotiv durante todo el movimiento. El segundo tema es expuesto por la orquesta en tutti con un sonido macizo. Participan solistas de violas, con flauta y percusión. Staccatto de cuerdas y tambor militar. El tema expresa el impulso de la juventud del compositor. Excelente sección de bronces con sonido poderoso y homogéneo y la precisa participación del tambor marcial.
El segundo movimiento se inicia con un preciso ataque de los bronces en un coral bellamente desarrollado. El chelo en su solo se vio algo dubitativo en algunos intervalos y en el sonido mismo, poco consistente, sobre todo en las notas agudas. Los bronces a gran nivel citando la opera wagneriana. Por su parte el concertino pudo sortear adecuadamente la dificultad que le ofrecían los intervalos en su solo. Buen sonido de pizzicato de contrabajos y de chelos. Bien logrado el solo de trombón, sonido con matices y el dúo con la tuba. Las flautas un poco tímidas. Todo el movimiento es un diálogo de solistas y dúos. En el tutti en forte orquestal hubo problemas de acoplamiento, la percusión se escuchó algo débil. Bello unísono de cuerdas en piano. Juego de clavicordio, xilófono y staccato de chelos en piano.
El tercer movimiento nos mostró un buen solo de clarinete y dúo con el fagot. Los cambios rítmicos y tímbricos exigieron de la orquesta mucha concentración y continuidad.
El último movimiento se inicia nuevamente con el motivo de la marcha fúnebre de Wagner, con timbal y bronces. Los violines toman una melodía lírica con acompañamiento en staccato de las demás cuerdas. El oboe solista con su bello sonido y fraseo. Un vals lento desarrollado por violines primeros, segundos con staccato de cuerdas graves. Buena intervención del corno solista. En los tutti quedaron al debe. Hubo una pequeña descoordinación de los violines primeros en un pasaje de escalas evidentemente difíciles, problemas rítmicos de entradas en los staccato. Bien el fagot. El movimiento toma y retoma sus temas con insistencia. Los violines primeros desarrollan un tema con staccato de las demás cuerdas interrumpidos por trompetas en sordina, bombo pianísimo y triángulo. El movimiento termina con una nota larga de cuerdas mientras la percusión juega con un xilófono, batería militar y timbal hasta perderse el sonido.
La temporada 2017 de la Orquesta Sinfónica Nacional prosigue el próximo viernes 10 y sábado 11 de noviembre, con el Concierto 16 del programa regular. Se interpretarán obras de León Schidlowsky, Aram Khachaturian, y Wolfgang Amadeus Mozart. La cita será en el Teatro de la Universidad de Chile, ex Baquedano, a las 19:40 horas.
Tráiler:
Crédito de las fotografías: Centro de Extensión Artística y Cultural de la Universidad de Chile