[Crítica] «Cónclave»: Las políticas del poder simbólico

Dirigido por el realizador alemán Edward Berger, este largometraje de ficción que compite con ocho nominaciones para los premios Oscar 2025 es una producción entre Gran Bretaña y Estados Unidos, y su guion se encuentra basado en el libro homónimo del escritor británico Robert Harris, publicado en 2016.

Por Cristián Uribe Moreno

Publicado el 26.2.2025

En este año 2025, la edición 97 de los premios Oscar como nunca no tiene un claro dominador en la categoría de Mejor Película.

Los premios que anteceden a la ceremonia de la industria audiovisual estadounidense suelen ser un buen predictor de lo que se coronará como el gran triunfador este 2 de marzo en la gala que se realiza en el Dolby Theatre de Hollywood.

Sin embargo, en los certámenes previos, no hay una clara tendencia pues en cada uno se ha alzado como triunfadora una realización audiovisual distinta.

En los Globos de Oro, venció El brutalista de Brady Corbet. En los Critics Choices Awards, se impuso Anora de Sean Baker. Y el último fin de semana, en la premiación del Sindicato de Actores (SAG), la película ganadora fue Cónclave de Edward Berg. Toda una novedad.

La película Cónclave es una producción entre Gran Bretaña y Estados Unidos, y su guion se encuentra basado en el libro homónimo de Robert Harris, publicado en 2016. Cuenta con un elenco estelar —el cual brilla en este drama—, que por momentos tiene toques de intriga y también detalles argumentales propios de un thriller.

 

Con giros dramáticos inesperados

La narración se centra en el personaje del cardenal Lawrence (un tremendo Ralph Fiennes), quien es convocado al Vaticano porque el Papa en ejercicio está agonizando.

Ante estos eventos, el cardenal Lawrence debe hacerse cargo de una de las ceremonias más antiguas de la cultura cristiana occidental: la reunión de cardenales católicos para elegir un nuevo Papa.

En vistas del encuentro que se realizará en el Vaticano, llegan los miembros del Colegio Cardenalicio desde los distintos rincones del mundo. Los encierran para aislarlos del mundo, a fin de que nada externo interfiera en sus deliberaciones.

Y lo que en principio debiera ser una asamblea donde se espera que se discutan cuestiones sobre la fe católica, la reunión se convierte en una tormenta de fuerzas de un lado y otro que pugnan por vencer. Y en esta soterrada disputa, sale a relucir las peores artimañas de los distintos grupos de poder dentro de la Iglesia.

Así emergen las encerronas, traiciones y chantajes para lograr los planes de un bando y otro por llegar a la primera magistratura de la Santa Sede. Y lo que empieza como un drama sobre la sucesión de un cargo fundamental para la religión occidental, se transforma en un filme de intriga, con giros dramáticos inesperados y un final que toma por sorpresa.

Junto al Ralph Fiennes aparecen actores que aportan toda su experiencia a la historia: intérpretes de la talla de Stanley Tucci, John Lithgow, Lucian Msamati, Isabella Rosellini, Carlos Diehz y Sergio Castellitto.

 

Una espléndida dirección de Edward Berg

La película tiene una gran dirección de arte y de vestuario, elementos que introducen al espectador dentro de ese ambiente eclesial y en todo momento se siente que se está dentro del corazón del mundo católico.

Con todo, las acciones de la historia están acompañadas de magnificas imágenes que refuerzan las ideas que se desarrollan en la narración: la opulencia dentro de la Iglesia, el encierro hermético al que son sometidos sus cardenales y las ya mencionadas luchas internas que se originan mientras se congregan las diversas autoridades eclesiásticas.

De esta manera, la elección del Sumo Pontífice es presentada igual que cualquier lucha por el poder, una lucha que en este caso, se da entre los príncipes de la religión católica.

Y en este cónclave, los líderes morales que representan los cardenales, no tienen escrúpulos a la hora de usar estratagemas para lograr sus propósitos, porque la esfera espiritual no está exenta de las sombras que existen en el corazón de estos hombres que detentan el poder dentro de la institución más antigua de la civilización.

Esta gran historia se desarrolla a cargo del director alemán Edward Berg, que hace dos años tuvo su momento de fama mundial con una nueva adaptación del clásico Sin novedad en el frente de Erich Maria Remarque. En esa nueva visión que le dio a la novela, demostró que tiene un gran oficio en manejo del lenguaje visual y de la narración cinematográfica.

Sin ir más lejos, esa gran carta de presentación que fue el filme bélico, ha sido revalidada en Cónclave.

En 2023, Edward Berg se llevó el Oscar a Mejor Película Extranjera. Este año podría llevarse más de un galardón pues su historia de intrigas en el corazón del catolicismo postula a ocho nominaciones en los Oscar que incluyen Mejor Película, Mejor Actor y Mejor Actriz de Reparto.

Aun así, la espléndida dirección del director alemán no ha sido tomada en cuenta por la Academia. Otro desaire más de una premiación que siempre está en el ojo del huracán por sus aciertos, olvidos y disparates.

 

 

 

 

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Cristián Uribe Moreno (Santiago, 1971) estudió en el Instituto Nacional General José Miguel Carrera, y es licenciado en literatura hispánica y magíster en estudios latinoamericanos de la Universidad de Chile.

También es profesor en educación media de lenguaje y comunicación, titulado en la Universidad Andrés Bello.

Aficionado a la literatura y al cine, y poeta ocasional, publicó asimismo el libro Versos y yerros (Ediciones Luna de Sangre, 2016).

 

 

 

 

Tráiler:

 

 

 

Cristián Uribe Moreno

 

 

Imagen destacada: Cónclave (2024).