[Crítica] «H!»: Los sueños juveniles de un país violento y frustrado

Hasta este domingo 1 de diciembre se exhibe en la sala Teatro de La Memoria el último montaje escénico creado por la compañía de Subsuelo, y el cual construye a través de un lenguaje propio de la tragedia griega, una propuesta dramática a fin de reflexionar sobre el conflicto interior y la intimidad que marca la vida de un adolescente desencantado y lo que acontece al respecto, en su entorno familiar y más cercano.

Por Patricio Altamirano Arancibia

Publicado el 27.11.2024

La dramaturgia de Tomás Henríquez, en la obra H! de la compañía de Subsuelo, logra una comunicación tan efectiva de su mensaje, que este se mete en el cuerpo de los asistentes, a tal grado que estos se quedan «pegados» al asiento del teatro, reflexionando, en silencio, aunque la puesta en escena haya terminado, cuesta asumir que el montaje ha finalizado.

En efecto, la obra se conecta con la intimidad de los espectadores, sus ojos al ritmo que aprecian H!, se dirigen al mismo tiempo a su intimidad. El público se conecta con sus momentos familiares, pues es un drama humano que es compartido por muchas y muchos, entonces para salir del teatro hay que primero volver de la intimidad, para luego pararse del asiento, y poder salir de la sala. Un mérito total.

Se logra una identidad total entre la escenificación y los asistentes, donde el personaje ya no es Hipólito (Luciano Reinoso), sino que es mi hermano, hijo, nieto, es un familiar, un conocido. Se retrata a un adolescente que padece un drama, que a muchos les ha sucedido.

Donde la madre puede ser tu madre (Victoria De Gregorio), el padre tu padre (Mario Avillo), la empleada de la casa puede ser tu nana de la casa (Ignacia Agüero). Algunos de ellos pueden ser los aseadores del colegio, donde tú estudiaste o un familiar tuyo.

La dramaturgia de Tomás Henríquez y la dirección de escenificación Juan Diego Bonilla, con la asistencia de Gustavo Carrasco logran algo muy significativo, crean una historia de ficción tan bien construida, que hacen abstracción de la condición de clase de la familia de Hipólito, del colegio de elite de Puerto Montt, mostrando un drama humano que se expresa en cualquier condición de clase.

Así, la interpretación de Victoria De Gregorio, Mario Avillo, e Ignacia Agüero, en su rol de aseadores, donde describen lo sucedido a todos los apoderados del colegio que llegaron, que se apersonaron en el establecimiento luego de la inentendible, inusual y trágica acción de Hipólito.

De manera brillante los aseadores describen el desfile de frustraciones de cada uno de ellos, indicándonos que no hay solo un adolescente desencantado con su vida, sino que hay muchos adultos desencantados con la suya, que viven su existencia porque hay que vivirla.

Esta escenificación muy lograda nos muestra vidas adultas que se estructuran sobre la base de la frustración de los fallidos proyectos juveniles de vida.

Lo cual además se manifiesta, en el sueño de ser ingeniero que se infravalora y concreta en el rol de profesor de matemáticas, o de este último como asistente de la educación, y de este último como…, en fin, una cadena de subocupaciones que se aceptan en una vida resignada.

¿Sera esta la motivación central de la desadaptada acción de Hipólito? ¿Cuántos chilenos pueden concretar sus sueños juveniles?

 

El ostracismo corporativo

Pareciera que, para ser una adulta, o un adulto en el Chile actual, hay que realizar un inexistente curso de compensaciones humanas.

Esto se ilustra en los diálogos entre Hipólito (Luciano Reinoso) y su padre (Mario Avillo), y en las conversaciones con su madre (Victoria De Gregorio), que muestran a un adolescente que cuestiona la vida adulto-céntrica, y quien se resiste a ser domesticado a cumplir la vida adulta.

Asimismo, se aprecia la compensación ante la frustración emocional que realiza su madre (Victoria De Gregorio) con las pastillas y somníferos, o las del personaje del padre (Mario Avillo), con el desenfrenado consumo de alcohol.

La interpretación de Victoria De Gregorio, Ignacia Agüero, y de Luciano Reinoso frente a la actitud asocial y presencial de Hipólito encerrado en su pieza, comunicándose virtualmente a través de las redes sociales, se añaden a las transmisiones, también vía redes sociales, de las autoridades y profesores del colegio para comunicar lo sucedido.

Con todo, la obra nos muestra una vida moderna chilena donde las redes sociales nos llevan a un ostracismo individual, o a un ostracismo corporativo, que es propio de una desadaptación común y corriente de cualquier joven, como Hipólito.

Se escenifican muy bien las tensiones comunicativas entre un hijo y su madre, que son difíciles, a riesgo de no saber la manera de reaccionar entre la vehemencia agresiva de él, y la forma de sacarlo de esa vida encerrada en su pieza, sin amigos, sin polola, ensimismado.

Como toda madre pide apoyo al padre, sin embargo, la masculinidad machista de este, obstruye cualquier avance, y lo arruina todo.

Sin ir más lejos, H! trata de un hecho generalizado, la inadaptación de Hipólito la padecen muchos jóvenes de liceos de nuestro país, que se expresa de las siguientes maneras: suicidio adolescente, deserción escolar, acciones políticas radicales de estudiantes secundarios, y la agresión contra compañeros, profesores, administrativos y autoridades.

En la obra surge la pregunta de la madre de Hipólito sobre el modo en que hemos creado a un monstruo, en qué hemos fallado, es una pregunta que se hacen muchas madres, sobre las inadaptaciones de sus hijas o hijos.

También, la dramaturgia y las escenificaciones entre Hipólito y su padre desnudan la formación masculina machista sureña de nuestro país, de transferir una forma dura de afrontar la vida, sin llorar, sin lamentarse, en base a que letra con sangre, entra.

El brillante monologo del padre relatando su formación familiar vernácula sobre la caza, de aprender a disparar, de saber matar animales, de descuerarlos, de comérselos, es heredado a Hipólito.

La breve descripción de dispararle al cuello a la tierna ave, y ver cómo ese cuello se dobla, a través del dedo doblado del padre, es una escenificación explicativa, de una intensidad enorme. Esto se puede conectar, solo si se indagó previamente en el hecho real, porque en la obra ficticia no se entregan pistas para saberlo.

De todos modos, el espectador busquilla de redes sociales podrá indagar vía Google, aunque solo comprenderá si busca muy bien.

Esta escenificación explicativa de la acción Hipólito es de tal intensidad, que resulta superfluo saber la forma en la cual heredó el uso del traje militar, y por qué usó esa máscara, el día de su acto dramático y definitivo.

Lo más notable de la obra es que nunca explica qué hizo Hipólito, lo que resulta imperdible, para luego buscar en Google qué sucedió, y para volver a ir a verla, para pesquisar más detalles explicativos en torno a su argumento e inolvidable puesta en escena.

 

Ficha artística:

Elenco: Ignacia Agüero, Victoria De Gregorio, Luciano Reinoso y Mario Avillo | Dramaturgia: Tomás Henríquez | Diseño integral: Gabriela Torrejón | Asistencia de diseño: Alejandro Rojas | Composición musical: Felipe Zenteno | Difusión: Imagen y Palabra | Fotografía: Daniel Corvillón | Producción: Pablo Cisternas | Asistencia de dirección: Gustavo Carrasco | Dirección: Juan Diego Bonilla.

 

El montaje H! se presenta de jueves a sábado a las 20.30 horas, y los domingos a las 19.00 horas, hasta el día 1 de diciembre en la sala Teatro La Memoria, Avenida Bellavista 0503, comuna de Providencia, Santiago.

 

 

 

 

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Patricio Altamirano Arancibia realizó sus primeros estudios en el Instituto Nacional General José Miguel Carrera, para luego ingresar a la carrera de sociología en la Universidad ARCIS, donde se especializó en la investigación académica sobre la clase alta chilena. En esa misma casa de estudios obtuvo el grado de doctor en procesos sociales y políticos en América Latina.

Desde entonces, ha publicado y presentado diversos trabajos en congresos de sociología tanto en el país como en el extranjero, por citar: «La ruta de la modernización agraria chilena: capitalista, reaccionaria y extranjerizante», «El capitalismo ilustrado del siglo XXI» y «Las ocho sombras de los mayorazgos modernos en el siglo XXI», entre otros.

En septiembre de 2021 presentó la monografía La casta Larraín en la burguesía chilena (Ojo Editores).

 

Los intérpretes Victoria de Gregorio y Mario Avillo son parte del elenco de la impactante puesta en escena de la obra «H!»

 

 

 

Patricio Altamirano Arancibia

 

 

Crédito de las imágenes destacadas: María Luna.