«No soy un hombre fácil»: La inestabilidad de los estereotipos

Esta es una película francesa y original de Netflix, dirigida por Eleonor Pourriat. Nos cuenta la historia de Damien (Vincent Elbaz) un parisino mujeriego con muchas  actitudes machista, tanto en el ámbito personal como en lo laboral. Ve a las mujeres como objetos, las acosa y las menosprecia en el trabajo. Un día, queda inconsciente al golpearse en la cabeza con un poste, y despierta en una suerte de mundo al revés donde las mujeres son el sexo fuerte y los hombres el débil.

Por Amanda Teillery Delattre

Publicado el 18.6.2018

Las veces que he comentado esta película en conversaciones, muchos se ríen al escuchar su título. No soy un hombre fácil. La verdad, a mí también me causó algo de gracia cuando vi el póster.

Es que resulta extraña esa frase, los hombres no suelen necesitar defenderse de esa manera. Son las mujeres las que se ven en la necesidad de excusarse y protegerse ante aquellas recriminaciones. A los hombres no se les saca en cara ese tipo de cosas. Ellos no sienten ese tipo de culpa.

Y es eso a lo que va la película.

No soy un hombre fácil (2017) es un filme francés y original de Netflix, dirigida por Eleonor Pourriat. Nos cuenta la historia de Damien (Vincent Elbaz) un parisino mujeriego con muchas actitudes machista, tanto en el ámbito personal como en lo laboral. Ve a las mujeres como objetos, las acosa y las menosprecia en el trabajo. Un día, queda inconsciente al golpearse en la cabeza con un poste, y despierta en una suerte de mundo al revés donde las mujeres son el sexo fuerte y los hombres el débil.

En el mundo en el que Damien despierta, las mujeres son las jefas, las millonarias, las exitosas y las que llevan a cabo las tareas que requieren fuerza física, mientras que los hombres se dedican al hogar, a cuidar a los niños, servicios y sus habilidades son constantemente menospreciadas por el sexo femenino.

En el mundo en el que Damien se despierta es el cuerpo masculino el hipersexualido. La publicidad contiene imágenes de hombros con poca ropa, las mujeres miran lascivamente y acosan a los hombres en la calle constantemente. Las mujeres pueden vivir su sexualidad libremente, mientras que los hombres se ven obligados a seguir ciertas nomas sociales para mantener su reputación. En este mundo paralelo, las mujeres tienen una especie de soberanía sobre el cuerpo masculino, les exigen depilarse (a tal punto de irse corriendo si encuentran un mínimo pelo), abren cabarets para ver a hombres bailar en poca ropa, y toquetean a cualquiera que este en una posición laboral inferior que ellas.

Mientras Damien se adentra en este mundo, la incomodidad y la extrañeza se apoderan de él, al mismo tiempo que aprende lo que es ser un objeto sexual, el que no se pueda caminar tranquilamente por la calle y que de alguna manera su cuerpo no sea completamente suyo. Al expresar estas ideas, la gente lo tilda de “masculinista”, lo equivalente de feminista en dicho mundo, y de que atenta contra el orden del sistema.

El choque que siente Damien se ve ejemplificado en la dinámica en la relación que establece con una famosa escritora, Alexandra (Marie Sophie Ferdane) la que encuentra tan disparatadas las descripciones que Damien hace sobre el mundo en el cual él vivía antes, que decide escribir un libro sobre éste. En su relación, Alexandra adquiere una actitud casi paternalista hacia Damien, viéndolo siempre desde una posición superior, no tomándoselo nunca muy enserio, y cuando él actúa de la manera en que acostumbraba en su mundo machista, ella se extraña y se espanta.

Es tal vez éste el punto más interesante de la película, la manera en que se aborda el tema de la sexualidad y los roles de género. El que deconstruyan ciertas actitudes que solemos tener internalizadas hace que nos cuestionemos su legitimidad.

La premisa del largometraje, por ridícula que puede sonar, funciona y deja en evidencia la inestabilidad de concepciones que en nuestra vida diaria consideramos una verdad absoluta.

A momentos puede llegar a estereotipos y clichés a la hora de describir a los géneros, pero es quizás aquello lo que la película se propone; exagerar las concepciones que tenemos sobre los roles de género, para así dejar en evidencia lo absurdas que pueden llegar a ser.

Habría sido interesante quizás que en la cinta las mujeres fueran las poderosas como mujeres, no como versiones masculinas, que lo femenino hubiera sido lo predominante y socialmente aceptado como lo superior. Pero tal vez el filme no apuntaba a esa finalidad, sino que más bien pretendía ser una invitación a empatizar con una problemática al abreviarla en ejemplos muy simples.

Porque debajo de lo absurdo y ridículo, de la incomodidad que puede generar el receptor, de las risas y la comedia, en esta película se esconden preguntas importantes.

 

 

 

 

Tráiler: