Ganadora en 1961 de la Palma de Oro en el Festival de Cannes (ex-aequo), esta obra audiovisual no se estrenó en España hasta 1977, tras la muerte del general Franco, a pesar de que fue la primera película rodada en su país natal por Luis Buñuel, tras décadas de exilio tanto en México como en Francia.
Por Aníbal Ricci Anduaga
Publicado el 25.2.2024
Mi deseo sería no volver a ver el mundo. Ayudar a unos mendigos para que estos sigan matándose entre ellos. A futuro un Cristo ciego observará entre las piernas de la mujer. Otra devota les dará de comer, pero el resentimiento es el único lenguaje que conocen. Una chica de población esperando en el paradero del bus. No paga pasaje y de su bolso saca una petaca de whisky.
Los mendigos «made in Chile» se acercan y le compran pasta base, mientras desenrolla una hoja de cuaderno con TUSI de mala calidad. Vengo saliendo del Mefisto y sus piscolas a luca repartidas en mesas de mujeres ebrias. Caminaré unas cuadras para cambiar de comuna.
En Ñuñoa iglesias católicas y acá en Macul un enorme templo evangélico lleno de feligreses que no pueden financiar templos de primera. Las iglesias son silenciosas, tanto mejor en horarios fuera de Misa. Menos miserables, porque son esas almas penitentes las que enturbian la acústica perfecta. Justo en el paradero del frente vende esa microtraficante de bultos a módico precio. Sus clientes observan, pero no estoy borracho y se apartan. No ven beneficio en estar al acecho.
Dos van a la guarida de Ramón para pegarse unos pipazos. La hija vestida de prostituta es inalcanzable para esas mentes retorcidas que se escudan en la droga. Hay una pieza de la prostitución y en eso llega el proveedor con un machete.
Ramón lo calma porque viene envalentonado de cocaína. Tiene que velar por la tranquilidad del lugar y acaba de mandar a darle una paliza a su hermano porque robó parte de su cargamento. En el baño de mujeres hay dos pegándose unos saques. En la mesa son las únicas que no están pelando a sus parejas. Prefieren la coca a un buen revolcón y sellan todo con un beso lascivo.
La traficante es horrible y pasa desapercibida. Es asexuada y se desenvuelve como un compadre más. Se interna por la Santa Julia y detiene al mendigo del carrito de supermercado. Le encarga un montón de encargos que el mendigo extrae de la tierra.
En las aceras están tirados los zombis de la pasta base y me acuerdo de Silvia Pinal sonámbula. La monja de convento que destila sexualidad inocente de lo más peligrosa. Los mendigos que se acercan al paradero no a rezar sino a viajar al cielo o al infierno, como usted prefiera.
Seres humanos al fin y al cabo
Sigo caminando por las calles y me detengo en la gruta para meditar un instante. Toda esta economía en base a necesidades urgentes. Diez lucas son una millonada en esta noche de luna. La virgen observa e inhalo dos espirales. A sus pies una radio a transistores que toca reggaetón 24/7. Virgen colgada al alumbrado público donde autos deportivos con vidrios polarizados piden favores.
La hija de Ramón va en el interior de uno de esos carros. Lucra con su cuerpo y su padre regenta el fumadero. Emprendedores que van saliendo de ese mundo de mierda. Adquirieron una casa en la parte penca de Las Condes, cuadras abajo del hospital Dipreca.
Sus clientes no saben de esa doble vida, requieren de esa casa refugio para descansar de tipos como el Corbata. Ese proveedor morirá pronto, ningún traficante debería andar con un machete por las calles. Menos al lado de la población de tiras, aunque a los policías se les puede apartar una comisión por hacerse los ciegos.
Dios no parece existir en este país gobernado por un tipo que indulta a homicidas y pornógrafos infantiles. La chica del Mefisto observa con distancia a sus amigas. Me retiene a la salida del baño y se deja seducir es poco. La sostengo de la cintura y pierde el aplomo. Ni las líneas blancas hicieron efecto. Por poco cae al piso y los weones de mi mesa se ponen mojigatos. Observan como si fuera un monstruo y hace unos minutos admiraban las tetas de Silvia Pinal.
Si el anciano narcotizó a la futura monja, yo soy un verdadero inocente. Cancelo la cuenta y me rio de la navaja con forma de crucifijo; también de ese cristo mendigo y ciego en mitad de la última cena. Mefisto no es más que un lugar para matar la noche y Buñuel estaría encantado con este templo de pobres almas.
Siempre que voy a la población Santa Julia regreso por un laberinto de calles. Esos mendigos se hacen los giles, pero en cualquier minuto conversarán con los conserjes del edificio. Un trayecto de Uber separa miserias de distintas clases sociales.
Todos tienen resentimientos, siempre hay alguien con mejores autos en este país que va perdiendo la cordura. La amiga cínica consuela a la chica infértil que se droga en el baño de un boliche. Seres humanos al fin y al cabo.
Cada vez que visiono a Buñuel, Fellini sigue descendiendo peldaños.
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Aníbal Ricci Anduaga (Santiago, 1968) es un ingeniero comercial titulado en la Pontificia Universidad Católica de Chile, con estudios formales de estética del cine cursados en la misma casa de estudios (bajo la tutela del profesor Luis Cecereu Lagos), y también es magíster en gestión cultural de la Universidad ARCIS.
Como escritor ha publicado con gran éxito de crítica y de lectores las novelas Fear (Mosquito Editores, 2007), Tan lejos. Tan cerca (Simplemente Editores, 2011), El rincón más lejano (Simplemente Editores, 2013), El pasado nunca termina de ocurrir (Mosquito Editores, 2016) y las nouvelles Siempre me roban el reloj (Mosquito Editores, 2014) y El martirio de los días y las noches (Editorial Escritores.cl, 2015).
Además, ha lanzado los volúmenes de cuentos Sin besos en la boca (Mosquito Editores, 2008), los relatos y ensayos de Meditaciones de los jueves (Renkü Editores, 2013) y los textos cinematográficos de Reflexiones de la imagen (Editorial Escritores.cl, 2014).
Sus últimos libros puestos en circulación son las novelas Voces en mi cabeza (Editorial Vicio Impune, 2020), Miedo (Zuramérica Ediciones, 2021), Pensamiento delirante (Editorial Vicio Impune, 2023) y la recopilación de críticas audiovisuales Hablemos de cine (Ediciones Liz, 2023).
Imagen destacada: Viridiana (1961).