Subtitulado «Las enfermedades del alma en la España del Siglo de Oro», este ensayo del investigador mexicano Roger Bartra, que cuenta con cerca de 300 páginas y el cual se encuentra dividido en tres extensos, pero muy interesantes capítulos, hace un recorrido antropológico por las ruinas de la «saudade» imperial hispana, con la esperanza de vislumbrar en aquellos espacios olvidados parte del malestar que hoy cruza nuestra sociedad.
Por Martín Parra Olave
Publicado el 5.4.2022
Vivimos una época donde la depresión parece ser la enfermedad dominante. Cada vez son más las personas que sufren patologías asociadas a este tipo de dolencias. Sin embargo, pareciera que la etapa anterior a la depresión es la melancolía, cuyos sentimientos generalmente están asociados a la soledad y el sufrimiento en silencio.
El investigador mexicano Roger Bartra (Ciudad de México, 1942) realiza un trabajo ensayístico para dar cuenta de los orígenes y manejo de este concepto en la España del Siglo de Oro.
«Me interesa el enigma de la melancolía española porque me he dedicado a examinar el mito de la melancolía como un ingrediente de la cultura nacional mexicana», señala Bartra, quien plantea que este estado en algunas culturas y sociedades es asimilado a la propia identidad.
En más de 300 páginas y dividido en tres extensos, pero muy interesantes capítulos, Bartra hace un recorrido antropológico por las ruinas de la melancolía española, con la esperanza de vislumbrar en aquellos espacios olvidados, parte del malestar que hoy cruza nuestra sociedad.
Su investigación analiza los diferentes ángulos y apreciaciones que ha tomado el concepto: científico, mitológico y médico.
La esencia de la tristeza
La melancolía ha sido definida como una suerte de estado de tristeza permanente, originada en causas físicas o morales, cuyas consecuencias inmediatas y más visibles es la pérdida de interés por todo, pero no de manera abrupta e intensa, sino como una leve sensación que aparece de vez en cuando.
Medicamente fue descrita como un desequilibrio de los cuatro líquidos básicos o humores. Incluso, cuando un paciente no podía ser curado de la melancolía se pensaba que estaba poseído por un demonio.
Robert Burton, erudito inglés y profesor de la Universidad de Oxford en el siglo XVI, escribió un tratado donde señalaba que una de las herramientas más eficaces contra la melancolía era la música, cuyas propiedades podían traer la alegría a un hombre melancólico.
A partir de la pandemia que azotó el planeta y que afectó a millones de personas, cierta sensación melancólica se ha instaurado entre nosotros, por lo que el mismo autor señala que: «la pandemia de covid-19 que azota al mundo desde 2020 ha agregado una dimensión lúgubre y trágica a esos viejos humores negros que impregnan la vida cotidiana».
El presente ensayo de Roger Bartra no apunta a develar ni a hacer un tratado general sobre la melancolía, sino que, por el contrario, su investigación se centra en un periodo determinado, desde el cual se pueden sacar ciertas conjeturas y conclusiones.
Es así como en sus primeros capítulos, sobre todo en «Los mitos de la melancolía», hay una abundante referencia a diversos autores que, a lo largo de la historia, partiendo por Galeno, pasando por los filósofos medievales y los pensadores renacentistas hasta los románticos y otros escritores contemporáneos, se han ocupado de ella.
En definitiva, este ensayo nos invita a reflexionar sobre el origen de lo que en un principio fue: «un sistema coherente capaz de dar sentido al sufrimiento y al desorden mental», considerado: «un modelo general y abstracto que explicaba el sufrimiento mental pero que, paradójicamente, abrió el paso a las formas personales e individuales de padecimiento».
En este sentido, la lectura de Melancolía y cultura (Anagrama, 2021) abre los caminos del análisis para repensar situaciones contemporáneas que nos arrastran a convertirnos en seres melancólicos en un mundo cada vez más complejo de entender.
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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente cursa el doctorado en literatura impartido por la última Casa de Estudios.
Crédito de la imagen destacada: Omar Franco.