Lamento anunciarle, don Hernancito, que la nueva Constitución no será de su predilección, aunque usted puede aportar por ahí a que metan una comita, para separar dos verbos, no signos interrogativos ni exclamativos: pese a todo, su nombre será incluido en la historia de nuestro país por su creativo aporte a la Ley Fundamental.
Por Walter Garib Chomalí
Publicado el 24.7.2021
«Política: Actividad donde los muertos resucitan».
Dionisio Albarrán
Hernán Larraín Matte, resultó devastado. La derrota de sus candidatos pinochetistas en la Convención Constitucional y en las primarias, lo sumió en la congoja.
En la semana manifestó: «Sería gran error que las izquierdas constituyeran una constitución solo de izquierdas». ¿Quería decir horror en vez de error? Expresiones cuya similitud fonética, induce a escribirlas con faltas de ortografía.
Deduje, al ver la entrevista, que este jovenzuelo era actor de profesión.
Al hablar, demuestra dominio escénico, dirigido a encantar a la borregada. Después de conocer su segundo apellido, me acordé del silabario Matte, cuyo autor es el pedagogo y abogado, Claudio Matte Pérez, libro de lectura donde nuestra generación aprendió a leer.
¿Son parientes? Admito mi ignorancia sobre el tema, sin embargo, es justo agradecer a este educador y filántropo, su aporte a la educación de la niñez de nuestro país.
Lo de actor que deduzco o se me ocurre en don Hernán, se debe a que se nos viene a la memoria, algunos personajes de la obra del dramaturgo chileno Juan Radrigán (1937-2016). Es decir a Cuestión de ubicación o Hechos consumados. Obras de teatro que se daban casi en la clandestinidad, durante la dictadura cívico y militar.
Don Hernán entraña esa época de la tiranía cívico-militar, donde imperaba la mudez en la cultura. Había censura de prensa, eliminación de opositores, quema de libros y una constitución redactada por iluminados. Don Hernán Larraín Matte la defiende, porque la idolatra.
Redactada a la medida de las aspiraciones políticas de la oligarquía glotona, de espaldas al pueblo, vive sus últimos meses. Todo ello realizado para robarse el país de día y de noche.
“No es robo si uno se apropia de cuanto le pertenece” dice un personaje de una novela de Dionisio Albarrán. Claro objetivo, el cual hasta ahora no se puede desmentir, pues son nítidas las evidencias.
La derecha troglodita, donde menudean los infelices, más bien sinvergüenzas, traga a cuatro manos las riquezas del país, emulando a Gargantúa y Pantagruel.
¿De dónde surge la desenfrenada glotonería?
Un hijo de los «dueños de Chile»
Versión bien conocida y memorizada por este militante de Evópoli (o necrópolis) aterrorizado por la reciente historia. Observa, cómo los miembros de la Convención Constitucional, a no mediar una catástrofe, redactarán en el lapso fijado por la ley, una nueva constitución.
Lamento anunciarle don Hernán, que no será de su predilección, aunque usted puede aportar por ahí a que metan una comita, para separar dos verbos. No signos interrogativos ni exclamativos. Pese a todo, su nombre será incluido en la historia de nuestro país por su creativo aporte a la Constitución.
¿Existe acaso mayor reconocimiento para quien ama los bienes terrenales?
Cuando sus nietos le pregunten al ver el diploma que se le entregará por su valiosa ayuda gramatical en la redacción de la Constitución, podrá referirles, que varios párrafos de ella es de su autoría. Nadie lo va a poder desmentir; se lo aseguro.
Don Hernán y es justo reconocerlo, usted defiende a ultranza sus intereses familiares y patrimoniales. Ahí donde impera la sumisión al poder, ejercido por la banca usurera, incluidos los dueños de la AFP y las isapres. Ni hablar de quienes escamotearon el litoral, el agua, las riquezas básicas y un largo etcétera.
Y como dijo el escritor Edmundo Moure: “Robarse un banco es casi un acto de justicia social”. Bueno, esto de justicia social anunciado por mi amigo, se podría aplicar también, para que la nueva Constitución, recoja la opinión de la mayoría.
De esa mayoría sojuzgada, silenciada por décadas, robada a diario. Manipulada por la prensa y la TV. No la opinión interesada de una minoría egoísta, cuyo objetivo apunta a no perder el poder. Consulte con la almohada, la fiel consejera de los hombres justos.
Por algo, don Larraín, cualquiera actividad puede desaparecer, menos la usura, la política y las pompas fúnebres. Desde siempre, han sabido entenderse.
Tráiler:
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Walter Garib Chomalí (Requínoa, 1933) es un periodista y escritor chileno que entre otros galardones ha obtenido el Premio Municipal de Literatura de Santiago en 1989 por su novela De cómo fue el destierro de Lázaro Carvajal, y el premio Nicómedes Guzmán en 1971.
Su último libro publicado es la novela Una vida tantas veces vivida (2021).
Imagen destacada: Hernán Larraín Matte.