«Caja de cambio», versos de Marcelo Arce Garín

El poeta chileno envía para el diario «Cine y Literatura» algunos poemas de su último crédito, en un texto que acaba de ser publicado por Ediciones Etcétera (2016), una casa impresora de la ciudad de Concepción. Su firma es la de un autor perteneciente a la nueva promoción de creadores surgidos a partir de 2005, y se dedica a la encuadernación para ganarse la vida. No proviene de los espacios «tallerísticos» tradicionales y tampoco es parte de la maquinaria universitaria de las pedagogías en comunicación y lenguaje del país. Ha sido invitado a participar en diversas antologías, revistas y páginas web. Con anterioridad lanzó «Exhumada» (Mantra Editorial, Santiago de Chile, en 2009), y actualmente trabaja en su tercer título, al cual sugerentemente ha bautizado como «Vértebras».

Por Marcelo Arce Garín

Publicado el 1.09.2017

 

Y la conciencia de la pérdida
me da la conciencia de mi diversidad.
¿Qué sucederá a partir de esta noche?
Pier Paolo Pasolini, en Teorema

 

La patria se triza en mil pedazos

su columna

es astilla uniforme

mancha del ocaso

 

En la camilla

                       ACOMODADA SEDADA GLOTONA

 

the stupid memory

desglosada en ecuaciones ecuménicas

 

Coscachos junto al sauce

tripas vegetales que contorsionan

el verde que te quiero verde

calostro sangriento junto al Mapocho

 

 

El hedor del pecho está

 

Todo el Pacífico

rodó por el Puente Bulnes

 

De nadie es tu voz

solo el canto del cuculí

absorbe la diestra

del amanecer

 

CANTO AMBIGUO

Un sujeto vil danza

 

La noche es larga

amoríos terrestres

celestiales

cortados sin previo aviso

El corazón morado a puñetazos

solloza en las cornisas

 

Húmedo el yeso

conduce a la corrección

Arremolinamos cal arrancado de las aves

 

Reposan las mandíbulas

bailando un vals univoco

 

Trizados transpiramos

eclíptico

resecos

fotografiando al vencido

Solo queda beberse todo el salario

 

 

USO TU PIEL COMO BANDERA

Y LA COLOCO A MEDIA ASTA

 

Duelo en sol

CANTO ANCESTRAL

duelo en mí

CANTO NEGRO

 

Rodillas rotas

LLANTEN

yerba bella plebe

ascenso brutal

en el cemento

 

ungida la sangre

sigue la fiesta

 

Besé pisos y charqui

sepultando evidencias y consignas

UNDOSTRES arranquen

 

El cielo enrojecía

Correteando al naranjo

y las hojas caídas reclamaban

la trizadura del otoño

 

Los cartoneros comunales

se toman la calle

y el frío parte sus manos

gruesas

como cuero de legüero

 

 

EL OFICIO COMO GRACIA

EL OFICIO COMO ZARPAZO

 

Un pañuelo

cruza aquél rostro

te reconozco por esa mano

más de alguna vez estuvo

en el cerco del deseo

 

en tus ojos aún brillan las cuatro esquinas

y lamo tus labios antes que la tarde

caiga en el patio trasero

 

A cada cuadra

quiltros abordan el trayecto

y las casas embanderadas

recortan la boca/calle

enciendo un fósforo

para iluminar tu pelito

blanco como los ojos en el cajón Hogar de Cristo

 

 

acullicu

Mastico el poema

Escupo

Para no apunar tu alma

Acullicu

 

 

Una mueca clavada en bandurrias cambia el canal y su curso

espectro de palomas pegadas al cemento

                      ILETRADAS POPULACHAS

un rasgueo de lenguas enfermas

Sacudón

Corazones inmundos destierran copas de agua

desoladas frente al balaústre

desertan baldíamente las canillas peladas

Demodé es la cosa

mientras, su neófito discurso lanza plegarias en las animitas del pueblo

 

LASTRE

 

En el oscuro pasaje

volamos

saltamos lejos

como Rojas ese. El cóndor

 

 

¡ CORTEN !

 

 

El poeta chileno Marcelo Arce Garín. Crédito: Emiliano Valenzuela

 

 

 

 

Imagen destacada: La actriz italiana Silvana Mangano en la película «Teorema» (1968), de Pier Paolo Pasolini.