El escenario de esta novela —una de las partes de su trilogía dedicada a la capital cubana— el hambre y la podredumbre son el pan de cada día, y el ambiente literario en el cual Pedro Juan Gutiérrez despliega, de manera autobiográfica, una historia conmovedora, dolorosa, pero al mismo tiempo llena de emociones, amores y desamores, y el esfuerzo por sobrevivir a cada día.
Por Cristián Brito Villalobos
Publicado el 19.2.2024
El cubano Pedro Juan Gutiérrez (1950) saltó a la fama con su novela Trilogía sucia de La Habana, texto compuesto por tres breves volúmenes que se pueden leer por separado o en conjunto. El narrador caribeño vivió en la más profunda de las miserias, donde el ron, el sexo, y sobre todo las drogas, fueron una gran inspiración para escribir sobre los bajos mundos de La Habana.
Así, en Anclado en tierra de nadie (Anagrama, 1998) el escritor ahonda en el lado oscuro de la capital cubana. El escenario en donde el hambre y la podredumbre son el pan de cada día. Es en este ambiente donde despliega, de manera autobiográfica, una historia conmovedora, dolorosa, pero, al mismo tiempo, llena de emociones, amores y desamores y el esfuerzo por sobrevivir día a día.
La publicación de Trilogía sucia de La Habana resultó toda una revelación que le llevó a su autor ser publicado en toda Hispanoamérica con un éxito que literalmente cambió su vida. En la novela, Pedro Juan es un alter ego del narrador y al mismo tiempo la voz que nos cuenta una serie de historias divididas en capítulos.
Una lucha por sobrevivir
De esta manera, la prosa de Gutiérrez es ágil y posee la virtud de hipnotizar al lector hasta el fin. Ha sido comparado con escritores como Charles Bukowski y Henry Miller, pero es mucho más que eso. Con un registro y voz propia, nos adentramos en el lado oscuro de la ciudad que se mantiene gracias al turismo; sin embargo, los habitantes no reciben dividendos de este dinero.
Así es como cada día se transforma en una lucha por sobrevivir, especialmente durante la crisis de lo años 90, cuando la pobreza alcanzó niveles altísimos. Luego, la pandemia golpeó volvió a golpear fuertemente a la sociedad cubana.
En este ambiente de desazón, Pedro Juan vive apesadumbrado, pero con un vigor que lo mantiene a flote. La única vía de escape a este paraje de desolación es la escritura y la alegría que, a pesar de todo que tienen los cubanos y la gente del Caribe olvidando por un momento lo mal que lo han pasado.
Hoy en día, el escritor ya ha sido traducido a varios idiomas y sus libros se insertan en una suerte de realismo sucio. El protagonista ahoga toda esta desesperación en alcohol y el sexo que es fundamental en el asunto del texto, siendo preponderantes en la estructura de la obra.
Pero Gutiérrez es mucho más que esto. Al leer el libro se palpa una humanidad que contrasta con la cruda realidad. Con un estilo y voz particular, la lectura de la obra de Pedro Juan resulta vital para conocer más de cerca la realidad de este país que lucha contra el bloqueo impuesto por Estados Unidos.
Sin duda se trata de un escritor de culto al que hay que leer, no sólo para comprender la situación cubana, sino que también para adentrarnos en la esencia del ser humano. Una lectura imprescindible y muy recomendable.
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Cristián Brito Villalobos (Antofagasta, Chile, 1977), además de poeta y escritor es periodista titulado en la Universidad Católica del Norte y magíster en literatura de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Imagen destacada: Pedro Juan Gutiérrez (por Clara Navascués).