Julio Meza Díaz es un escritor peruano que ha ficcionado de una manera diferente, especialmente en lo que dice relación a la distopía, y de alguna manera los excesos —quizás por el ritmo de su narrativa— le resultan naturales al autor incaico, lo cual le ha generado un buen número de lectores en Latinoamérica.
Por Rodrigo Ramos Bañados
Publicado el 15.12.2023
La serie inglesa Black Mirror ha tenido el mérito de distinguirse en el streaming (en este caso Netflix), por radiografiar el futuro de acuerdo, a la exacerbación de las inseguridades humanas, moldeadas bajo un sistema de ventas y competencias, donde lo más extravagante y hasta estúpido cobra cierto valor. En medio: la tecnología, o hasta la inteligencia artificial, describiendo nuevas maneras de relacionamiento.
Estas distopías, sustentada en necesidades retorcidas y despiadadas que genera la economía de libre mercado, es lo que podemos hallar de otra manera en La máquina del orgasmo infinito (Emergencia Narrativa, 2023), de Julio Meza Díaz (Lima, 1981).
Se trata de un libro, que a medida que avanza, sorprende con imágenes barrocas como falos voladores o nuevos alimentos como supositorios nutrientes y vitamínicos que, a la larga, según la teoría evolutiva, terminarán reduciendo la boca. Este último, el supositorio, busca un éxito comercial que generará dinero para la empresa creadora. Aquí no hay éticas sino formas de ganar dinero apelando a nuevas necesidades de las personas.
Hay una parodia futurista de un tal Vargas Yosa (la alusión cae de cajón), un burgués, que mantiene una corte caligulesca donde satisface sus necesidades sexuales hasta con robots.
Quizás en «Vargas Yosa» el lector podrá encontrarse con el mismo Perú clasista que el Premio Nobel de Literatura 2010, desde una mirada exterior (dudo si habrá hecho el servicio militar), describió en La ciudad y los perros.
Por esta razón, en el ejercicio de releer el cuento, más allá de lo delirante que pueda parecer, el lector podrá encontrar una reflexión hacia la pedantería de una clase social dominante, de derecha y principalmente blanca. Porque a pesar de los años, en Perú son más evidentes los clasismos raciales con respecto a otros países del continente.
El retrato de una sociedad deplorable
Julio Meza Díaz es un escritor peruano que ha ficcionado de una manera diferente especialmente en lo que dice relación a la distopía. De alguna manera los excesos —quizás por el ritmo de su narrativa— le resultan naturales al limeño, lo cual le ha generado un buen número de lectores en Latinoamérica.
Así, Meza Díaz ha conseguido un sello propio con una imaginería que retrotrae a dibujos animados como Ren y Stimpy, y hasta a las letras de trap, apelando al mundo científico (para darle seriedad al asunto).
Todo lo anterior va adoptando significados de acuerdo a los vértigos del relato. La forma de narrar, a ratos bastante descriptiva, le entrega la pausa necesaria al humor, a la ironía y a lo monstruoso. Aquí los seres humanos son personajes codiciosos capaces de creer cosmos malditos para ganar dinero, algo no tan alejado a la realidad de un laboratorio de medicamentos, por ejemplo.
Se de trata cuatro relatos que dan cuenta de una sociedad deplorable, pero tan real cuyos personajes pueden hallarse a la vuelta de la esquina. Los cuentos que componen esta edición para Chile, de la editorial Emergencia Narrativa (Valparaíso) son: «Como un mono», «Fredo», «La máquina del orgasmo infinito» y «Vargas Yosa». Son 215 páginas de necesaria locura de ciencia ficción.
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Rodrigo Ramos Bañados (Antofagasta, 1973) es escritor y un periodista titulado en la Universidad Católica del Norte. Ha publicado, entre otros volúmenes, las novelas Alto Hospicio, Pop, Namazu, Pinochet Boy y Ciudad berraca, además del libro de crónicas Tropitambo.
Imagen destacada: Julio Meza Díaz.