Las metamorfosis de un «Chacarilla Boy»

Han transcurrido 43 años desde aquella gesta de pantomimas, donde los 77 jóvenes de esa jornada, cuya religiosidad y fervor a la patria estremecieron al país, demostraron pasión por la tortura y por la muerte. El más destacado de estos serafines que ha sobrevivo a los avatares del destino, al porfiado olvido, se llama Joaquín Lavín, y es el actual alcalde de la comuna de Las Condes.

Por Walter Garib Chomalí

Publicado el 4.9.2020     

En su tranquila infancia, donde nada faltaba en el hogar, don Joaquín Lavín Infante vivió como cualquier niño de la burguesía. Cuando le sonreía la juventud, abrazó al pinochetismo, entiéndase dictadura, auspiciada por la oligarquía. Él y 76 acólitos, le fueron a rendir pleitesía al dictador Augusto Pinochet, el cual envanecido por quienes lo adulaban y trataban de libertador, precisaba el reconocimiento de la juventud de aquella época.

Antorcha en mano, los jóvenes ascendieron al cerro Chacarillas, en beatífica ceremonia patriotera, donde se hallaban entre otros, Andrés Chadwick, Coco Legrand, José Alfredo Fuentes y Manuel Pellegrini, el entrenador de fútbol. Esa noche de bravata y ópera bufa, acompañaron al dictador, para entregarle el apoyo de la juventud chilena. «El futuro de Chile está siempre en vosotros», les afirmó el déspota.

Han transcurrido 43 años desde aquella gesta de pantomimas, donde los 77 jóvenes de esa jornada, cuya religiosidad y fervor a la patria estremecieron al país, demostraron pasión por la tortura y por la muerte. ¿Quiénes han sobrevivido y continúan admirando al jefe? Algunos lo manifiestan sin tapujos, y otros, se mimetizan en el paisaje público, mientras visten ropajes de demócrata. La oscura noche ha quedado en el recuerdo, olvidada actriz de vaudeville, sin embargo, en cualquier instante puede regresar, montada en uno de los caballos del Apocalipsis.

El más destacado de estos 77 serafines que ha sobrevivo a los avatares del destino, al porfiado olvido, se llama Joaquín Lavín. Alcalde de Las Condes, no se arruga en plagiar a Daniel Jadue, alcalde de Recoleta. Como los tiempos son otros, los actores cambian y las farsas quedan desprestigiadas, Lavín se ha convertido en socialdemócrata.

¿Se le puede negar este cambio radical? Desde luego que no. ¿Hay sinceridad en ello? Se ignora. ¿Representa acaso una nueva ideología encaminada a salvar al capitalismo? El tiempo lo dirá. ¿Ha renegado de esas posturas fascistas que lo marcaron durante la dictadura? Es un misterio. Como saber cuál es el sexo de los ángeles.

La socialdemocracia aspira a establecer los contextos necesarios para que el capitalismo trasfiera a mayores beneficios democráticos e igualitarios a la población. Así, la solidaridad debe permear sus políticas en beneficio de la sociedad. A menudo se relaciona con el conjunto de políticas socioeconómicas, que se hicieron en el norte y el oeste de Europa. No abandona el concepto de capitalismo, pero lo trata de humanizar.

En nuestra vida política, darse volteretas en el aire es pasión de un buen contingente de aspirantes a mimetizarse y renegar del pasado. Entregar ejemplos, llenaría de bagres, pulpos y tiburones hambrientos, el océano Pacífico de Chile, y aunque dejó de ser del país, pero sí de una casta de privilegiados, en algo nos afecta.

Ya no se puede usar la expresión “a pan y agua”, pues el pan subió de precio y el agua está privatizada. Para identificar a estos personajes, a menudo sacados de la farsa, se acuñaron los términos “darse vuelta la chaqueta”, “sentarse en el piano” o “travestismo político”. Ahora, en esta pandemia, cuando apenas podemos asomar las narices por la ventana, me atrevería a agregar la expresión: “maquillarse con mejunjes equivocados”.

A semanas del plebiscito, metidos en nuestros hogares como si fuésemos fuentes de epidemia, observamos las veleidades de los candidatos a la presidencia. Quizá a causa de las abundantes lluvias —a esta hora llueve mientras escribo esta crónica— al escampar aparecen las callampas, o las setas como dicen los siúticos, pues el término callampa los sonroja. Desde luego, las hay venenosas y de consumirse, puede ocasionar la muerte. No se trata del callamperío representado por las miserables viviendas de cartón y tablas que día a día surgen en la periferia de las ciudades, sino de la capacidad de algunos candidatos a la presidencia.

Si existe voluntad de derrotar a la oligarquía y a tanto candidato callampa, se debe elegir como el abanderado del pueblo, entre tres figuras: la diputada Pamela Jiles, la doctora Izquia Siches y el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue. Un trío para soñar.

 

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Walter Garib Chomalí (Requínoa, 1933) es un periodista y escritor chileno que entre otros galardones ha obtenido el Premio Municipal de Literatura de Santiago en 1989 por su novela De cómo fue el destierro de Lázaro Carvajal, y el premio de novela Nicómedes Guzmán en 1971.

 

Walter Garib Chomalí

 

 

Crédito de la imagen destacada: Agencia Uno.