El largometraje documental de la realizadora croata Vedrana Pribačić es candidata —como parte de un total de diez producciones seleccionadas— que competirán en la categoría de Mejor Película Europea, correspondiente a la 37° edición de los Premios Goya que se celebrarán el próximo día 11 de febrero de 2023, en la ciudad andaluza de Sevilla.
Por Jordi Mat Amorós i Navarro
Publicado el 23.11.2022
«Tras el programa (terapéutico) y al ver la película en el cine he dormido como nunca, como una niña».
Ana, una de las mujeres victimizadas
El viernes 18 de este mes de noviembre se presentaba en el emblemático Verdi del barrio de Gràcia barcelonés —tras su pase en Madrid— esta película documental croata que es candidata a los 37 Premios Goya en la categoría de Mejor Película Europea.
El guion lo firman dos mujeres muy comprometidas en lo social, Mirta Puhlovski y la realizadora Vedrana Pribačić quien dirige el documental. Ambas asistieron al acto y explicaron diversos detalles en torno a la película en el interesante coloquio posterior a la proyección.
Pribačić es periodista, guionista y directora. Ha trabajado para diversos medios televisivos croatas realizando documentales. En 2016 con La fábrica es nuestra obtuvo dos premios cinematográficos. Bigger Than Trauma es su primer largometraje que cuenta con la colaboración de la radiotelevisión pública de su país.
Vergüenza, miedo y silencio
En el verano del 1991 se inició en pleno corazón de Europa la guerra de los Balcanes, un cruento conflicto étnico y religioso entre los pueblos agrupados en la antigua Yugoslavia, un enfrentamiento entre gentes que antes de ser aleccionadas convivían en paz.
Durante diez años (la guerra finalizó en el 2001) murieron alrededor de 200 mil personas. Muchas de ellas eran civiles croatas que fueron masacradas por los serbios, por ese motivo al acabar el conflicto armado se juzgados muchos de sus líderes en tribunales internacionales acusados de genocidio y de crímenes de guerra.
Pero esa justicia nunca llegó para el colectivo de personas violadas y maltratadas —se estima que unas dos mil— durante las vorágines de la guerra. Personas en su mayoría mujeres —pero también algún hombre— que sobrevivieron físicamente pero que cargan con profundos traumas debido a las vejaciones sufridas.
Vejaciones que después de veinte años aún reviven. Muchas mujeres hoy en día conviven con vecinos que en ese tiempo oscuro fueron sus violadores, y muchas de ellas no han explicado nunca lo que les ocurrió a sus amigos y familias por una mezcla de miedo y de vergüenza que llevan como pueden en doloroso y paralizante silencio.
Mujeres en silencio por decisión propia y también en gran medida por falta de apoyo institucional tanto a nivel estatal como internacional. Porque como es sabido los delitos sexuales son difíciles de demostrar ya que la principal prueba suele ser el testimonio duro y a menudo vergonzoso de las víctimas frente al común descaro de los agresores.
Y en esa dificultad demasiadas víctimas —en todo nuestro mundo— no son resarcidas por el enorme daño padecido.
Terapia necesaria
Es por ese motivo que muy pocas de esas numerosas mujeres ultrajadas visualizaron ante la opinión pública y los estamentos estatales su situación. Y si bien estas pocas no lograron que se hiciera justicia a la violencia sexual sufrida por muchas sí que consiguieron que el Estado croata financiara un ambicioso programa terapéutico destinado a que todas pudieran sanar sus heridas.
Un programa multidisciplinar denominado «Yo soy mucho más que mi trauma» que fue dirigido por las terapeutas Branka Devcic y Emina Simun quienes trabajaron con esas mujeres victimizadas durante tres años en numerosas sesiones individuales y grupales. Un exitoso programa que logró mejorar en gran medida la calidad de vida de las participantes.
La película retrata la tercera y última edición del programa a la cual asistieron alrededor de una decena de mujeres. Lamentablemente el Estado croata cortó la financiación dejando colgadas a muchas —demasiadas— víctimas traumatizadas.
De víctimas a empoderadas
Puhlovski y Pribačić se sumergieron en el día a día de esas sesiones terapéuticas y vivenciaron casi como sus participantes lo que allí se trabajaba y removía. A propósito de ello la realizadora croata comenta que: «El proceso de sanación les ha cambiado la vida (a esas mujeres), y para mí también fue difícil y muy intenso», explica Pribačić.
Se nos muestran imágenes de las sesiones con el foco puesto en cuatro mujeres de características dispares como forma de retratar la variabilidad de sus traumas que si bien tienen en común la violencia sexual fueron y son vivenciados de forma bien distinta.
Así, se aprecia la profesionalidad y la calidez humana de las terapeutas, quienes proponen multitud de ejercicios destinados a lograr dar voz al doloroso silencio que ha definido el día a día de esas mujeres. Profesionales que se implican al máximo con sus pacientes. En este sentido es significativa la escena en la que vemos a una de ellas como «pararrayos que deriva a tierra», la rabia de las maltratadas.
Bigger Than Trauma logra transmitir la calidez e intensidad de su trabajo con una mirada respetuosa y empática, tan empática como la de esas profesionales retratadas. Un conmovedor documental que es belleza, es belleza por ejemplo la mutación de las palmas de las mujeres en terapia que Pribačić transforma al sonido del latir del corazón en un claro homenaje a la extraordinaria humanidad de todas ellas.
Y aunque surgen tensiones entre las participantes, las terapeutas saben encauzarlas y darles significado con sabias palabras: «La paz se consigue aceptando nuestras diferencias».
En esa paulatina aceptación se rompen muros de temor y se van produciendo contactos físicos: espaldas que se sienten, manos que se encuentran… abrazos. Y palabras de sincero agradecimiento a la otra como: «Gracias por confiar en mí» o «Tú eres luz de mi corazón roto».
Corazones y almas rotas que tras el programa se sienten reparados en gran medida. Porque si bien el trauma sigue, gracias a la terapia esas personas han sido capaces de reconectar consigo mismas, se han empoderado y han liberado sus dolorosos silencios.
Así lo explicó Ana, una de las cuatro mujeres retratadas, a las responsables de este excelente documental tras asistir a su estreno: «Tras el programa (terapéutico) y ver la película he dormido como nunca, como una niña».
Consciente o inconscientemente esas mujeres maltratadas buscaban dejar de ser víctimas y gracias a la luz de tanta mirada femenina empática —las terapeutas, las compañeras y las guionistas del largometraje documental— lo han logrado. Todo un éxito.
Obras como esta ensalzan el arte cinematográfico y el arte de vivir. Obras como esta merecen ser reconocidas y respaldadas. Ojalá lo entienda así el jurado de los Goya.
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Jordi Mat Amorós i Navarro es un pedagogo terapeuta titulado en la Universitat de Barcelona, España, además de zahorí, poeta, y redactor permanente del Diario Cine y Literatura.
Tráiler:
Imagen destacada: Bigger Than Trauma (2022).