Las relaciones paternofiliales, la convivencia matrimonial, y la senectud —entre otros— son los seductores tópicos dramáticos y literarios, pero siempre teñidos con su característica estética del «desasosiego», que sobrevuelan este libro de relatos de la autora bonaerense Samanta Schweblin, que publicado originalmente en 2015, ha sido reeditado por el sello Páginas de Espuma.
Por Eduardo Suárez Fernández-Miranda
Publicado el 17.5.2023
Páginas de Espuma es una editorial cuya labor sigue la «filosofía conceptual de las dos orillas», como el propio editor reconoce. En su catálogo encontramos a escritores clásicos junto a escritores actuales, talentos consagrados y talentos noveles, autores españoles y autores americanos. Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978) es, ajustándonos a esa dualidad, una narradora contemporánea, consagrada y americana.
Siete casas vacías es un inquietante conjunto de relatos, donde la extrañeza y el desasosiego se encierran entre cuatro paredes. Samanta Schweblin nos enseña, con este libro, que no hace falta crear mundos extraños y lejanos: lo peligroso y lo inquietante podemos encontrarlo en nuestra propia familia, en nosotros mismos.
La escritora argentina recuerda que en estos cuentos hay un recorrido por la locura, pero: «no la locura de los locos, sino que me interesaba la locura ‘sana’. Son personajes que están cansados de arrastrar siempre los mismos problemas, con los que han luchado y han probado miles de maneras de escapar y, de pronto, empiezan a probar nuevas alternativas: ¿Qué pasa si doy un poquito? ¿Qué pasa si doy un pasito a la derecha? ¿Qué pasa si digo menos? Tratar de encontrar nuevas maneras de desenredarse que quizás tiene que ver con una búsqueda que hice durante los años que escribí este libro», explica la narradora.
En cualquier momento se producirá la tragedia
«Nada de todo esto», «Mis padres y mis hijos», «Pasa siempre en esta casa», «La respiración cavernaria», «Cuarenta centímetros cuadrados», «Un hombre sin suerte», y «Salir», son los títulos de los cuentos que conforman Siete casas vacías.
Las relaciones paternofiliales, la convivencia matrimonial, la senectud, son temas que sobrevuelan el libro, pero siempre con ese toque de desasosiego. Todo lector que se acerque al libro tendrá la sensación de que en cualquier momento se producirá la tragedia.
Samanta Schweblin maneja el ritmo del relato de forma absoluta: «soy muy controladora porque tengo una idea clara de lo que quiero contar y me gustaría que la travesía del lector por lo que cuento fuera muy cercana a lo que yo siento, entonces controlo mucho».
Pero al mismo tiempo, le interesa que los cuentos tengan cierta apertura: «Para mí es bastante importante que no todo lo que escribo esté puesto en el texto, dejar que parte de lo que escribo se produzca en la cabeza del lector. Intentar controlar eso, es casi un imposible pero me gusta jugar con esa idea. Que algo no esté dicho no significa que no esté en el texto».
De los siete cuentos, el más extenso es «La respiración cavernaria». Páginas de Espuma lo ha publicado en su colección de libros ilustrados. Samanta Schweblin concibe este relato como «una historia aislada» que «necesitan su espacio, que conforman un mundo y un clima al que es bueno llegar desde cierto silencio».
Ese nuevo espacio del que habla su autora lo ha encontrado en colaboración con la ilustradora Duna Rolando: «Le dan la oportunidad de mostrarse y leerse de otra manera. (…) Y, aunque he decidido no cambiar ni una sola coma del texto, estos meses de diálogo y trabajo con Duna me volvieron a acercar a este mundo, y a descubrir todo lo que todavía podía contarse alrededor de esta historia».
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Eduardo Suárez Fernández-Miranda es licenciado en Derecho de la Universidad de Sevilla (España).
Imagen destacada: Samanta Schweblin.