Uno de los mayores poetas peruanos y latinoamericanos de la actualidad (y derechamente «hispano» para un amplio sector de la crítica especializada penínsular) envía con dedicatoria al Diario «Cine y Literatura» parte de su producción lírica, la cual se caracteriza por adscribir a una honda y alta calidad creativa. Residente en Madrid desde hace casi una década, el autor limeño fue galardonado en 2015 con el prestigioso premio “Poetas de Otros Mundos”, que otorga anualmente el Fondo Poético Internacional de España.
Por Leo Zelada
Publicado el 13.1.2018
Diálogo entre la voz y el silencio
–¿Qué profesión tienes?
–Poeta
–O sea, te vas a morir de hambre
–Al contrario, voy aplacar tu sed.
Aurora Boreal
Una hormiga roja
atraviesa
en silencio
mi libro de Pessoa.
Arde en diciembre un témpano de hielo.
Homo No Sapiens
Ayer hablé demasiado y no logré aliviar mi dolor. Odio las
palabras. Desde que estoy lejos de mi patria he empezado a
hablar más. Aunque creo que me comunico menos.
He permanecido la mayor parte de mi vida en silencio y ahora
me sorprendo de mi locuacidad inusitada.
La luna me hace recordar mi destierro. Mi tragedia innombrada.
Escribo cuando todos duermen. La noche es mi amante. Como
un búho miope salgo por las calles sin sentido…. Recalo en la esquina de un bar. Observo el escenario con nitidez.
Personajes que emiten ruidos extraños con la boca. Ademanes
falsos y superficiales. No me reconozco entre ellos.
Estoy tan lejos de todos.
Prefiero la soledad de las avenidas a la compañía de mis
semejantes.
A veces no me siento humano.
Búho Blanco
El aliento del ciprés
me da en este instante
refrescante sosiego
Hace tiempo que no me siento solo
en la banca de un parque
Hace demasiado tiempo
que no salgo por la tarde
a impregnarme del destello
de la tarde
en mi cuerpo
Sí,
me he ido
acostumbrado poco a poco
a ser un animal melancólico
de la noche
He quedado cubierto del resplandor
materno de la luna
Has atravesado la noche
quedando puro como un
témpano de hielo
Ahora posees
la serenidad del blanco búho.
Transpoética
Hace demasiado tiempo que me dura esta resaca maldita.
Hace demasiado tiempo que aguanto esta bohemia incansable.
Hace demasiado tiempo que beso en la noche el oculto misterio.
Hace demasiado tiempo mi cuerpo es literatura.
Bajo mis pestañas de nieve hay un eclipse de luna
y una pregunta
¿El tiempo es un vestido negro que el universo se pone para ti?
Todas las madrugadas de regreso a casa
converso con Cervantes y Quevedo en mi calle
y por la mañana me tomo el café con Lope de Vega.
Salgo de mi habitación
pero mi mente desvaría y contempla auroras boreales
donde otros solo ven faroles cenizas.
Como Alonso Quijano no sé qué es fantasía
o dónde acaba la página en blanco.
Baudelaire se sienta ahora en mi mesa.
Poesía es el candor del poema
en esta sala.
En cada baño vomito mis versos imperfectos
y en cada barra de un bar
abjuro de un improvisado confesor al cual
religiosamente maldigo.
En la pista de baile danza la esquiva metáfora,
porque la noche es larga y esto recién empieza.
No juegues con palabras que como infalibles gallinazos
acabaran ahogándote en un vaso de vodka y tónica agua.
Con colegas poetas escribo poemas
a cuatro manos en libretas innombrables,
servilletas y bolis de colores,
mientras hablamos de la vida puta y amores funestos
y echamos una risas con unas copas.
Solo entonces logramos hacerle una zancadilla
sorpresa a la muerte y hacerla caer de culo.
Con abrigo y bufanda devoro este ciudad inmensa.
En las plazas convoco a Lorca y Vallejo,
en cada calle angosta discuto con Bolaño
y en un portal le toco el timbre a Borges y lo despierto.
Como un Jaguar en medio de cazadores blancos,
callado espero mi momento para saltar.
Las horas avanzan
como el universo bajo nuestros pies
mientras el licor es ahora mi sangre.
Estoy tan ebrio de poesía que no necesito beber más.
Pero la noche me llama…
Sigamos entonces adelante,
¡Loca, loca, loca poesía!
Hasta sentir el frenesí azul.
Hasta alcanzar las estrellas en peldaños de plata.
Hasta convertir el insomnio en una autopista
de palabras durante la noche.
Hasta contemplar otra vez el mundo con sorpresa.
Hasta ser la poesía misma, polvo interestelar,
hijo de la madre tierra, poesía hecha carne.
Leo Zelada (1970). Seudónimo literario de Braulio Rubén Tupaj Amaru Grajeda Fuentes. Poeta y escritor. Ha publicado los poemarios: «Delirium Tremens» (Lima, 1998), «Diario de un Cyber-Punk» (D.F. México, 2001), «Opúsculo de Nosferatu a punto de amanecer» (Lima, 2005), «La senda del dragón» (Madrid, 2008); la novela «American Death Of Life» (Lima, 2005), y el libro de versos «Minimal poética» (Madrid, 2010). En el mes de mayo del 2013, se lanzó por Vimeo y You Tube, el cortometraje documental titulado “Leo Zelada. Underground Poet”, realizado por la productora audiovisual española, Amagifilms. Premio a la obra «Poetas de otros mundos» otorgado por el Fondo Poético Internacional de España en el 2015. El 2016 ha publicado su último libro titulado «Transpoética» con el prestigioso sello Vaso Roto Ediciones. Tiene un blog llamado Diario de Dragón con más de 275 mil visitas. Colaborador habitual del diario Madridpress. Reside en Madrid, España.
Imagen destacada: El actor Eduardo Noriega con la Gran Vía de Madrid de fondo, en un fotograma del largometraje de ficción «Abre los ojos» (1997), del realizador hispano Alejandro Amenábar