Escribo estas líneas en el celular, y con un dedo se aprecia todo el camino, las casas cruzan frente a la ventana, en alguna hay un sillón como el tuyo, y redactar con el pulgar es borrar cada instante: veo programas políticos para constatar que el país está destrozado.
Por Aníbal Ricci Anduaga
Publicado el 15.1.2024
Tuvimos esa conexión cuando ella estaba desolada. Una canción de Los Prisioneros que no le gusta. Debo ser otra mala decisión. Se cuelga todas las mochilas, incluso las mías. No es justo hacerla sufrir. Sobrio unos meses, enumera quince razones para odiarme. Extravié el cargador del celular con conector antiguo. Asiento 52 y al lado desocupado en un bus repleto.
Imagino esos ojos de miel, quédate hasta el día, pero desaparece ante mis ojos. Un Casillero del Diablo hace más daño con la edad. Lugar nuevo, no sé cómo he llegado hasta acá. Parecen 110 mal vividos. Sé que la amo y no cómo estar a la altura. Su alma vieja examina el tiempo. 220 latidos del corazón, cerebro de 55 cansados. Intento ponerme en su lugar, un lugar imposible.
Para qué seguir existiendo, pregunto si basta un instante. Una mujer increíble que cuando duda destruye. Quiero abrazarte, pero también cuidar el pasto. Un castigo infantil regar las tazas de los árboles. El sol pega fuerte cuánto más verde el jardín vecino. Tomaste muchas decisiones mientras equivoqué todas. Ojalá vivir fuera, acurrucarse en su sillón. Aunque se convierta en un infierno.
La invito a bailar y luce mareada. Podría sólo amar, pero es inteligente. Mis neuronas son suyas, cree que la engaño. Cuento el horror y temo a su respuesta. No puedo dormir remordimientos, deseos de ser sólo un ajuste de cuentas. Una puerta que hay que abrir a golpes. La rendija ilumina pies furtivos, delirio de persecución. Amor que puede transformarse en venganza.
Pensamientos inútiles, sigo sin dormir. En calzoncillos al medio de una tienda. Dopado por la psiquiatra, no es posible esperar algo bueno del hospital de Putaendo. Me va a dejar al terminal, verme la destruye. Quiero que duermas y me encuentres. Estoy al fondo del pozo.
Te amo y ver tus ojos llenos de esperanzas. Recupera tu mente y yo al menos el cuerpo. Eres mujer para toda la vida. Dormir un día y no dejarse caer otros veinte. El asiento 51 es tuyo, siempre fue tuyo. Te materializas y me observas, no a este cúmulo de defectos, sino al que anida en tus ojos. Nadie ocupará el lugar, prometo cuidar tu lado.
Escribo estas líneas en el celular, con un dedo se aprecia todo el camino. Las casas cruzan frente a la ventana. En alguna hay un sillón como el tuyo. Escribir con el pulgar es borrar cada instante. Siempre hay más pensamientos que letras. Llega donde su hermana y siguen retando al sobrino. Una tarea sin sentido, el traductor lo soluciona en cinco minutos, mientras la estupidez artificial propone una barbaridad.
Veo programas políticos para constatar que el país está destrozado.
Para que acabe pronto esta pesadilla
Todos sabemos que eximir el pago de contribuciones dejará a las comunas pobres en la inanición. Daño que habrá que corregir cuando los quórums sean alcanzables. Pero aprobar un nuevo texto constitucional representaría un salto cuántico en este país polarizado. Cuando los congresistas evaden legislar contra sus intereses, ésta es la oportunidad.
El discurso oficial siempre destructivo, no asoma una sola idea. Puro ideologismo, hay que votar contra este gobierno para que acabe pronto esta pesadilla. Mis ideas son confusas hace tiempo, pero seguir sembrando resentimiento contra el capital, ese eufemismo tan nefasto lleno de ignorancia.
Te amo, pero el camino es largo. Hay que terminar con este nepotismo de los ampliados, es la mejor oportunidad para hacer frente a la corrupción del Estado. Luego de los gritos contra el pequeño, una pelea por la desaparición de cinco lonjas de queso. Hemos caído muy bajo y votar bien en el futuro será un acto de consciencia.
Las sesiones de electroshocks deben terminar. Putaendo confunde los recovecos de la memoria. Despierto en la mañana y hago la cama. Terapia reconstructiva luego de un año en descontrol. Es obvio que cortan la cocaína con fentanilo, la adicción horrible simula fragmentos de paz.
Odiosos 50 años del Golpe en que el Presidente perdió otra oportunidad para desmarcarse. Resentimiento sin rastros de memoria. Fue tan polar su discurso que la derecha endureció el suyo, ningún resquicio para la reflexión. Los frenteamplistas y sus posgrados llenos de soberbia levantan el resentimiento del pueblo, otro eufemismo.
Reapareces junto a mi asiento del bus. Los artistas de este país sienten la miseria que abonó Bachelet. El ministro Eyzaguirre exigiendo que olvidemos su discurso de quitar los patines. Resentimiento de un economista equivocado, cuando ahora otros sacan la voz.
No somos un país rico y nos debemos a los pobres. Escasos recursos malgastados para contratar a parientes, ya ni siquiera son operadores políticos. Gente vulgar que vino a robar a los desposeídos mientras sus políticas públicas también empobrecen.
El país tampoco crece al ritmo de la demografía. Las mafias de narcos se confunden con estos otros delincuentes. Sexo callejero, no logro recordar. Drogas que sirven para olvidarse de los problemas cuando el país se transforma en un basural. Leo los wasaps enviados por la mujer de miel, la metáfora del paraíso de Spinetta.
Te amo, quiero salir de este hoyo y enlazar ocho horas de sueño. Recuerdo la brutalidad, ahora siento vergüenza de cambiarme los pantalones ante los consumidores. Esos medicamentos, esos pulsos de corriente. No recuerdo la fachada de la tienda donde casi me atropellan. Cómo mierda llegué a esa esquina y otras barbaridades que ni recuerdo.
Muchacha ojos de papel, no sufras más. Jekyll y Hyde, soy dulce, pero te engaño a mí mismo. No olvides acordarte. Carta 12 del Tarot, the hanged man visto patas arriba. Hyde hiere; Jekyll ama. Soy uno solo y tengo que recordar ese día funesto.
Eres la constructora que hace planes. Yo debo tener planes descabellados. Pero ahí surge el amor, a flor de piel, tan suave al tacto y tan delicada. Tengo hambre, pienso en pan con palta. Parezco monstruoso for your eyes only.
Observo cuando detienes el mundo. Me das la mano y desaparezco en los confines de la galaxia. Eres mucha energía, mucha belleza, me tocas y dejas caer tus encajes. Acurrucados en el sillón. Destruyes con cada mirada y me armas de nuevo. 55 años a cuestas y sin poder dosificar.
Temo a veces. No quiero ser la venganza de ninguna de tus otras parejas. Mis demonios son demasiados y basta un ángel para exorcizarlos. Un beso cargado de errores. Amor puro sin remordimientos ni malos gobiernos.
***
Aníbal Ricci Anduaga (Santiago, 1968) es un ingeniero comercial titulado en la Pontificia Universidad Católica de Chile, con estudios formales de estética del cine cursados en la misma casa de estudios (bajo la tutela del profesor Luis Cecereu Lagos), y también es magíster en gestión cultural de la Universidad ARCIS.
Como escritor ha publicado con gran éxito de crítica y de lectores las novelas Fear (Mosquito Editores, 2007), Tan lejos. Tan cerca (Simplemente Editores, 2011), El rincón más lejano (Simplemente Editores, 2013), El pasado nunca termina de ocurrir (Mosquito Editores, 2016) y las nouvelles Siempre me roban el reloj (Mosquito Editores, 2014) y El martirio de los días y las noches (Editorial Escritores.cl, 2015).
Además, ha lanzado los volúmenes de cuentos Sin besos en la boca (Mosquito Editores, 2008), los relatos y ensayos de Meditaciones de los jueves (Renkü Editores, 2013) y los textos cinematográficos de Reflexiones de la imagen (Editorial Escritores.cl, 2014).
Sus últimos libros puestos en circulación son las novelas Voces en mi cabeza (Editorial Vicio Impune, 2020), Miedo (Zuramérica Ediciones, 2021), y la recopilación de críticas audiovisuales Hablemos de cine (Ediciones Liz, 2023).
Imagen destacada: El Presidente Gabriel Boric.