Las veintiún crónicas de este volumen (publicado por Editorial Aparte, 2020) conforman un libro entretenido y escrito en un lenguaje llano y preciso, y en el cual se entrega una imagen clara de una época y de sus instantes en el tiempo colectivo.
Por Rodrigo Barra Villalón
Publicado el 9.7.2020
Gabriel Zanetti (Santiago, 1983) es uno de los fundadores de revistalecturas.cl y Lectura Ediciones, columnista en diversos medios como The Clinic y revista Desastre, trabaja como editor y profesor de escritura.
“Don Héctor era el salmón que venía de vuelta, río arriba, sin picar con nada, a esconder los últimos huevos y yo el hambriento pejerrey, lleno de energía, torpe pero veloz, iluso, en aguas aparentemente tranquilas”.
Los veintiún relatos que conforman El pejerrey corresponden a crónicas publicadas en diarios y revistas, otras, inéditas. La crónica como género literario se encarga de recopilar hechos históricos narrados en orden cronológico, cosa que hasta cierto punto se cumple en el libro de Zanetti, puesto que parte relatando sus primeras experiencias como pescador (el nylon que los une) para luego avanzar con una suerte de diario de vida contando en primera persona la condena del trabajo, los problemas del día a día, fútbol ensalzando al lonco, experiencias de juventud y mucha, tal vez demasiada memoria televisiva generacional, para luego volver a su niñez en algo que más bien se acerca al cuento y la nouvelle por sus múltiples referencias literarias.
Mucho dato preciso y nombre volátil me interroga si en una década alguien, de las nuevas generaciones, sabrá de figuras de la TV o lugares mencionados. Lo que justifica su clasificación; los buenos cronistas aprehenden objetos de forma precisa.
Con una edición impecable, solo conté una errata, en el nombre de un medicamento (Amobal, p.30), pero que, si no la tuviera, no sería un buen libro.
Eso es, un buen libro, entretenido y escrito en un lenguaje llano y preciso. Sin pretensiones lingüísticas que nos retrotrae a calibrar el espesor de una experiencia de autor en donde se respira melancolía, entregando una imagen clara de una época e instantes en el tiempo; describe situaciones y analiza fenómenos, como si quisiera mientras escribe, despejar su conciencia para que una realidad ida, simplemente aparezca. Ojalá, de la mano de su abuelo salmón, don Héctor, para transmitirle los secretos de la pesca a ese pejerrey ya transformado en cauque.
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Rodrigo Barra Villalón nació en Magallanes, zona austral de Chile, en 1965. Cirujano dentista titulado en la Universidad de Chile, ejerció durante algunos años para luego dedicarse a la actividad empresarial en un ámbito del que recién se comenzaba a hablar: Internet. La literatura siempre fue una pasión, pero se mantuvo inactiva por razones de fuerza mayor. Hasta que en 2018, alejado ya de temas comerciales, tomó la decisión de convertirla en un imperativo.
Durante ese año sometió su escritura al escrutinio de diversos editores, talleres y cursos: lanzó su primer libro de cuentos y de crónicas políticas del período de la dictadura (1973-1991), Algo habrán hecho (Zuramerica, 2019), el cual obtuvo una positiva reacción por parte de la crítica especializada y del público lector.
Luego vendría Fabulario (Zuramerica, 2019), una colección de 37 narraciones de ficción alegóricas y se encuentra trabajando en su primera novela: Un delicioso jardín. Es socio activo de Letras de Chile.
Asimismo es redactor estable del Diario Cine y Literatura.
Crédito de la imagen destacada: Editorial Aparte.