La ópera prima de la poeta chilena Mariana Camelio se expresa al modo de un símbolo lírico de la integridad ambiental -bastante castigada- debido a las conocidas minas de carbón a cielo abierto del archipiélago magallánico, que titula su libro.
por Felipe Espinosa Alarcón
Publicado el 22.1.2020
Las liebres y zorros se escapan de los poemas de Isla Riesco (Jampster Libros, 2019) la primera publicación de la poeta magallánica Mariana Camelio Vezzani (Punta Arenas, 1994), quien también ha aparecido en Maraña: Antología de poesía chilena joven (Editorial Alquimia, 2019) y que asimismo ha sido galardonada con una mención en la categoría de Poesía del Premio Roberto Bolaño, entregado por el Ministerio de las Culturas y las Artes de Chile. Por lo que la presentación de este volumen constituye el cierre de un año sin duda significativo para la poeta.
En los poemas de Isla Riesco sobresale la imagen del paisaje. El mar, los pastos, los animales pequeños, las ballenas y el carbón se cuelan en imágenes armadas con precisión. Esta obsesiva e incisiva descripción de elementos y sensaciones interviene como una vivisección. Como si el hablante realizara un corte en la realidad para evidenciar por medio de las palabras lo relevante que hay en ella: “la descripción rigurosa de un cuerpo/ comienza por los dedos/ te vi caminar entre los árboles/ con los ojos en las manos” (p. 23). Esta focalización configura partes de una narración mayor. El hablante desarma y observa, lo que entrega una cierta impresión de transparencia. De todas formas, esta forma de transparencia vislumbra la tensión en que surge el lenguaje, el conflicto que subyace en los poemas de Isla Riesco.
Así, se destaca la potencia en la experiencia sensible de la geografía/paisaje, calibrada de tal forma que permite la evocación de la memoria acerca de un territorio conocido y la extrañeza de lo ajeno por medio de sensaciones de la fragilidad, plagadas de contención y visualidad: “el territorio se divide/ según tres tipos de toponimias/ elijo las que remiten a sucesos del pasado” (p. 9).
Los poemas se sumergen en el territorio. La voz del hablante resignifica el espacio en conflicto apropiándose del mismo, se trata de una afirmación en la belleza de la catástrofe. El peso del destino está presente en cada uno de los detalles descritos. El círculo cierra en la fatalidad del desastre, sin embargo, encuentra lo luminoso en la presencia inalterable de lo salvaje: “los glaciares pueden fluir como ríos/ pasar entre montañas creando grietas/ acarrean restos de roca y sedimento/ el campo de hielo/ se vuelve barro a mi alrededor” (p. 40).
Finalmente, es notable la forma en que el hablante ejecuta esta apropiación del paisaje y la reconfiguración del espacio. Es probable que nunca podamos recuperar el daño que las tronaduras han realizado en la isla. Pero la permanencia y eficaz proyección de la imagen poética, ya lo ha hecho posible. De esta forma, las liebres y zorros de Mariana Camelio han salvado a Isla Riesco de la destrucción total.
Felipe Espinosa Alarcón (Chillán, 1989). Poeta y estudiante de quinto año de Derecho. Gestor de las Jornadas de Derecho y Literatura de la Universidad Diego Portales (2018 – actualidad). Expositor del primer Congreso de Derecho y Literatura de la Universidad Austral de Chile con la ponencia “Despojados de la verdad” (2019). Expositor del coloquio “El rol del arte en el proceso constituyente”, organizado por la Facultad de Derecho de la Universidad de Valparaíso (2019). Moderador del coloquio “La norma como símbolo y sus implicancias políticas” en las Jornadas de Derecho y Literatura de la Universidad Diego Portales (2018). Impartirá a partir de marzo de 2020 el “Taller de Escritura Creativa” junto con la escritora Fernanda Zamora.
Crédito de la imagen destacada: Jampster Libros.