[Novedad] «Las primas»: Un cuento de amor, locura y muerte

En esta novela —premiada en su momento por el diario «Página/12» y reeditada hoy por Tusquets del grupo Planeta— la desaparecida autora argentina Aurora Venturini (en la imagen destacada) nos conecta con el mundo tortuoso de una familia disfuncional en la ciudad trasandina de La Plata: una casa sin hombres y en la cual vive Yuna Riglos, una niña de doce años que —condenada al olvido, o incluso a un destino más cruel— sale adelante y se convierte en una famosa pintora.

Por Nicolás Poblete Pardo

Publicado el 20.12.2020

Las primas, de Aurora Venturini (1921 – 2015) es, sin duda, una oportunidad para leer algo nuevo, pues la originalidad de esta publicación no solo recae en el ángulo con que se lee un universo descentrado femenino, sino la misma escritura, que designa una personalidad extremadamente idiosincrásica.

La voz narrativa está en manos de la protagonista, Yuna López, quien deviene Yuna Riglos, por mano masculina. Es un cercano profesor quien se transforma en una suerte de agente artístico, al cambiarle su apellido.

Su gesto de fabricación es más que una ironía. El apellido “López”, por algún motivo, no suena como para investirla del aura de pintora que requieren sus cuadros. Es ese mismo profesor el que irrumpirá en la casa de las mujeres, “o medio mujeres porque a cada una de nosotras nos fallaba o faltaba algo”.

Pero Yuna, en un flash de nostalgia torcida, admite luego de descalificar a su familia: “… no debería expresarme así, pero a veces quisiera ser normal del todo”. Así y todo, la noción de ser parte de un epicentro freak no es tan fácil de soslayar: “A pesar de ser pintora Riglos no escapaba a la clasificación de ser extraña y espantosa no por fuera sí por dentro…”.

Ligeramente Yuna se caracteriza con intensidad. Ella no es especialmente una buena persona. Olvidémonos del estereotipo de heroína íntegra (tan típico de cierta tendencia anglosajona).

Ella es procaz, extremadamente cínica en su visión del mundo. Y bastante cruel con su hermana deformada, Betina, a quien tortura embutiéndole cucharadas de comida en los ojos y orejas, y a quien describe como despreciable: “cómo podía haber alguien tan feo y horrible”.

Pero si Yuna es implacable con su hábitat, también lo es para con ella misma: “Todo pasa en este mundo inmundo. Por eso no es lógico afligirse demasiado por nada ni por nadie”.

Este es el tono con el que comienza la novela. Es, también, un recordatorio y un presagio, pues Yuna culminará su proceso de individuación despejando todos los asquerosos cuerpos de su entorno para, así, concentrarse en su espacio para la creación artística.

El escenario es esta casa compuesta por mujeres: una verdadera universidad de la vida. Allí se cursan las materias más importantes en las que debemos sobresalir: lidiar con el dolor, el tabú, el prejuicio, la discriminación, la muerte.

Allí, por ejemplo, aprendemos a cómo enfrentar el aborto, que las mujeres deben silenciar, por el peligro de ir presas todas a la comisaría de Olmos.

Allí, también, vemos la transformación que la muerte opera sobre los cuerpos, como el de la abuela, quien adquiere los rasgos de un sapo y es denominado como tal en su éxodo: “hora de trasladar al sapo-abuela al cementerio”.

Luego vendrá la muerte de la propia madre de Yuna…

Las vivencias e idea(lizacione)s de Yuna pasan por un filtro epigramático, amalgamado a una noción crítica del lenguaje, de código lingüístico y sus límites. Su mera discursividad revela un carácter impar.

Yuna revela: “Trataré de aprender a colocar comas y puntos porque todo lo escrito se me viene encima como si me volcara un plato repleto de fideos sopa de letras y al lector acaso le ocurra lo mismo pero todo de una sola vez no puedo y también tengo que aprender el tema de mayúsculas y acentuaciones yo terminé sexto grado y gracias a mi capacidad artística ahora concurro a conciertos, reuniones de plásticos y he obtenido varios premios de pintura”.

Esta es Yuna como incipiente pintora, proyectándose y revelando los orígenes de su inspiración con apasionante, militante, claridad.

Ya avanzada la novela, declarará: “Tendría que domeñar la bestia hirsuta que arañaba mis entrañas porque yo no era la excepción sino la posibilidad de evasión de un circo extravagante… debía triunfar encima de toda esa barbaridad de excrementos y deformidades…”.

Despejar todo para transformarse en un individuo, ese el objetivo final que busca Yuna en su aprendizaje como ser humano: “Borré. Borré. Borré todo”.

Y, casi al final de su relato: “Una enorme melancolía invadió mis pinturas y las valorizó porque la gente al verse reflejada en la pena puede consolarse algo”.

El amor es el amor por el arte; la locura, la sensación y sugestión de sentirse parte de una orbe desplazada; la muerte, una posibilidad de dejar atrás un pasado karmático, como el que vemos en “De eso no se habla”, el fabuloso relato de Julio Llinás, cuya protagonista, Carlota, trasciende las barreras de su pueblo y del orden materno, para zambullirse en el mundo freak y nómade que le promete la llegada de un circo a su pueblo.

O en la hermosa nouvelle de Carson McCullers, La balada del café triste, donde Miss Amelia, después de luchar contra todos los prejuicios y triunfar como mujer y amazona independiente, termina sus días aislada y recluida en su casa, desde donde observa la maquinaria masculina, reducida a una fila de presidiarios trabajando.

Esa ventana, desde la que observa, es su mirador.

Después de que todos nos han traicionado, mejor quedarse con la compañía de uno mismo. O, como dice Nadine Gordimer en su novela Nadie que me acompañe: “todos terminamos avanzando solos hacia el ‘yo’”.

 

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Nicolás Poblete Pardo (Santiago, 1971) es periodista, profesor, traductor y doctorado en literatura hispanoamericana (Washington University in St. Louis).

Ha publicado las novelas Dos cuerposRéplicasNuestros desechosNo me ignoresCardumenSi ellos vieranConcepcionesSinestesia, y Dame pan y llámame perro, y los volúmenes de cuentos Frivolidades y Espectro familiar, y la novela bilingüe En la isla/On the Island. Traducciones de sus textos han aparecido en The Stinging Fly (Irlanda), ANMLY (EE.UU.), Alba (Alemania) y en la editorial Édicije Bozicevic (Croacia).

Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

«Las primas», de Aurora Venturini (Tusquets Editores, 2020)

 

 

Nicolás Poblete Pardo

 

 

Imagen destacada: Aurora Venturini.