La obra audiovisual del realizador estadounidense Adam McKay acaba de ser estrenada en la cartelera de la plataforma de streaming Netflix, y se encuentra protagonizada por un reparto actoral de lujo, y el cual incluye los nombres de Leonardo Di Caprio, Jennifer Lawrence, Meryl Streep y de Cate Blanchett, entre otros prestigiosos intérpretes.
Por Sergio Inestrosa
Publicado el 4.1.2022
Si usted no tiene Netflix, va a ser difícil que pueda ver el filme No miren arriba (Don’t Look Up, 2021) recién estrenado en esa plataforma de streaming.
La película se vale de un descubrimiento astronómico realizado por una estudiante de doctorado para crear un ambiente de liviandad parecido al que vivimos donde importa más el chisme de la farándula o las teorías conspiradoras que el conocimiento científico.
Es verdad que la forma en que se da a conocer el hallazgo no parece creíble, pues lo más seguro es que si estuviésemos frente a un escenario como el planteado en la obra: un cometa de nueve kilómetros de diámetro que se aproxima a nuestro planeta cruzando la Vía Láctea, y con solo seis meses de tiempo para tratar de desviar o de romper el asteroide y su posible impacto en la Tierra…
La comunidad científica (no solo tres investigadores, como en la película), los distintos organismos de defensa, la ONU, y los líderes de las potencias mundiales se comportarían de una manera diferente, aunque medio año, probablemente, sería insuficiente para tratar de evitar una catástrofe de esa magnitud.
Sin embargo, es justamente este escenario de tragedia mundial lo que hace interesante al filme pues, en ese contexto, a través del humor negro y de la ironía se nos presenta una reacción esperpéntica: a los científicos no se les toma en serio, se les desacredita, se les resta legitimidad y en su lugar las redes sociales, los medios de comunicación y los políticos corruptos y egoístas toman la centralidad de la acción.
La película quiere llamar la atención sobre un hecho real. Hemos dejado de escuchar a la ciencia y prestamos atención a la desinformación de la redes sociales, y estamos inmersos en una cultura de la diversión, del entretenimiento y de la frivolidad. Y eso es innegable.
Es innegable la indiferencia de la gente, la estupidez de los políticos, la avaricia de los empresarios, la banalidad de los medios y de las redes sociales y el poder de la tecnología y los gurús tecnócratas sobre la población en general.
El poder de lo irracional
El filme dirigido por el realizador Adam McKay, cuenta con la actuación de Leonardo Di Caprio, de Jennifer Lawrence, Meryl Streep, y de Cate Blanchett, entre otras destacadas interpretaciones.
Un momento interesante de este filme es cuando la presidenta de los Estados Unidos, interpretada por Meryl Streep, en un mitin que se parece mucho a los organizados en torno a la figura de Donald Trump, aconseja a la gente a no mirar para arriba (lo que le da el título a la película), pues lo que los científicos quieren es meternos miedo.
En el mitin, la presidente les pide a sus seguidores que continúen su vida normal, que se tomen la vida “al suave”, que vivan con tranquilidad, que la existencia es corta y que de igual modo todos nos vamos a morir.
Resulta crucial esta escena, pues por el contrario, la ciencia reclama que miremos hacia arriba, que exploremos el firmamento para aprender, para descubrir, y los realizadores de la película parecer sugerirnos que miremos hacia el cielo: los políticos nos mienten, y nos engañan al hacernos creer que todo está normal, y al aconsejarnos que no nos preocupemos ya que la vida sigue su curso regular y continuo.
En el filme observamos que la gente, hasta el último instante antes de la catástrofe anunciada, llevan una vida normal, se siguen creando nuevas relaciones afectivas, continúa la infidelidad conyugal, los ricos se siguen haciendo cada vez más ricos, las personas se dejan llevar por sus propios impulsos, las divas de la música siguen produciendo sus canciones con letras huecas, y los gurús de la tecnología se han hecho cargo de todo a nuestro alrededor.
Y solo son estos últimos quienes cuentan con un plan de acción frente a las posibles eventualidades del choque espacial en la trama, y cuando todas esas tentativas fracasan, aquellos privilegiados tienen una nave espacial en la cual escapan al modo de un pequeño grupo de supervivientes elegidos.
En este contexto, el grito de la ciencia parece cosa de activistas radicales, de gente un poco desquiciada, y de catastrofistas que lo ven todo color de hormiga.
Aquel momento ocurre en el argumento del filme, cuando Leonardo Di Caprio, quien hace el papel de un científico de una universidad estatal de Michigan (que no tiene el prestigio de un profesor de una IV League: Harvard, Princeton, etcétera) y cuyo personaje ante las cámaras de televisión se muestra impotente y desesperado, grita: “Sabemos que el cometa existe porque lo hemos visto, ¡si hasta le sacamos una foto!”.
Y la reacción de la gente de los medios es que el científico carece de preparación para transmitir su mensaje, no sabe manejarse frente a las cámaras, y por ello mismo es incapaz de contar su historia sin perder los estribos, contrario a lo que pasa con los dos periodistas que nos presentan la versión dulcificada del mundo, una versión light de la vida.
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Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es escritor y profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos, además de redactor permanente y miembro del comité editorial del Diario Cine y Literatura.
Tráiler:
Imagen destacada: No mires arriba (2021).