El largometraje documental escrito y dirigido por el realizador belga Johan Grimonprez estuvo nominado para la última versión de los Premios Oscar en la categoría correspondiente, y narra un episodio de la Guerra Fría en el cual los músicos estadounidenses Abbey Lincoln y Max Roach irrumpieron en el Consejo de Seguridad de la ONU (febrero de 1961), en protesta por el asesinato del líder congoleño Patrice Lumumba.
Por Cristián Uribe Moreno
Publicado el 10.3.2025
En la entrega 97 de los premios Oscar, en la categoría a Mejor Documental, fue premiado No other land de Yuval Abraham, Basel Adra, Hamdan Ballal, Rachel Szor, realización audiovisual palestina sobre el despojo de tierras por parte del ejército israelí en Cisjordania.
La decisión de la industria cinematográfica vino a romper la tendencia de premiar documentales relacionados con la guerra en Ucrania en los últimos años. Tema que fue abordado este 2024 en Porcelain War de Brendan Bellomo y Slava Leontyev, basado en el trabajo de artistas ucranianos, en territorios sumidos en conflicto bélico.
Con todo, la victoria de la cinta palestina fue una sorpresa pues la Academia no es proclive a respaldar historias donde Israel no salga bien parada. Sin embargo, la historia de expolio de los territorios palestinos, que se ha acentuado en estos últimos meses, conmovió a los representantes de Hollywood.
Ahora bien, esta titánica pugna por el Oscar, entre temas tan actuales como el palestino o ucraniano, dejó de lado las otras obras audiovisuales que compitieron este año en la misma categoría y, en especial, una verdadera joya cinematográfica.
No ganó el premio mayor porque entra en un asunto que no es contingente. Sin embargo, Soundtrack to a Coup d’Etat (Banda sonora para un golpe de estado, 2024) del belga Johan Grimonprez es una verdadera obra de arte que se merece un visionado.
El documental se basa en un episodio histórico ocurrido en la ONU en el año 1961, ocasión en la cual los músicos Abbey Lincoln y Max Roach, entre otros manifestantes más que participaron, interrumpieron una sesión de la mencionada institución para protestar por el asesinato del presidente del Congo, Patrice Lumumba, recién independizado del colonialismo belga.
En el asombroso montaje de imágenes,
La trama tras este macabro hecho es expuesta en el filme, en el cual se contextualiza el momento histórico en que ocurrieron los hechos.
Por un lado, se muestran las sesiones de la ONU en las que se discuten el nuevo orden mundial que se constituye con los nuevos estados que aparecen tras la descolonización de África. Por otro lado, se describe las acciones de Lumumba y su gente para lograr la deseada independencia. Y, finalmente, la contingencia en EE. UU., donde aún existía la segregación racial.
De esta forma, se presenta al gobierno estadounidense de la época reprimiendo las nacientes protestas para cambiar estas políticas mientras se confabulaba con los europeos para derrocar a los nuevas administraciones que ponían en riesgo sus intereses.
Uno de los episodios más vergonzosos que exhibe la película es la forma en la cual se aprovecharon de las buenas intenciones de artistas como Louis Armstrong, quien fue declarado embajador del jazz por su país, enviado a África para ganar los corazones de los nuevos ciudadanos africanos, en tanto el gobierno norteamericano conspiraba junto al gobierno belga contra la novel administración congoleña, que solo llevaba meses, para no perder el control de las riquezas mineras de ese país.
Bajo esta retrospectiva de hechos, el filme los expone para nada de manera tradicional sino en una suerte de collage con imágenes, texto y música que van encadenando la historia. No existe una voz en off que integre los relatos, sino que se revelan a los ojos del espectador de una forma fragmentaria, un tanto anárquica, con imágenes de archivos, fotografías y música de jazz.
En la mejor tradición del cine vanguardista o cine de ensayo, la obra cinematográfica de Johan Grimonprez es una realización única en su especie. En el asombroso montaje de imágenes, desfilan figuras de la talla de Nikita Jhrushchev, Fidel Castro, Gamal Abdel Nasser, Jawaharlal Nehru, Sukarno, Malcolm X, etcétera.
Unidas a figuras rutilantes del jazz de ese entonces: Louis Armstrong, Louis Armstrong, Dizzy Gillespie, Abbey Lincoln, Max Roach, Nina Simone, Miriam Makeba, John Coltrane, Miles Davis, Duke Ellington, Melba Liston, Thelonious Monk, Eric Dolphy, Charles Mingus, Ornette Coleman, por citar a los más importantes.
Se mezclan con artistas africanos que sonaban en esos tiempos: Le Grand Kallé, Rock-a-Mambo, Dr. Nico, Marie Daulne «Zap Mama», elegidos para complementar los sonidos que dan vida a los años en cuestión. El documental demuestra que muchos músicos estaban comprometidos con los cambios políticos que se producían por ese entonces en África y en su propio país, que empezaba una dura lucha por los derechos civiles.
Las imágenes de archivos están complementadas por fragmentos de textos que explican la trama de traiciones que acabó con la vida del presidente Lumumba. Estos libros son: My Country, Africa, de Andrée Blouin, Congo Inc., de In Koli Jean Bofane, To Katanga and Back, de Conor Cruise O’Brien y Memorias de audio, de Nikita Jhrushchev.
El resultado final que logra Johan Grimonprez es una auténtica maravilla que nos transporta a uno de los momentos álgidos de la guerra fría, a ritmo de jazz e imágenes icónicas de grandes personajes que jugaron un papel destacado en el orden global después de la Segunda Guerra Mundial.
Soundtrack to a Coup d’Etat es un largometraje documental absolutamente recomendado para sentir la temperatura, la textura y la banda sonora de un mundo que ya no existe más.
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Cristián Uribe Moreno (Santiago, 1971) estudió en el Instituto Nacional General José Miguel Carrera, y es licenciado en literatura hispánica y magíster en estudios latinoamericanos de la Universidad de Chile.
También es profesor en educación media de lenguaje y comunicación, titulado en la Universidad Andrés Bello.
Aficionado a la literatura y al cine, y poeta ocasional, publicó asimismo el libro Versos y yerros (Ediciones Luna de Sangre, 2016).
Tráiler:

Cristián Uribe Moreno
Imagen destacada: Soundtrack to a Coup d’Etat (2024).