La primera novela de la narradora peruana Claudia Ulloa Donoso corresponde a un texto de largo aliento que relata la historia de una profesora latinoamericana que reside en Noruega y quien por razones de salud mental acepta la invitación de un exalumno suyo, para ir de viaje al país natal de éste, ubicado en la región del sureste europeo de los montes Cárpatos y de los bosques de Transilvania.
Por Martín Parra Olave
Publicado el 15.6.2024
Sin lugar a dudas, la obra de la escritora incaica Claudia Ulloa Donoso (Lima, 1979) —quien se encuentra radicada en la ciudad de Bodø, en el norte de Noruega—, ha dado durante el último tiempo progresivos pasos artísticos hacia la consolidación narrativa de una bibliografía literaria que recién comienza a ser reconocida y valorada.
Así, su nuevo trabajo publicado es Yo maté a un perro en Rumanía (Random House, 2024), una novela de largo aliento que cuenta la historia de una profesora latinoamericana que reside en Escandinavia, y quien por razones de salud mental acepta la invitación de un exalumno suyo, Mihai, para ir de viaje al país natal de éste, en la costa del Mar Negro.
Cuando narra el momento de aceptar la invitación y de comprarse el pasaje, la autora señala lo que parece ser el pilar fundamental del conjunto de la narración:
«Alisté la maleta con cuatro mudas, una de ellas era formal. Tuve la impresión de que me estaba preparando para morir y me envolvió una certeza. Una especie de satisfacción extraña, casi festiva, pero a la vez gris y silenciosa, sin serpentina y aspavientos, como la tranquilidad que llega al haber culminado algo propio y conocido, algo tedioso como un trabajo de años, el ritual de paso, el cese de labor, poner un punto, un apagar la luz y cerrar. Quería desaparecer».
La fuerza de un lenguaje
A partir de esta decisión, la narradora se embarca en un viaje, un acontecido trayecto de carretera, con un hombre que conoce, pero el cual al poco andar del recorrido se va transformando en una persona algo distinta, llena de sorpresas y de cambios, con un halo de misterio bastante grande.
Pues detrás de Mihai hay una historia que la protagonista desconoce, una vida familiar pasada, de la cual la narradora se va enterando de manera precipitada de acuerdo a los acontecimientos que experimenta en esta turbulenta travesía.
Así, se nos presenta al joven rumano siempre en una especie de limite, como una caja de pandora, donde nunca sabemos exactamente qué es lo que va a suceder con él y cuales son las acciones que en su capricho e impulso va a seguir.
No obstante, la tensión también se centra en la lucha que tiene la profesora por dejar atrás sus adicciones y los problemas que la persiguen a diario. Es una mujer llena de disyuntivas existenciales y de un pasado que vuelve a incomodarla de manera recurrente, como por ejemplo la imagen y figura de su progenitor:
«El recuerdo de mi padre me pesa como esos regalos de plomo. Su voz anida en los motores y en las bocinas del caos de mi vida», pues es un progenitor ausente a quien apenas conoció, imagen fantasmal que se niega a desaparecer para siempre.
Desde su primera novela Pajarito (2017), el trabajo de Claudia Ulloa Donoso ha crecido y madurado. El uso del lenguaje ya desde su inaugural creación era uno de los puntos fuertes, lo que en esta obra no hace más que consolidarse de una manera total, pues la riqueza de imágenes, la fuerza de sus frases y la originalidad de toda la prosa son los elementos que mantienen al lector atrapado.
Es por esto que Yo maté a un perro en Rumania, es una creación que se encuentra entre los escalones más altos de la literatura latinoamericana contemporánea y una obra totalmente recomendable de leer.
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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente cursa el doctorado en literatura impartido por esa última casa de estudios.
Imagen destacada: Claudia Ulloa Donoso.