Reseña a una de las primeras obras literarias de uno de los autores mexicanos de mayor influencia en el panorama narrativo de las letras hispánicas contemporáneas, y quien fuera galardonado con el prestigioso Premio Herralde en 2004 por su novela «El testigo».
Por Sergio Inestrosa
Publicado el 26.6.2019
Es muy probable que el lector de Cine y Literatura conozca a Juan Villoro más por su pasión por los deportes, en especial del fútbol, del cual ha escrito extensamente; sin embargo, como el lector mismo podrá descubrir, Villoro es un cuentista notable que aprendió el oficio de la mano de uno de los mejores narradores en español, el cuentista guatemalteco Augusto Monterroso.
El conocido crítico literario mexicano, Christopher Domínguez opina que: “Villoro es un cuentista con talento: conoce los ritmos del relato, sabe crear atmósferas y sus personajes son precisos”, empero no le gusta este libro de cuentos en particular, aunque rescata algunos de los relatos del mismo como: “Espejo retrovisor” y “Pegaso de neón” de los cuales afirma que son ejemplares; idéntico juicio que dispensa a “Noticias de Cecilia”, “El cielo inferior” y “La orilla equivocada”, que suman cinco cuentos de los siete que tiene el libro, de modo que a Domínguez, en realidad, no le gustan sólo dos historias de este volumen.
La razón por la que a Domínguez no le gusta de la obra es por lo que el define como: “la insistencia de Villoro en visitar el tema de las correrías de adolescencia”, lo que a su juicio demerita el libro; pero no hay que olvidar que este título es de 1985, cuando Villoro tenía 29 años y estaba de moda en México lo que se llamó la literatura “de onda” de la que José Agustín fue el máximo exponente.
Domínguez concluye su análisis de Albercas diciendo que: “es un libro dividido, Villoro tiene que elegir entre una literatura que duda en abandonar la delectación morosa en la adolescencia y otra que asume los riesgos y la responsabilidad de las aguas turbias que la gran prosa exige”.
Yo pienso que algunos cuentos tienen frases que revelan la «novatería» del autor, frases hasta de mal gusto, como esta: “Adolfo se pasaba el recreo encestando anaranjadas pelotas”, pero en lo general los cuentos son buenos. Por tanto, lo que yo le propongo al lector es que si tiene a la mano algo de Villoro lo lea (hay varios libros de él que son fáciles de conseguir, además de Albercas también tiene otra obra que, causalidad, también de siete cuentos que se titula Materia dispuesta, y por supuesto la novela El disparo de argón) y sino, le recomiendo que empiece por Albercas que es un texto muy breve, siete cuentos cortos que suman apenas 116 páginas, y siempre se agradece la brevedad sobre todo cundo el escritor está en sus inicios.
Recuerde el lector que solo entrando en contacto con este autor el lector podrá decidir si Villoro es un escritor que vale la pena leer, para mí lo es, sin ninguna duda.
Como se afirma en la contraportada: “Los personajes que viven en esta singular piscina son de oficios variados: músicos-adivinos, lectores desquiciados, profesores de música que ven transformado su arrobamiento por un crimen…”.
Estos siete relatos, me parece, son una apuesta de Villoro por lo imprevisto (como lo verá el lector en el primero de los cuentos), los recuerdos y por supuesto, a las variaciones del amor, sin olvidar los límites casi obvios que acusan las pasiones juveniles.
Cabe destacar, que el texto está escrito con lucidez y aun cuando le falte originalidad, no podemos olvidar que cuando escribió Albercas el autor estaba en proceso de formación: el volumen tiene las virtudes y defectos de esa etapa de formación, de evolución, al que todo narrador tiene derecho.
Albercas fue publicado por la editorial mexicana Joaquín Mortiz en 1985.
Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es escritor y profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos, además de redactor permanente del Diario Cine y Literatura.
Imagen destacada: El escritor mexicano Juan Villoro (Ciudad de México, 1956).