En este largometraje documental —disponible en la plataforma de streaming de la Red de Salas de Cine— el realizador alemán homenajea a su desaparecido amigo, el legendario escritor y aventurero inglés, en un filme dividido en ocho capítulos o estaciones, tanto geográficas como existenciales.
Por Aníbal Ricci Anduaga
Publicado el 5.5.2021
Bruce Chatwin fue un aventurero y escritor británico que falleció en 1989 a la edad de 49 años a raíz del Sida.
Se interesó en los pueblos primitivos e indígenas, para lo cual recorrió a pie diversos lugares como la Patagonia, África, Australia, las colinas de Gales, siempre asentándose por meses entre esos pueblos para ir develando su riqueza cultural.
El legado son sus escritos de ficción, pero por sobre todo sus libros de viajes que incluyen investigaciones sociológicas y antropológicas: En Patagonia, Canciones del Asia Central, entre otros.
Su vida estuvo relacionada con su existencia nómade: «Estoy haciendo un largo viaje», tanto físico como metafórico o espiritual, fue siempre su lema.
Los que lo conocieron hablan de la verdad y media que profesaba, el mundo para Chatwin era mucho más que lo real. Para ellos, el aventurero inglés fue el precursor de internet, creo su propia red de información mucho antes de que existiera la red tecnológica, reunió las experiencias del mundo conectando conocimientos dispersos.
Durante uno de sus viajes a Australia conoció a Herzog mientras este rodaba una de sus películas. Fue un flechazo instantáneo. Chatwin era un gran conversador, un contador de historias y ambas almas gemelas se reunieron varias veces, incluso previo a la muerte del aventurero inglés mientras el realizador alemán rodaba Cobra verde (1987) en la costa occidental de África.
Werner Herzog es un cineasta que ha filmado alrededor del mundo, ampliamente conocido por la diversidad de sus documentales sobre personajes extraños. Compartía con Chatwin la visión del caminante. «El mundo siempre se revela a quienes viajan a pie», en palabras de Herzog, interpretaba fielmente el sentir de Bruce Chatwin.
Herzog sigue su huella y a 30 años de su muerte, vuelve a recorrer los paisajes que recorrió su amigo, entrevistando a quienes lo conocieron y dando una particular visión del origen de sus escritos, en un intento por revelar el profundo pensamiento que se escondía tras sus travesías.
En particular nos detendremos en el capítulo tres del documental (son ocho partes en total), no porque los otros no sean interesantes y nos hagan viajar por las cuevas de la Patagonia o las estructuras neolíticas de Black Hills en Gales, sino debido a que esa experiencia por Asia Central fue decisiva en su vida y se conecta emocionalmente con su muerte.
Según los aborígenes de ese continente: «toda la tierra está cubierta de canciones». Ellos usaban las melodías como guías de orientación para trazar “líneas de canciones”, verdaderos mapas sonoros que definían el paisaje, cientos de rutas, o quizás era el paisaje el que concebía esas canciones.
Un conocimiento oculto y profundo que descansa en las mentes de los indígenas, para los estudiosos de los libros de Chatwin, las líneas de canciones vigorizan el planeta, constituyen una red que mantiene unida a la Tierra y sólo los viajeros incansables son capaces de percibir esa fuerza.
Un peregrino de la Gran Ansia
«Caminar te cura», decía Chatwin (capítulo cinco del documental). Herzog se enfoca en los pueblos primitivos de Tierra del Fuego (Yaganes, Selknams, Kawéscar) que recorrieron la zona hace miles de años, sus manos estampadas en las rocas y sus cuerpos y rostros pintados que interpretaban el mundo.
En el capítulo cinco, Herzog revisita la Isla Navarino y nos muestra un cementerio tribal, el fin de esas civilizaciones, evento que incluso logró asustar al viajero inglés.
Bruce Chatwin quería seducir al mundo, a hombres y mujeres, según las palabras de su viuda, que lo acompañó hasta sus últimos días: «Nunca soñé con divorciarme de él», lo echa de menos, su ausencia privó al mundo de muchos libros que se alojaban en su cabeza.
Chatwin buscaba la forma correcta de morir, su libro Los trazos de las canciones dan una pista de su pensamiento, lee una amiga cercana. Según los aborígenes «existen reglas específicas para regresar (al origen), para cantar tu camino a donde perteneces», el hombre ideal camina hacia la muerte recta: «El que ha llegado, vuelve».
El documental es un homenaje de Herzog a su amigo, utiliza su mochila para reencarnarlo en otra película, donde un escalador recorre paisajes remotos. El rodaje mismo fue una experiencia límite, la mochila de Chatwin (capítulo seis) virtualmente mantuvo con vida al propio realizador alemán.
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Aníbal Ricci Anduaga (Santiago, 1968) es un ingeniero comercial titulado en la Pontificia Universidad Católica de Chile, con estudios formales de estética del cine cursados en la misma casa de estudios (bajo la tutela del profesor Luis Cecereu Lagos), y también es magíster en gestión cultural de la Universidad ARCIS.
Como escritor ha publicado con gran éxito de crítica y de lectores las novelas Fear (Mosquito Editores, 2007), Tan lejos. Tan cerca (Simplemente Editores, 2011), El rincón más lejano (Simplemente Editores, 2013), El pasado nunca termina de ocurrir (Mosquito Editores, 2016) y las nouvelles de Siempre me roban el reloj (Mosquito Editores, 2014) y El martirio de los días y las noches (Editorial Escritores.cl, 2015).
Además, ha lanzado los volúmenes de cuentos Sin besos en la boca (Mosquito Editores, 2008), los relatos y ensayos de Meditaciones de los jueves (Renkü Editores, 2013) y los textos cinematográficos de Reflexiones de la imagen (Editorial Escritores.cl, 2014).
Sus últimos libros puestos en circulación son las novelas Voces en mi cabeza (Editorial Vicio Impune, 2020) y Miedo (Zuramérica Ediciones, 2021).
Asimismo es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.
Tráiler:
Imagen destacada: Nomad: In the Footsteps of Bruce Chatwin (2019).