El filme de Martin Scorsese exhibe la influencia del crimen organizado, de la mafia, y de sus actividades relacionadas -el sindicalismo de los camioneros- a fin de registrar audiovisualmente esa sociabilidad oculta y ritual que cinceló el transcurso político de la segunda mitad del siglo XX, en la nación de mayor poderío militar, financiero y cultural del planeta.
Por Cristián Garay Vera
Publicado el 1.12.2019
Este es el gran estreno de Netflix en la pantalla chica, que en Chile, como en otras partes, se exhibió también en el contexto de cines para un restringido público. Netflix democratiza esta experiencia de tres horas y media desde el pasado miércoles, en que tenemos la historia monumental del mundo del crimen organizado y parte del sindicalismo estadounidense bajo el prisma de uno de sus protagonistas menores.
Basado en el libro de Charles Brandt, I Heard You Paint Houses y cuyo guión se debe a Steven Zaillian, estamos ante una joya de Martin Scorsese que recolecta a sus grandes actores para sobre esa soberbia base ofrecernos la historia de un sicario y guardaespaldas al servicio de Jimmy Hoffa (Al Pacino), el célebre dirigente sindical, desde la mentalidad de un grupo de mafiosos que están en el borde de su vida, tratando de ajustar sus cuentas pendientes.
Estamos frente a un Estados Unidos que es tierra de oportunidades para un grupo de inmigrantes y perdedores que, de otra manera no hubieran llegado a mucho. Y dentro de estos, un obrero, Frank Sheeran (Robert de Niro), descubre que hay maneras de hacer pequeños favores y ascender en el mundo del crimen y la corrupción. Su ascenso y consolidación tiene dos variables simultáneas, la mafia y la protección de Rosell Buffalino (Joe Pesci), y el gran sindicalismo que controlaba las rutas de Estados Unidos y el cual levantó un imperio a través del clientelismo de favores sociales y la promesa de pensiones.
En este fresco de tres horas de duración, los detalles importan. Frank ha peleado en Italia bajo el general Patton, y es capaz de conversar en ese idioma y obtener la confianza con los nuevos jefes que le sacan de transportista. Será el “irlandés” fiel, asimilado a los italoamericanos. Convivirá con la mafia judía y con los intereses económicos de sus patrones criminales y sindicales, usando parte de sus habilidades militares en bombas contra empresas.
El mundo del gran sindicalismo estadounidense es descrito como una máquina de poder y corrupción ejemplificado en Jimmy Hoffa. Un visionario y porfiado dirigente sindical. El amo de las carreteras, el líder de los camioneros, el que parte y reparte beneficios. También a lo largo de este filme jefe, amigo y contraparte de Frank. Y un tío insuperable, para su única hija con conciencia moral y sentido de la tragedia humana que es su familia.
A diferencia de El Padrino que es una tragedia de principio a fin, El irlandés se desenvuelve sobre la vida de una generación de mafiosos que carece de arrepentimiento. Su protagonista a lo más ajusta –o trata- las piezas sueltas de su vida familiar, y observa la decadencia como un paso lógico, asombrados quizás de no haber muerto como muchos de ellos en las luchas internas.
Narrado desde los mafiosos, aquí no hay lucha contra la policía, ni tampoco ella interviene en exceso. Se trata del manejo interno del crimen organizado. Su vida íntima, sus operaciones, y la limpieza de casas para borrar las huellas. Las mismas convicciones religiosas católicas son parte de un ritual en el cual está la marca de su origen italiano, pero no desciende sobre sus itinerarios personales. La promesa del arrepentimiento es algo más burocrático para hombres que saben el peso de sus pecados, pero lo consideran detalles técnicos de su oficio.
El ascenso de esta cohorte de hombres está señalada en la sofisticación creciente de sus casas y familias. Los que llegan a viejos ven todo como un camino lógico, en el cual la lealtad a las órdenes es sustantiva. Y Frank es maestro en ejecutarlas, sin preguntar mucho y aplicar paños calientes a las discusiones entre sus amigos. Atrás quedan los los años 40, 50, 60 y 70 descritos en la dirección de Scorsese con magnifica fotografía (Rodrigo Pieto) y música (Robbie Robertson). Si en Buenos muchachos el fresco era un abrir y cerrar de ojos, este es un viaje posterior más allá de las fechorías hacia la muerte, donde los protagonistas atraviesan varias décadas o mueren en su transcurso. Dadas las dimensiones de la narración, no sobra metraje. Es un película larga y apasionante, donde varios actores excepcionales acompañan su vejez a la narración de ficción, ahí están Al Pacino, Pesci, De Niro, y las excelentes mujeres que contemplan o son cómplices de aquellos. Todo el grupo de actores es además la propia banda de hermanos con que Scorsese filma su propia vejez llena de fuerza. Excepcional es el trabajo de Al Pacino, que en su crespúsculo muestra esa porfía del que no quiere abandonar las pistas, quien ha pisado la cárcel, y que enfrenta con valor una maquinaria a la cual no puede superar.
En esta película no hay redención ni dolor. Los asesinatos son un asunto laboral, pero la vejez en cambio es una pulsión inevitable que los deja al margen, sin posibilidades de poder reinsertarse después, menos si caen presos. Al fin y al cabo, se pierde poder y donde hablar del pasado es meramente referencial para esa elite criminal y sindical que se conecta y mueve con otras del gran país del norte, yaciendo con naturalidad en el paisaje cotidiano.
El irlandés (The Irishman). Dirección: Martin Scorsese. Guion: Steven Zaillian. Música: Robbie Robertson. Fotografía: Rodrigo Pieto. Elenco: Robert de Niro, Joe Pesci, Al Pacino, Booby Carnevale, Ray Romano, Anna Paquin, Harvey Keitel, Kathrine Narducci, Larry Romano, India Ennenga, Jake Hoffman, Jeremy Luke. Estados Unidos. Netflix, 2019. 210 minutos. Basado en I Heard You Paint Houses, de Charles Brandt.
También puedes leer:
–El irlandés, de Martin Scorsese: La inclemencia del tiempo y el credo del soldado.
–El irlandés, de Martin Scorsese: Conservadurismo revolucionario.
Cristián Garay Vera es el director del magíster en Política Exterior que imparte el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile, casa de estudios de la cual además es profesor titular.
Asimismo es asesor editorial del Diario Cine y Literatura.
Tráiler:
Imagen destacada: Un fotograma del filme El irlandés (2019), de Martin Scorsese.