La gestora cultural dialoga con el Diario «Cine y Literatura» acerca de Libros Cautivos, una política pública nacida desde la sociedad civil, dedicada a fomentar la lectura y la creación narrativa al interior de las cárceles chilenas, y de «Fábrica de Letras», la revista donde se publicarán los trabajos producidos al respecto, por las personas privadas de libertad.
Por Mariana Hales Beseler
Publicado el 20.5.2024
«Los libros y revistas en donde mujeres y hombres prisioneros no sean presentados ni definidos por el delito que cometieron puede ayudar a construir un puente entre el adentro y el afuera», dice Paulina Vergara directora del Centro Cultural Letras Públicas y creadora de la iniciativa Libros Cautivos.
Desde el año 2019 el Centro Cultural Letras Públicas, dirigido por Vergara, guionista, educadora y magíster en edición, se ha dedicado a desarrollar estrategias y proyectos para democratizar y fomentar el acceso a la cultura a quienes han tenido poco o nulo acceso a ella, en especial a personas privadas de libertad.
Bajo esa premisa nace Libros Cautivos un espacio de reflexión e intercambio entre agentes del mundo editorial y del mundo público y privado relacionado con cárceles, que busca generar asociatividad y acuerdos para la edición profesional de textos creados en reclusión o que aborden temáticas de cárcel.
Son tres las actividades que se realizarán el 30 y 31 de mayo en la Furia del Libro que se desarrollará en la Estación Mapocho.
«Dentro de las cárceles hay demasiadas historias que contar, las que en general se pierden o se editan de manera muy precaria. Necesitamos conocer estos nuevos contenidos en libros editados profesionalmente para así asegurar su circulación más allá de sus lectores ideales», dice Paulina Vergara sobre la relevancia de estas instancias.
La primera —a las 17:00 horas del jueves 30— es la lectura continuada del libro Cárcel de mujeres, de María Carolina Geel, obra fundacional del género testimonial carcelario, publicada por primera vez el año 1956.
Después, la segunda actividad —durante el mismo día jueves a las 18:00 horas— es la presentación de la revista Fábrica de Letras, publicación que busca dar a conocer la literatura creada en contextos de encierro así como las obras escriturales chilenas relacionadas con la cultura popular, el género epistolar y la narración testimonial.
Finalmente, el tercer evento es el taller de encuadernación con Olga Cartonera, que se realizará el viernes 31 a las 18:00 horas. Los encuentros serán acompañados con una mesa de exposición con publicaciones en torno a estas temáticas.
Así, y bajo el espacio de reflexión que es Libros Cautivos se realizará una mesa de trabajo con diferentes actores del mundo del texto impreso y carcelario con el objetivo de generar alianzas concretas para el trabajo literario y eventuales publicaciones de volúmenes físicos en un futuro próximo.
«Trascender las barreras que impone la privación de libertad»
—¿Cómo surgió la idea de crear Libros Cautivos y cuál es su objetivo principal?
—Hace tiempo me rondaba la idea (en verdad la necesidad) de que las ‘historias cautivas’ formaran parte de la geografía literaria de nuestro país, por eso hice el magister en edición.
El cómo hacerlo de manera concreta surgió el año pasado precisamente en la Furia del Libro en la Estación Mapocho donde pensé que sería un buen lugar para empezar este camino y bueno, como se abrió la línea de financiamiento para proyectos de economía creativa, pensé que era el momento de concretar la idea.
Libros Cautivos busca generar en los participantes de las actividades una reflexión acerca de la importancia de contar estas historias en distintos formatos y cómo hacer equipo para en el futuro, impulsar ediciones grandes o pequeñas, pero profesionales, que puedan trascender las barreras que impone la privación de libertad.
«El inverosímil laberinto de obstáculos burocráticos»
—¿Cuál es el rol del Centro Cultural Letras Públicas en la organización de este evento y en la promoción de la cultura en contextos de encierro?
—Este proyecto fue postulado por el Centro Cultural Letras Públicas al fondo de economía creativa, así es que la relación es estrecha y el rol protagónico.
Letras Públicas ha sido la organización que se ha ido ganando espacio y respeto dentro y fuera de las cárceles con mucho pero mucho trabajo pero también con iniciativas culturales inéditas: con talleres de escritura e intercambio de cartas principalmente.
Trabajamos semana a semana impartiendo talleres sin importar el clima o la época del año y sobre todo, superando el inverosímil laberinto de obstáculos burocráticos que imponen algunas cárceles para implementar proyectos culturales.
«Integrar a la cultura y a la literatura, en su trabajo de reinserción social»
—¿Cómo ha sido la respuesta inicial de la comunidad editorial y del mundo carcelario ante esta iniciativa?
—La Furia del Libro aceptó desde el primer momento y a Marisol Vera —fundadora de Cuarto Propio y responsable de la edición del año 2000 de Cárcel de mujeres, de María Carolina Geel—, le encantó la idea desde el día uno, es decir, diciembre del año pasado cuando hicimos el primer conversatorio.
Este año se sumó Pía Barros, Lorena Díaz Mesa de Scherezade y esperamos contar con más editoriales interesadas. Las autoridades de Gendarmería Chile se sumaron con entusiasmo, lo complejo es que estas iniciativas permeen a quienes trabajan y tienen autoridad en las unidades penitenciarias, es decir a quienes están en terreno.
Por otro lado, la mayoría de las organizaciones de la sociedad civil convocadas respondieron rápido y de manera afirmativa, algo que para nosotras es relevante porque significa que están dispuestas a integrar a la cultura y en particular a la literatura, en su trabajo de reinserción social y equidad de género.
«El papeleo y las idas y venidas de correos son infinitas antes de implementar una iniciativa»
—¿Qué impacto esperan lograr con las actividades programadas durante la Furia del Libro 2024?
—Esperamos hacer equipos y sub equipos con las y los participantes de todas las actividades para valorar y darles forma editorial a estas historias de cárcel. La difusión es fundamental para que estas temáticas poco a poco se vayan sumando al panorama editorial chileno y generando interés en lectoras y lectoras.
—¿Qué desafíos han enfrentado al trabajar en proyectos culturales dentro de recintos penitenciarios, especialmente durante la pandemia?
—Los obstáculos para trabajar en estos recintos son siempre infinitos y en su mayoría de carácter formal, es decir, la cultura, no solo la literatura, no tiene un lugar relevante en las cárceles en el día a día más allá de los discursos, y es por eso que el papeleo y las idas y venidas de correos son infinitas antes de implementar una iniciativa.
«Una didáctica para potenciar la escritura epistolar»
—Cuéntanos cuál es el trabajo específico que hacen en las cárceles.
—Impartimos talleres literarios, de escritura e intercambio de cartas principalmente, la carta ofrece una cantidad de posibilidades infinita para quienes se encuentran separados geográficamente de su mundo afectivo. Hemos desarrollado una didáctica para potenciar la escritura epistolar.
También hemos realizado talleres de mediación de cine chileno a través de video cartas; es decir, poniendo en contacto a directores de cine chileno con su público cautivo a través de este medio de comunicación.
«Un puente entre el adentro y el afuera»
—¿Crees que la literatura creada en contextos de encierro puede contribuir a la reflexión y Aa la transformación social?
—Por supuesto, la inclusión editorial de quienes se encuentran hoy en esta situación puede ayudar a conocer a estas chilenas y chilenos de una manera más compleja, más profunda que la ofrecida en general por los medios de comunicación, me refiero a la nota roja de noticieros y matinales principalmente.
Los libros y revistas en donde mujeres y hombres prisioneros no sean presentados ni definidos por el delito que cometieron (sin contexto alguno), sino como madres, hijas o hermanas en el caso de las mujeres por ejemplo, puede ayudar a construir un puente entre el adentro y el afuera.
Tres números de Fábrica de Letras
—Cuéntanos sobre la revista Fábrica de Letras, ¿se va a imprimir, se va a vender, se regalará, cómo se podrá acceder a ella?, ¿cuál es su contenido, serán varios números? y ¿cuál será su periodicidad?
—Durante este año editaremos tres números de Fábrica de Letras, la versión impresa se distribuirá de manera gratuita en las cárceles de la Región Metropolitana y V Región con la ayuda del programa Biblioredes de la exDibam quienes tienen a su cargo las bibliotecas públicas al interior de las unidades penitenciarias.
Afuera, en libertad compartiremos el link de descarga gratuita en nuestras redes de la versión digital.
El primer número se imprime en este momento en los talleres de LOM, el segundo, se publicará a fines de julio y el tercero a comienzos de diciembre.
La deuda con María Carolina Geel
—¿Por qué es relevante el libro Cárcel de mujeres?
—Se trata de una obra emblemática que abre una puerta hacia una realidad poco abordada en nuestra literatura y con la que el mundo editorial está en deuda. María Carolina Geel sienta un precedente en cuanto a literatura chilena femenina escrita, en y sobre la vida en prisión.
A la inusual temática de su libro creado en cautiverio, se sumó, en su tiempo, el misterio y la fascinación que suscitó su negativa a revelar el motivo de su crimen.
Su voz privilegiada de escritora trascendió los muros de la cárcel de mujeres en la que estuvo prisionera y resuena hasta nuestros días.
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Crédito de las imágenes utilizadas: Katherine Moreno.