Como todos los grandes autores, el poeta nacido en Lautaro un 24 de junio de 1935 tiene una complejidad patética y hermosa en su estética literaria. Ello preestablece un misterio tal vez más difícil de revelar y esa fue la dirección que conscientemente el escritor le dio a su sensible vida.
Por Hernán Ortega Parada
Publicado el 15.7.2022
Jorge Teillier representa un tótem que viene del sur. Y permanece. El 24 de junio habría recién cumplido 87 años de edad. Pero hay ópticas nuevas bajo las cuales recordarlo.
Claudio Solar, poeta, dramaturgo, novelista, ensayista. Claudio Solar, exdirector del diario Noticias, de Victoria (cuando Jorge Teillier era liceano), exdirector de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile de Valparaíso. Nostradamus: astrólogo, mentalista y poeta, es una trinidad espiritual.
Victoria, Santiago, Valparaíso. Un triángulo.
Por la fibra óptica que une las dos últimas ciudades, se atropellan un pasado, un torbellino, una pasión literaria. Nostradamus:
—En Victoria yo salía con su padre, un hombre buenísimo, que sabía mucho, que podría haber sido ministro. Ibamos a un bar. Muchas veces Jorge tomaba con nosotros. Bueno, es posible que lo hayamos introducido, sin querer, en lo que fue su perdición.
Las vibraciones que se aproximan por la vía infinitesimal se abren como un fuego volcánico. El tan exiguo espacio puede contener gran cantidad de emoción y mucho caudal de vida. Si nosotros pertenecemos a un microcosmos del Universo, ¿qué idéntica existencia hay más allá? Pero no es necesario mirar hacia los espacios. Aquí, en el oído, zumba el poeta vidente que habla de otro poeta vidente. ¿Se contagia la videncia? Nuevamente una trilogía:
—A ese joven yo le pasé Una temporada en el infierno, libro clave de Rimbaud. También algunas revistas Atenea. El me dijo después:
—Yo quiero ser Rimbaud.
Hágase la luz. Ni siquiera «ser como», sino «yo quiero ser él». Apunte trascendental.
—El quería irse a estudiar a la Universidad de Concepción. Le dije que eso era muy peligroso porque allí estaba Daniel.
Belmar y podría caer en el alcoholismo. Bueno, partió para Santiago. Su madre era muy hermosa pero caía en fuertes estados depresivos y quizás eso se traspasó a Jorge.
Existió confianza y afecto filial entre los tres videntes. Paternal, psicológico, generoso, el que se instaló en Valparaíso. El niño de París irradia permanentemente a la humanidad inquieta y creativa su fervor por el pensamiento y el ensueño puros; el jenjibre y el absinto fueron como la lluvia para sus jardines y sus bosques:
—Cuando peleaba con la esposa —primero una y después otra—, acudía al Puerto en busca del consejo de los astros, sin embargo, no para buscar orientación sino para reafirmar alguna idea de separación. Sybilla era una mujer atractiva pero de carácter fuerte, de modo que, cuando Jorge tuvo el pasaje para irse con una beca a Italia, ella le cerró la casa de Grajales. En la noche el poeta trató de introducirse por una ventana pero Sybilla llamó a Carabineros, quienes se llevaron detenido al «sospechoso» a causa de no portar identificación. Jorge nunca andaba con carné y ella lo sabía. El partió a Valparaíso en busca de Nostradamus. Se le dijo lo que podría hacer y se llamó a Braulio Arenas, que por ese entonces estaba a cargo de la becas de la Universidad. Braulio: que lo enviara en el primer bus para tratar de arreglar la situación. Jorge fue embarcado y partió rumbo a Santiago pero, antes de que el vehículo saliera del Puerto, se bajó y se puso a tomar con sus amigos escritores.
Una obra que se engrandecerá con el tiempo
Velozmente, por la fibra, acuden en prodigio las calles de Victoria y los molinos de Lautaro que visitaban juntos. Y, como personaje de Chagall, aparece una damita linda de esa ciudad, de la cual se enamoró el caballero andante de la cultura, el futuro lector de los arcanos, el veedor de los signos celestes, con tan mala suerte que el primo de ella, llamado Jorge Teillier, se enojó. Pero el tiempo transcurre y para uno La Frontera es la bolsa amniótica, y, para el otro, los planetas están llenos de lenguajes cifrados y no dejan de girar.
—Era un enamorado de sí mismo, es decir, sabía utilizar su poder de seducción. Su arma consistía en despertar el sentido maternal de las mujeres. Por ejemplo, si le pasaban una naranja, decía: «Nunca he aprendido a pelar una naranja», entonces, por supuesto, se la pelaban.
De Sybilla recibió su merecido, pues el poeta sobrepasaba ciertos límites:
—En Il Bosco estaba Enrique Lihn con una bellísima joven. A la misma mesa, Jorge y Sybilla, y otras personas. En el transcurso de la reunión Jorge estableció confianza con la mujer de su amigo. Sybilla no se quejó pero cuando se embarcó en un avión para irse definitivamente a Perú, junto con sus hijos, le dijo que cualquier cosa le perdonaba menos que tuviera conducta indebida en su presencia.
Este es, en síntesis, el ser humano que Nostradamus trató aquí en La Tierra. Como crítico literario, aprendió a conocer las capacidades del joven lautarino y siempre registró esos pases mágicos que se transformaban en libros, bellos e inolvidables libros por cierto, ya sea en El Mercurio o en otros periódicos del Puerto.
Por los años 52, Claudio Solar fue director del diario Noticias, de Victoria. Allí abrió páginas para los escritores de la zona. Fue la puerta que cruzaron jóvenes y adultos hipnotizados por la magia de la palabra. El magazine literario se llamó Verde Raíz y también Viento Sur.
Hemos considerado, hasta ahora, que los primeros textos publicados por Jorge Teillier (17 años de edad), aparecieron en Noticias a partir del 25 de octubre de 1952. Solar publicó «Canto a la reina», del estudiante, que ganó las fiestas de la primavera de aquel año.
En la misma fecha, Claudio publicaba este breve poema en prosa: «Amante. Amante, tú que lees esta rosa que abrió mi inquietud en tus ojos, piensa que es por ti que canta esta balada. / Por ti este tiempo y la furia de los labios sobre los labios rojos. / Amante, calla. / Este amor entre tú y yo tiene la sencillez de las palabras, el sabor de la canción y el cristal fugitivo de una lágrima».
Con razón hablo de una tríada de verdaderos poetas.
Jorge Teillier, como los grandes, tiene una complejidad ecuable patética y hermosa en su poética. Ello preestablece una incógnita tal vez más difícil de revelar y es la dirección que conscientemente dio a su vida. Un intento sereno y multifacético es el libro Jorge Teillier. Arquitectura del escritor, donde está la colaboración del astrólogo vidente
Nostradamus predijo, a través de la fibra óptica, que la obra de Jorge Teillier se engrandecerá con el tiempo.
Al revés de otras.
Y le creo.
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Hernán Ortega Parada (1932) es un escritor chileno, autor de una extensa serie de poesías, cuentos, notas y ensayos literarios.
Imagen destacada: Raúl Ruiz y Jorge Teillier en 1970 (propiedad de la Biblioteca Nacional de Chile).