El último libro del escritor argentino (Literatura Random House, 2020) es un ejercicio narrativo interesante, donde cierto abuso de la información al principio distrae, pero se compensa en las páginas siguientes, con una reflexión permanente acerca de algunos temas complejos y asuntos nocivos como son el hambre, la discriminación, la pobreza, y el poder.
Por Martín Parra Olave
Publicado el 18.12.2020
La batalla contra la muerte pareciera ser una permanente consigna del ser humano. Su deseo de vivir por siempre y las consecuencias que esto trae, es el tema principal del último libro del escritor argentino Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957), quien el año 2011 obtuvo el Premio Herralde de Novela por su obra Los living.
El narrador argentino, avecindado por varios años en España, construye una historia con forma de falsa crónica, donde de manera alternada se van mezclando elementos de ambas categorías literarias para construir una historia llena de críticas, incertidumbres, miedos y sobre todo, preguntas acerca de nuestro futuro como seres humanos.
“El problema es que se hace difícil olvidar la muerte”, dice Caparrós en una entrevista, dejando en claro que está condición nos acompaña desde el momento mismo de nuestro nacimiento, por lo tanto, es un pensamiento que va y viene y en ocasiones se hace más patente, llegando incluso a angustiarnos.
Es por esto que gran parte de la creación de los seres humanos, así como sus historias y arte en general, gira en torno al tema de la muerte:
“Para empezar, vale la pena detenerse en el tema de la búsqueda de la inmortalidad física, del rechazo intenso de la muerte, que el texto —digno hijo de su tiempo— asume como una idea perfectamente natural.”
Vencer ese proceso biológico dejando atrás el cuerpo que se enferma o se descompone, salvando el cerebro a través de la tecnología que nos permitiría vivir por siempre.
Una narración de un mundo mas cercano a la distopía que al paraíso, donde el sueño de la vida eterna parece concretarse. Sin embargo, este proyecto se ejecuta con las mismas falencias y discriminaciones que han acompañado a la humanidad desde siempre:
“Y, sobre todo: para que sepamos que nuestra salvación está construida sobre la condena de unos pobres diablos. ¿Nos importa?”.
¿No esto una forma de perpetuar la miseria de ciertos grupos que sin importar los cambios o avances que se hagan, siempre se mantendrán en la pobreza?
A pesar que la narración está enclavada en el año 2070, y el mundo pareciera ser otro, los males que conocemos hoy en día siguen presentes: enfrentamientos entre las grandes compañías, nacionalismos y hasta guerras religiosas, en definitiva la marca del ser humano imposible de borrar.
Las máquinas se transforman en el hogar del “cerebro”, permitiendo de esta manera realizar la metamorfosis del cuerpo, un acto que supera toda religión o creencia, pero que como hemos señalado anteriormente, mantiene la esencia del ser humano, y perpetúa las discriminaciones, los abusos y las desigualdades: mientras unos logran “la vida eterna”, otros mueren irremediablente.
La crónica futurista de Martín Caparrós juega con el miedo a la muerte y el sueño de la vida eterna, donde el simbolo 天 (paraíso y vida eterna), aparte de ser un enigma al comienzo, tiene una importancia relevante al ser una especie de máquina o programa que conduce hacia ese estado permanente.
Sinfín es un ejercicio narrativo interesante, donde cierto abuso de la información al principio distrae, pero se compensa en las páginas siguientes, con una reflexión permanente acerca de algunos temas complejos y asuntos nocivos como el hambre, la discriminación, la pobreza, y el poder, situaciones todas que serán muy difíciles de dejar atrás.
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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Imagen destacada: Literatura Random House.