La nueva obra del narrador colombiano Fernando Vallejo es una novela con altos grados de autobiografía que se pregunta por la felicidad, por el amor, y por la vejez, ese momento tan difícil de enfrentar pero que a todos va a llegar inevitablemente.

Por Martín Parra Olave

Publicado el 1.12.2021

El consagrado escritor colombiano Fernando Vallejo (Medellín, 1942), es una de las voces relevantes de la literatura latinoamericana al momento de hablar de la violencia, la homosexualidad, la pedofilia y por supuesto, el mundo de los sicarios, una institución que lamentablemente ha cobrado la vida de cientos de miles de personas en el país cafetero.

Es autor de memorables libros como La virgen de los sicarios (1994) y El desbarrancadero (2004), obra con la que obtuvo el reconocido Premio Internacional Rómulo Gallegos.

Además, en el año 2011 le fue concedido el premio FIL de Literatura en Lenguas Romances por: “ser un escritor que expresa su emoción con la voz de un artista en el que coinciden la realidad de un mundo raro con la imaginación”.

Como casi toda su obra, este trabajo tiene una alta dosis de autobiografía. La narración comienza recordando el terremoto de 2017 seguida de la muerte de David Antón algunos meses después. Este párrafo condensa casi todo lo que va a leerse en el libro completo:

“A la 1 y 14 minutos de la tarde de ese martes siniestro me estaba afeitando cuando empezó el terremoto. David y yo habíamos regresado de Colombia la noche anterior en un vuelo muy accidentado que llegó al amanecer y nos habíamos ido a dormir sin ni siquiera desempacar las maletas. Olivia había llegado en la mañana, Brusca estaba esperando su comida y David seguía dormido. Todo parecía normal, nuestras vidas iban a transcurrir como siempre, en la felicidad, hasta donde cabe la felicidad en esta vida. La felicidad llega sin saludar y se va sin decir agua va, y entonces uno descubre que sí existía. O sea, cuando ya no existe más. Lo que tiene comienzo tiene que tener final. No hay día sin noche ni blanco sin negro.”

La excusa necesaria para reflexionar

Con una sensibilidad tan profunda como su intratable mal genio, Vallejo reconstruye un momento crucial en su vida, el que sin embrago, no queda reducido a su experiencia personal, sino que salta y golpea profundamente al lector, pues lo que tiene en sus manos es un relato que habla de la fragilidad de la existencia.

Escombros es una narración que se pregunta por la felicidad, por el amor, y por la vejez, ese momento tan difícil de enfrentar pero que a todos nos va a llegar inevitablemente.

Luego del terremoto en Ciudad de México, el narrador retorna a Medellín, esa ciudad que odia y que ve para sí mismo como una maldición. Su única compañía va a ser Brusca, la perra que lo acompaña a donde él vaya y con uno de los pocos seres vivos que comparte su intimidad luego de la muerte de David, su último compañero.

Entonces, este relato se convierte en la excusa necesaria para reflexionar sobre la vejez, la pobreza, la convivencia con sus vecinos y con la decadencia física propia de los últimos años de vida.

Pareciera que todos llegamos al atardecer de nuestras existencias sin darnos cuenta. Llegamos a esos tristes momentos en que ya nuestro cuerpo no obedece lo que nuestra cabeza le ordena. Un cuerpo lleno de dolores y de dificultades, una memoria que día tras día se empecina en mostrar sus fragilidades.

En este sentido, Escombros (Alfaguara, 2021) no es solamente una protesta o un reclamo iracundo contra la existencia y su inevitable muerte, es más bien, y prefiero esta lectura, una muestra de que a pesar que todos vamos encaminados hacia el deterioro y el fin, podemos encontrar maravillosos momentos de felicidad, ya sea en el amor a otros seres vivos o simplemente disfrutando la existencia como tal.

***

Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente cursa el doctorado en literatura impartido por la última Casa de Estudios.

«Escombros», de Fernando Vallejo (Editorial Alfaguara, 2021)

Martín Parra Olave

Imagen destacada: Fernando Vallejo.