[Crítica] «Un amor»: En el laberinto de los sentimientos

Basado en la novela de idéntico título de la escritora española Sara Mesa, el nuevo filme de Isabel Coixet se recibe como una radiografía audiovisual de las emociones humanas, en consonancia a esos créditos suyos que le granjearon el éxito y el reconocimiento internacionales.

Por Rafael Recuenco Gutiérrez

Publicado el 13.10.2023

Tras huir de su estresante vida en la ciudad, Nat (Laia Costa), de 30 años, se refugia en el pequeño pueblo de La Escapa, en la España rural más profunda. En una casa de campo destartalada, con un perro callejero, la joven intentará reconducir su vida.

Después de lidiar con la hostilidad de su casero (Luis Bermejo) que le alquila la casa y la desconfianza de los habitantes del pueblo, Nat se ve obligada a aceptar una inquietante proposición sexual que le hace su vecino Andreas (Hovik Keuchkerian).

Aquel extraño y confuso encuentro dará lugar a una pasión obsesiva y desbordante que envolverá por completo a Nat y la hará cuestionarse el tipo de mujer que cree ser.

Este es el argumento de Un amor, el nuevo trabajo de la cineasta Isabel Coixet, basado en la novela homónima de Sara Mesa. La directora, que se ha encargado de dirigir y escribir el guion (junto a Laura Ferrero), ha asistido al Festival de Cine de Zúrich para presentar este drama romántico.

«Si queréis visitar España, no os debéis guiar por esta película», dejó caer Coixet en la presentación previa a la proyección.

Más tarde, comprendí este consejo.

 

Entrar en ti

El filme comienza con una entrevista de una refugiada africana, quien explica las desgracias del éxodo y las vivencias infrahumanas durante su exilio. A su lado, observamos a la protagonista Nat, una traductora que trabaja para una organización internacional. En la siguiente secuencia, en formato 4:3 —que se mantiene hasta la escena final—, nos encontramos en el nuevo destino de la main character, quien ha decidido huir de la ciudad para instalarse en una lúgubre y sucia casa de campo.

Una vez instalada, Nat conoce a su casero. Su cara podía aparecer en los diccionarios junto a la palabra misógino. Es tan desagradable con ella que da ganas de quemarle la casa. Él le regala a Sieso, un perro hermafrodita con cicatrices en la cara. Ella lo pasea, lo alimenta e intenta educarlo para que sea un can obediente.

A continuación, aparece en escena Piter, un personaje tan idiota y pesado, que encarna a la perfección el vecino más insoportable que se puede tener. El trabajo del actor Hugo Silva es tan acertado, que parece que se comporte de esa manera fuera de cámaras.

Con su barba grisácea, su porros, sus vidrios de colores y con esa actitud de pseudo intelectual al que le gusta Neruda se convierte en la caricatura de la vergüenza ajena.

Uno de los puntos de inflexión de la trama es cuando aparecen goteras en el techo de Nat y ante la inacción de su casero, aparece uno de los personajes más interesantes de la película. Andreas, un tipo insensible de metro noventa y con unos kilos de más, que regala verduras a la nueva inquilina.

Al cabo de unos días, él aparece en su casa con una propuesta indecente: «Yo puedo arreglarte el tejado a cambio de que me dejes entrar en ti un rato». Ella, tras ver que no tiene dinero y no puede soportar más las goteras, acaba aceptando.

En cuanto se produce el encuentro sexual, hay un elemento que llama la atención y es el de Nat quien se observa desde fuera sentada en un sillón observando la corrupción de su alma. Después de esto, él le arregla el techo y ambos empiezan una relación sentimental.

La constante visual de las diversas escenas sexuales son de una delicadeza especial. Podemos comprobar que Coixet es experta en rodar este tipo de escenas con un acierto incorruptible.

 

Personajes inquietantes

El personaje de Andreas, interpretado por Hovik Keuchkerian, es de una grandeza extraordinaria. No soy el único que lo considera así, ya que se llevó el premio de mejor actor de reparto en el reciente Festival de San Sebastián.

Un tipo tan insensible, que no se mete con nadie y va a la suya, lo hace extremadamente vulnerable y fuerte al mismo tiempo. Más tarde, por una discusión entre ambos, descubriremos que su madre era oriunda de Armenia y quien huyó de la guerra con él en los brazos.

De esta manera, Un amor es un retrato cruel y real de las penurias de una mujer sola, que huye al campo para encontrar la paz que buscaba. Pero las cosas se acaban torciendo en todos los sentidos posibles, y Coixet consigue una instantánea peculiar de la España rural, donde todo el mundo se conoce.

A través de una historia dramática, consigue colarnos frases que podrían embarcarse en la pared, como la de la vieja y demente Roberta quien afirma: «Hay mucha monja que fuma y mucha puta que reza». Las risas entre el público serán un escenario recurrente en estos pasajes. Agudeza narrativa que da en el clavo.

Un amor se rodó en La Rioja en sólo cinco semanas y con muy poco presupuesto, pero su resultado es extremadamente cautivador. Los 129 minutos de cinta, acompañados de una música original y acertada, hacen que la película pase volando. El arco de personaje de Nat, interpretado con maestría por Laia Costa, hace que pase de ser la más vulnerable al principio a la más fuerte en el desenlace.

Además del gran trabajo de los diversos actores, que crean personajes independientes y únicos, mi aspecto favorito del filme ha sido su dirección de fotografía, a cargo de Bet Rourich. Desde el efecto borroso de la cámara durante el llanto de la protagonista hasta la utilización de colores fríos con poca luz.

Luego, el formato 4:3 —mantenido hasta el desenlace cuando la protagonista abandona el pueblo y pasamos a la pantalla completa—, provoca una sensación laberíntica y claustrofóbica de las vivencias de Nat. No sólo eso, sino que la composición de cada plano nos recuerda que Coixet es la operadora de cámara en todas sus películas.

Y ya sabemos que Isabel no falla una.

 

 

 

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Rafael Recuenco Gutiérrez es graduado en periodismo por la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona, España).

 

 

 

 

Tráiler:

 

 

 

Rafael Recuenco Gutiérrez

 

 

Imagen destacada: Un amor (2023).