[Crítica] «La despedida»: Sueño editorial y la resurrección de Georg Trakl

Como escritor y amante de las palabras, me alegro cada vez que llega a mis manos un flamante libro de nueva maternidad impresora: es el caso del volumen dedicado al poeta austríaco por la nacional Laika Editores, una empresa del poeta Pablo Lacroix y de su socio, Francisco Turrientes.

Por Edmundo Moure Rojas

Publicado el 22.8.2021

Fundar un sello editorial, en el estrecho mundo de nuestra cultura literaria chilena, pareciera ser un propósito imprudente, si no un sueño descabellado.

Editar libros de literatura creativa —no de autoayuda ni de promociones publicitarias o de escándalos mediáticos—, se vuelve, para algunos esclarecidos o románticos, empresa insoslayable, en la que alguna vez, en remoto pasado, nos vimos envueltos.

Como escritor y amante de las palabras, me alegro cada vez que llega a mis manos un flamante libro de nueva maternidad editorial. Es el caso de La despedida. Encuentros con Georg Trakl, de Laika Editores, empresa del poeta Pablo Lacroix y de su socio, Francisco Turrientes.

Se trata de una selección y traducción de textos testimoniales hecha por el prestigioso escritor, traductor y crítico literario, Ignacio Reichhardt, escritos de diversos autores que conocieron al grande y malogrado poeta austriaco, Georg Trakl (Salzburgo, 3 de febrero de 1887; Cracovia, 3 de noviembre de 1914), destacando “La despedida”, de Ludwig von Ficker, un breve texto, hermoso y entrañable.

Se trata una colección de textos, traducidos por primera vez al castellano, como lo expresa Pablo Lacroix. El libro ofrece, como delicado manjar final, una veintena de poemas del joven Trakl y dos creaciones suyas, en prosa poética, de notable intensidad vital y lírica.

 

Poesía revelada por Jorge Teillier

¿Quién fue, quién sigue siendo, en el milagro de la resurrección poética, este trágico vate de brevísima existencia terrenal que escribiera bellos poemas destinados a la inmortalidad?

El 11 de febrero de 1962, El Mercurio publica un artículo emblemático de nuestro querido poeta, Jorge Teillier, otro gran resurrecto de la palabra y sagaz lector que nos asombraba con certeras recomendaciones de autores, en el Refugio López Velarde, como hemos narrado en más de una oportunidad.

Nuestras lecturas de entonces no iban más allá de los conocidos poetas del modesto canon nacional y de autores españoles, los grandes de la Generación del 27. Jorge Teillier, Enrique Lihn y Martín Cerda, nos deslumbraban con estos auténticos hallazgos, exacerbando ese apetito por la honda literatura que es imprescindible para este oficio autodidacta.

Extraemos, de la enciclopedia virtual, con los créditos a quien corresponde el mérito de tan valiosos archivos (Página chilena al servicio de la cultura dirigida por Luis Martinez Solorza), lo más significativo del texto de Teillier, para destacar este primer libro de Laika Editores, delicatesen para iniciados:

«‘Hay dos clases de artistas. Unos traen respuestas y otros, preguntas. Hay obras que esperan largo tiempo antes de que se las pueda comprender, pues traen respuestas a preguntas que aún no han sido formuladas». Estas palabras que André Gide escuchara a Oscar Wilde, cuando éste se había convertido ya en el melancólico proscrito Sebastián Melmoth, pueden aplicarse al caso de Georg Trakl, considerado hoy día, junto a Rilke y Stephan George, como el máximo poeta lírico del siglo en lengua alemana.

«Las respuestas de los poemas de Trakl, sus premoniciones de desolación no podían ser comprendidas por sus coetáneos, confiados todavía en las apariencias del esplendor finisecular. (Tampoco se podía comprender la videncia del poeta ruso Andrés Biely, el que escribía en 1921: El mundo volará / por el estallido de una Bomba Atómica / en gavillas de electrones. / Descarnada hecatombe!).

«La voz de Trakl fue apenas escuchada durante su vida, por demás corta. Su obra, muy parva, tuvo exigua difusión. Pero por un fenómeno ya corriente en la historia de la literatura, apagado el ruido de las famas más espectaculares (¿quién lee hoy a Marinetti, por ejemplo?) las voces más ocultas y, por lo tanto, más profundas, surgen repentinamente y son las de mayor repercusión. Ya en 1917 Rilke escribía: ‘la poesía de Trakl es un objeto de existencia divina para mí… el más conmovedor de los lamentos ante un mundo imperfecto’.

«En 1953, en su estudio Georg Trakl, Martin Heidegger lo llama ‘Poeta del Occidente aún oculto, de una nueva generación regenerada que sucederá a la actual’, considerándolo el sucesor de Hölderlin. La interpretación heideggeriana de la poesía de Trakl ha suscitado muchas discusiones. Se le reprocha haber negado el cristianismo de Trakl, pese a las explícitas declaraciones hechas en este sentido por el poeta.

«Por otra parte, la ambigüedad esencial de la poesía de Trakl, el que se expresa por imágenes más que por conceptos, posibilita las más diversas interpretaciones. Dice, por ejemplo, Michael Hamburger (en su libro Reason and Energy): ‘Aun se podría llega a afirmar que Trakl era marxista, por su visión del capitalismo en decadencia’.

«Pese a una ejemplar sentencia de Heidegger, en el sentido de que mientras más grande es un artista más desaparece su persona tras su obra, no podemos menos que dar una breve visión de la vida de Georg Trakl.

«Nació en Salzburgo, el 3 de febrero de 1887. Su ciudad natal y el paisaje comarcano estarán presentes casi siempre en sus poemas, descritos en una forma meticulosa, aunque vistos como a través de sueños. Aparece un mundo de nostalgia y decadencia, propio de una ciudad que durante la Edad Media había tenido un gran esplendor, y que vivía de un pasado irrecuperable…

De las iglesias pardas
Las imágenes puras de la muerte nos miran
Los escudos de los grandes señores de antaño…

«También la poesía de Trakl alude profusamente a la melancólica casa de sus antepasados en donde era un niño que al claro de luna salía a dar de comer a las ratas. El paisaje decadente del otoño, la infancia, la muerte, serán los grandes temas de su poesía. Sus poetas favoritos fueron Baudelaire, Verlaine y Rimbaud. Ellos fueron sus maestros junto con Nietzsche y Dostoievski, cuya obra amaba particularmente. Admiraba a Whitman, pero hallaba pernicioso el optimismo discriminado del bardo norteamericano».

 

Un tono fundamental

Hablemos de este libro, La despedida. Encuentros con Georg Trakl, que recomendamos a nuestros lectores. Ignacio Reichhardt nos advierte, sobre la traducción llevada a cabo:

«Esta es la primera versión en castellano de todos los testimonios que aquí aparecen, salvo el testimonio de Von Ficker titulado ‘Georg Tralk’. De hecho, no conozco versiones de ellos en ningún otro idioma, a excepción de la carta de Rilke y de aquel párrafo en que Von Ficker narra su primer encuentro con Trakl, ambos en inglés.

«He traducido también de manera íntegra todos los poemas de Trakl que aparecen citados o mencionados, en este libro, a excepción de Sebastián en sueños, mencionado por Rilke, pues corresponde a un libro completo…

«Sea como fuere, el apacible unísono tan propio de la obra de Trakl (Heidegger vio en él su tono fundamental) es lo que ha dirigido la traducción de los poemas que se han escogido para este libro y lo que ha permitido salvaguardarla de cualquier desmesura o griterío, como llevarla a cabo en rima o con palabras cuyas connotaciones en castellano son del todo inadecuadas o simplemente rebuscadas».

 

El traductor nos entrega aquí, breve y claro, los fundamentos de su maestría, puesto que, si es dificultosa cualquier clase de traducción, el riesgo de la traición aleve —traduttore, tradittore— se cierne siempre sobre la poesía, género al que muchos críticos, exegetas y autores, señalan como vedado a todo intento de traducir, una suerte de sacrilegio de ese intocable cristal que es el poema, cantado en una sola lengua posible para conservar su integridad misteriosa.

Las fotografías, escasas en Georg Tralk, muerto civil —nunca poético— hace más de un siglo, constituyen otro acierto del libro. Hay que escrutar ese rostro, a la vez enérgico y desolado, de Georg Trakl; desde allí nos hablan, hieren y conmueven sus versos:

¡Miedo, serpiente venenosa,
negra, muere en la roca!
Entonces se precipitan
Las salvajes corrientes de lágrimas,
Piedad de la tormenta;
Alrededor retumban las cumbres nevadas
En amenazantes truenos.
Fuego
Purifica la noche desgarrada.

 

Larga vida a los poetas resurrectos; buena fortuna a los editores que capaces de rescatarlos del olvido y del silencio. Feliz vuelo a Laika, en el cosmos de la literatura.

 

***

Edmundo Moure Rojas, escritor, poeta y cronista, asumió como presidente titular de la Sociedad de Escritores de Chile (Sech) en 1989, luego del mandato democrático de Poli Délano, y además fue el gestor y fundador del Centro de Estudios Gallegos en el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile, casa de estudios superiores en la cual ejerció durante once años la cátedra de «Lingua e Cultura Galegas».

Ha publicado veinticuatro libros, dieciocho en Sudamérica y seis de ellos en Europa. En 1997 obtuvo en España un primer premio por su ensayo Chiloé y Galicia, confines mágicos. Su último título puesto en circulación es el volumen de crónicas Memorias transeúntes.

En la actualidad ejerce como director titular y responsable del Diario Cine y Literatura.

 

«La despedida. Encuentros con Georg Trakl» (Laika Editores, 2021)

 

 

Edmundo Moure Rojas

 

 

Imagen destacada: Georg Trakl.