El «Réquiem» de Verdi en el Ceac de la Universidad de Chile: Religiosidad vocal, coral e instrumental

En el contexto de su Temporada de Extensión 2018, la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, y el Coro Sinfónico de la Casa de Bello ofrecieron un bello y memorable concierto de Semana Santa, donde destacaron los desempeños vocales masculinos del tenor Patricio Saxton y del bajo Homero Pérez, dirigidos por el control sonoro y la batuta experta del maestro Leonid Grin.

Por Jorge Sabaj Véliz

Publicado el 29.3.2018

Dentro de la temporada de extensión se programó, para el Concierto de Semana Santa, los días 23, 24, 27 y 28 de marzo, la Misa de Réquiem para orquesta, coro y solistas (1874) del compositor italiano Giuseppe Verdi (Le Roncole, 1813 – Milán, 1901), escrito en homenaje al fallecimiento de un amigo del compositor, el poeta y narrador romántico italiano Alessandro Manzoni (1785 – 1873), el autor de la célebre novela histórica Los novios.

La obra fue interpretada con la asistencia del Coro Sinfónico de la Universidad de Chile y con los siguientes cantantes solistas: Soprano, Andrea Aguilar, Mezzosoprano, Evelyn Ramírez, Tenor, Patricio Saxton y Bajo – Barítono, Homero Pérez. Todos conducidos por el director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, el maestro estadounidense Leonid Grin.

La visión interpretativa de este texto se basa en lo apreciado durante la función de estreno ocurrida el día viernes 23 de marzo, a las 19:40 horas, en el Teatro de la Universidad de Chile, ex Baquedano.

I. Requiem y Kyrie

Un comienzo diáfano del coro con las mezzos un poco extraviadas en el tempo. Bajos y tenores con un timbre brillante y ligero. El coro lució en su interpretación a capella. La orquesta acompañando en piano con buenos matices de violines primeros. En cuanto a los solistas, la soprano comenzó con algunas notas dudosas, bello timbre y volumen, el tenor, en tanto, nos exhibió un color lírico ligero, la mezzosoprano un bello timbre y el bajo buena presencia con una voz oscura y vibrada.

 

II. Dies Irae (Día de la ira)

Diesi rae, diez illa (Aquel fue el día de la ira)

En el coro destacó el timbre de las sopranos primera y segunda que fue el único que se hizo audible en aquel sol natural sostenido en las primeras y en la escala cromática con tresillos, en las segundas. El doblaje de los tenores primero y segundo, por su parte, se escuchó muy disminuido en cuanto a su color, por la falta de volumen. El doblaje de las mezzos también desapareció lo que es más comprensible en su caso pues lo hicieron una octava más abajo que las sopranos. En cuanto a los bajos su sol natural se escuchó resonante y marcaron el ritmo en el solvet saeclum in favilla (en que los siglos se reduzcan a cenizas).

-Tuba mirum spargens sonum (La trompeta resuena espléndida)

La orquesta con su volumen dosificado y bellos timbres de trompetas internas y externas. En el coro destacaron las sopranos y bajos por su color y volumen, los tenores estuvieron bien en sus entradas pero faltó un poco más de presencia.

-Mors stupebit et natura (La muerte y la naturaleza se asombrarán)

El bajo declama dramáticamente con un timbre apropiado a ese menester.

-Liber scriptus proferetur (El libro escrito entonces será traído al frente)

La mezzosoprano solista esbozó una bella línea de canto, un fraseo interpretativo, un timbre con el vibrato controlado y buen volumen. Buena pronunciación del latín, tendía a cerrar demasiado la letra e, su voz sonaba más cómoda en el registro grave.

En el coral mezzoforte el coro manifestaba su mayor potencial con las cuatro voces equilibradas.

– ¿Quid sum miser tunc dicturus? (¿Qué podrá decir entonces este pobre desdichado?)

El trío de soprano, mezzo y bajo funcionó a la perfección, se acoplaron bien las voces con la soprano manejando bien sus notas principales, el tenor con su timbre presente, el cual se oía más cómodo en el trío mezzopiano.

Rex tremendae majestatis (Rey majestuoso)

Cuarteto de solistas afiatado, no tuvieron problemas con el fortísimo, sobretodo el bajo. La orquesta y el coro respondieron. A los bajos les faltó un poco más de presencia en sus entradas.

Recordare, Jesu pie (Recuerda, piadoso Jesús)

Dúo soprano – mezzo, la orquesta acompañaba en un suave mezzopiano permitiendo que el timbre de las solistas femeninas se manifestase. Tal vez la soprano debió proyectar más su timbre hacia el mezzoforte en vez de abusar del mezzopiano.

Ingemisco, tamquam reus (Suspiro, como el culpable que soy)

Una de las canciones religiosas más interpretadas por los tenores de todos los tiempos, con versiones memorables de Luciano Pavarotti o Jussi Bjorling. Nuestro solista Patricio Saxton nos mostró bellas líneas y timbrados agudos, no necesitaba más volumen por el adecuado acompañamiento de la orquesta, la voz perdía su fuerza en el agudo pero ganaba en brillo.

Confutatis maledictis (Cuando los condenados)

Homero Pérez nos mostró una emisión pareja en todo el registro con un fraseo que daba cuenta de una interpretación hondamente sentida. Buen volumen en los agudos. A veces descuidaba la dicción y la proyección en el mezzopiano para privilegiar la línea molto legato y la dinámica. En el coro vuelven a destacar las sopranos en el fortísimo y en segundo lugar los bajos.

Lacrimosa dies illa (Lamentable aquel día)

Buena la unión de orquesta, sopranos y cuarteto de solistas logrando un bello momento. Al solista bajo le costó un poco más acoplarse al cuarteto en el pie jesu. Buen crescendo y diminuendo final de la orquesta con coral de bronces.

 

III. Offertorium

Domine, Iesu Christe, Rex gloriae (Señor, Jesucristo, Rey glorioso)

Hostias et preces tibi, Domine, laudis offerimus (Plegarias y alabanzas, Señor, ofrecemos en Tu honor)

A la entrada en arpegio de los chelos les faltó un poco más de cohesión. El cuarteto de solistas sonó más unificado con el bajo cantando en mezzopiano, éste último mostró un gran sentido rítmico al igual que el tenor pero con un sonido más cálido. La gama de fraseo del tenor era menor. La soprano se desempeñó bien con los cambios de registro y las escalas ascendentes y descendentes. Bueno el tremolo de los violines primero y segundo con el tema en pianísimo para terminar.

 

IV. Sanctus (Santo)

La fuga del coro comenzó bien y perdió definición en algunos momentos del tutti. Los mejores pasajes corales fueron en el pianísimo y mezzopiano en donde se podía apreciar el bello fraseo de los tenores y sopranos. En cambio en los tutti orquestales en fortísimo se definía bien solo la voz de soprano en el coro.

 

V. Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, dona eis requiem (Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, apiádate de nosotros)

Buen afiatamiento de las dos solistas, soprano y mezzo, en el a capella. El unísono coral se extendió por los registros extremos de sopranos y de bajos. El cuarteto conformado por las dos flautas traversas, la soprano y la mezzo se mantuvo rítmicamente impecables gracias al férreo control del director.

 

VI. Communio. Lux aeterna luceat eis, Domine (Comunión. Que la luz eterna brille para ellos, Señor)

El bajo le puso la nota de dramatismo al Requiem aeternam dona eis, Domine (Dadles el reposo eterno, Señor). El trío de voces (bajo, tenor y mezzo) a capella se unificaron perfectamente en la dinámica y en el ritmo.

 

VII. Responsorium. Libera me, Domine, de morte aeterna, in die illa tremenda (Responso. Líbrame, Oh Señor, de la muerte eterna aquel terrible día)

El director marcaba todas las entradas de los solistas y de los instrumentistas para no perder el ritmo. La orquesta se mantuvo en un aplicado mezzopiano acompañando a la soprano.

Afortunadamente el coro no perdió energía hacia el final de la obra. Como al principio en el dies illa, volvieron a destacar las sopranos primera y segunda de la agrupación. El coro, a capella, con soprano solista, sonó maravillosamente con las cuatro voces bien marcadas y definidas creando uno de los momentos más sublimes del Réquiem, con agudos en pianísimo de la soprano solista.

El director logró juntar las cuatro voces en la fuga final con la orquesta y el efecto rítmico fue impecable. La reexposición de la fuga no fue tan nítida pues se cantó un poco más forte y se perdieron tenores y mezzos. La soprano solista Andrea Aguilar, con la orquesta y coro a todo volumen sacó su voz en un fortísimo perfectamente timbrado que sobrepasó el tutti y se hizo perfectamente audible. La soprano fue de menos a más. Gran final en mezzopiano con la orquesta y el coro perfectamente coordinados. El director supo maximizar los recursos disponibles para ofrecernos una versión correcta y emotiva del Réquiem verdiano.

La Orquesta Sinfónica Nacional de Chile continuará con su temporada regular 2018 durante los días viernes 6 y sábado 7 de abril en un programa titulado «75 años de la muerte de Rachmaninoff», cita en la cual la agrupación laica y universitaria ejecutará el concierto Nº3 del compositor ruso y las Variaciones enigma del músico inglés Edward Elgar.

Para una mayor información de ese próximo evento, revisar aquí. 

 

Juan Pablo Villarroel (director del coro), Homero Pérez (bajo), Patricio Saxton (tenor), Evelyn Ramírez (mezzo), Andrea Aguilar (soprano), y el maestro Leonid Grin recibiendo el aplauso final luego de la interpretación común del Réquiem de Verdi, en el Teatro de la Universidad de Chile

 

Tráiler:

 

Crédito de las fotografías: Patricio Melo, del Centro de Extensión Artística y Cultural de la Universidad de Chile