Que el gigante sudamericano es un país corrupto es casi una obviedad, pero a la luz de los violentos acontecimientos ocurridos en Brasilia el 8 de enero, y los cuales revelan las tácticas antidemocráticas de los simpatizantes del derrotado presidente Bolsonaro, es que les sugiero el aprecio de esta fabulosa novela del autor oriundo de Minas Gerais.
Por Sergio Inestrosa
Publicado el 21.3.2023
En la novela Agosto (1990), de Rubem Fonseca (1925 – 2020), como en las recientes obras del nicaragüense Sergio Ramírez, hay siempre un hecho histórico que el autor fusiona con la ficción a fin de recrear importantes acontecimientos políticos de sus respectivos países.
De esta forma, en el caso de Fonseca, la novela ocurre en el contexto de la amenaza de golpe de Estado militar por el asesinato del mayor Vaz y el suicidio del presidente Getulio Vargas, ocurrido el 24 de agosto de 1954.
Agosto está dividida en veinticuatro capítulos, los mismos días de ese fatídico mes de 1954. Así, el texto se centra en la investigación de dos crímenes, uno político que corresponde al hecho real (el intento de asesinato del periodista opositor Carlos Lacerda) y uno ficticio que es un delito pasional orquestado por la mujer del empresario Paulo Gomes Aguiar.
Y es este último homicidio el cual el comisario Mattos investigará y resolverá en solitario, pues la vida no le alcanza para esclarecerlo públicamente, pues será asesinado por el mismo hombre que mató al poderoso empresario, aunque tal vez el policía pudo haber muerto por el agravamiento de la úlcera que lo aqueja durante el total de la novela.
Así, y como en toda obra policial que se precie de serlo, siempre existe un agente honesto, incorruptible, pero el cual no está excepto de cometer errores de apreciación y de procedimiento en la investigación, para enfatizar que el investigador incorruptible es tan solo un ser humano más.
Una trama con demasiadas víctimas
Hay que afirmar que la novela ambienta de manera magistral los mecanismos de la corrupción en las instituciones y sus vínculos con el crimen organizado.
Esta corrupción abarca toda las estructuras políticas y económicas incluyendo el círculo más cercano al presidente Vargas, pasando por senadores y empresarios hasta llegar a la comisaría de policía donde trabaja el agente Mattos, ya que el servicio está infiltrado por una red de juego ilegal cuyos tentáculos se extienden hasta la cúpula de la sociedad.
Ahora bien, la figura ética del policía incorruptible es una condición necesaria de la novela que de otra forma no funcionaría, sin embargo, esa puntuar ético de Mattos, está condenada de antemano en medio de un ambiente de corrupción generalizada en el país.
El antagonista de Mattos es el senador Víctor Freitas, un personaje ambicioso, sin escrúpulos que no duda en cambiar de bando político y traicionar al presidente Vargas para continuar en el juego del poder y de la corrupción.
Así, este senador ordena asesinatos según su conveniencia política y financiera, sin embargo Mattos se equivoca con él, pues aquel no está involucrado en la muerte del empresario Paulo Gomes Aguiar.
Siendo una novela policíaca, hay demasiadas víctimas en su argumento, no solo el empresario Aguiar, el presidente Vargas, el mayor Vaz, sino también muchos pistoleros a sueldo mueren a causa de la violencia política y de la corrupción, e inclusive el propio Mattos y una de sus amigas fallecen a manos del mismo hombre que mató al poderoso Paulo Gomes.
Fusión del género negro con el thriller político
Para la crítica, Agosto es la mayor novela escrita por Rubem Fonseca, la que marca el punto más alto de su trabajo literario, pues en esta obra el autor logra camuflar lo histórico con la ficción policial de una manera inteligente, a la vez que nos presenta una descripción fina de los acontecimientos políticos, lo cual le da a la obra una sensación de veracidad bien elaborada a través de su estructura.
También, para otros críticos, este título de Rubem Fonseca fusiona el género negro con la novela política y es justamente esta unión estética el aporte del autor a la narrativa latinoamericana, de la que forman parte nombres como el cubano Leonardo Padura, el ya mencionado centroamericano Sergio Ramírez y la escritora argentina Claudia Piñeiro.
De esta forma, todos estos escritores, utilizan como materia fundamental de sus relatos el poder, la corrupción y la ambición del dinero asociados siempre al egoísmo personal, y en ellos, el relato de la investigación policial es siempre la punta del hilo que busca destapar la cloaca de la podredumbre dentro de la maquinaria social.
Que Brasil es un país corrupto es casi una obviedad, pero a la luz de los violentos acontecimientos ocurridos en su capital Brasilia la jornada del 8 de enero, y los cuales revelan las tácticas antidemocráticas de los simpatizantes del derrotado presidente Bolsonaro, es que les sugiero a las lectoras y lectores de Cine y Literatura el aprecio de esta fabulosa novela de Rubem Fonseca.
Unos ataques impúdicos que han puesto en jaque la frágil democracia amazónica y la vida política de ese país y que han obligado al presidente Lula a hacer malabares en una nación sumamente dividida.
En efecto, le aseguro a quien se atreva, que la novela no lo va a decepcionar, pues no solo está bastante bien escrita sino que también es un relato muy entretenido e interesante de leer.
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Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es escritor y profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos, además de redactor permanente y miembro del comité editorial del Diario Cine y Literatura.
Imagen destacada: Rubem Fonseca.