La novela del autor argentino Luciano Lamberti es una obra que juega con la figura del escritor y también del libro —un estratagema muy borgeano por lo demás—, y que en este caso corresponde al personaje de la poeta Angélica Gólik, una artista que posee una forma de ensoñación (literaria), demasiado peligrosa.
Por Martín Parra Olave
Publicado el 11.6.2024
La buena literatura es una especie de enfermedad que se aloja en el cuerpo y ya no puede salir nunca más. Es un virus o bacteria que nos deja expuestos a una realidad distinta a la que vivíamos antes de enfrentarnos a ella.
Esto es lo que le sucede al lector con La maestra rural (Banda Propia, 2024), del argentino Luciano Lamberti (Córdoba, 1978) la última novedad de la editorial chilena independiente, y una iniciativa que se agradece pues nos permite acercarnos a obras de autores que tienen una calidad poco frecuente para nuestras letras.
La maestra rural es una novela que originalmente se publicó en 2016 y que sigue una tradición de historias de lo terrorífico y sobrenatural muy propias de la literatura del Río de la Plata. Así, la obra se encuentra relatada de manera polifónica, y donde sus protagonistas narran de forma plural y con diferentes puntos de vista una crónica teñida de acontecimientos que sobrepasan el entendimiento y también lo racional.
Sin embargo, y a pesar de que el lector efectivamente se enfrenta a hechos dramáticos que se apartan de lo real, la capacidad narrativa de Lamberti sitúa a sus personajes en el punto exacto donde nos ponemos a cuestionar nosotros mismos nuestro entorno y cierta lógica en la cual hemos sido educados.
Es decir, ¿esto que vemos es así, tal cual? ¿Las personas que nos rodean son las que dicen ser? ¿Los seres humanos provenimos de aquel lugar que la ciencia o la religión tan majaderamente nos ha descrito?
No hay certezas luego de leer esta novela.
La intimidad como un universo inabarcable
A través de juegos de espejos, de saltos temporales y de personajes paranoicos, se nos invita a dudar de la realidad y de los cimientos sobre los cuales su estructura descansa.
Con todo, Angélica Gólik es el personaje central de esta obra, es la maestra rural, es la escritora de unos libros que son capaces de transformarse en acciones y a la vez es la madre de un niño monstruoso, de Jeremías, un chiquillo a quien mantiene medio oculto debido a su condición deforme.
A la docente, en efecto, la envuelve un halo de misterio que no alcanzamos jamás a develar completamente, pues su existencia se desarrolla entre la normalidad más absoluta y la excentricidad propia de una poeta maldita: Gólik es parte o miembro de una cofradía secreta que maneja los destinos del mundo, que habita una dimensión paralela, con otros tiempos y con otras formas de relacionarse que no tienen nada que ver con la perspectiva que conocemos.
La maestra rural es una obra que juega con la figura del escritor y del libro, un estratagema muy borgeano por lo demás, y que en este caso corresponde al personaje de la poeta Angélica Gólik, como poseedora de una forma de ensoñación demasiado peligrosa: «El helado paisaje de su locura interior. Los satélites y planetas y estrellas del sistema solar de su locura. Los campos nevados de su locura».
Es decir, la intimidad de la protagonista equivale a un universo inabarcable y difícil de comprender, lleno de secretos y de oscuridades que estarían volcados en esa obra literaria, la suya, y la cual representa un corpus muy difícil de comprender.
Por otro lado, a los textos se les asigna una categoría especial, casi mágica y llena de vida propia en estos folios: «La idea de que el libro se mueve de alguna forma. De que está vivo. De que respira. De que nunca voy a poder abandonarlo», enfatiza el narrador.
En definitiva, y gracias al esfuerzo de Banda Propia Editoras tenemos acceso a una obra literaria de calidad superior, donde lo sobrenatural se mezcla de forma maravillosa con un universo aterrador, cotidiano, y plagado de misterios; bajo unas características estéticas que mantienen al lector imposibilitado de poder soltar las páginas de La maestra rural, a nuestro juicio, una de las mejores publicaciones del primer semestre de este año en el circuito nacional independiente.
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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente cursa el doctorado en literatura impartido por esa última casa de estudios.
Imagen destacada: Luciano Lamberti.