Anton Chéjov o la belleza de lo incompleto

En los cuentos del canónico autor ruso, la belleza justamente radica en dejar hablar a los personajes, en que podamos oír su voz sin que haya en ellos una gota de heroísmo: lo que sí hay, es cierta forma de indulgencia y tal vez hasta de compasión frente al tedio y ante el fracaso de sus vidas, y como lectores esto nos conmueve por ser situaciones cotidianas, ordinarias, propias de cualquier ser humano, en cualquier época o lugar.

Por Sergio Inestrosa

Publicado el 11.5.2018

Aseguran los expertos que Anton Chéjov (1860 – 1904) pensaba que en los relatos no había que darle al lector la oportunidad de recuperarse, que había que mantenerlo todo el tiempo en suspenso. Y eso es justamente lo que hace en este pequeño libro de trece cuentos compilados por la editorial Lectorum, de México (2012). Cada uno de los cuentos que componen esta edición de solo 139 páginas está marcado, en mayor o menor medida, por esa idea esencial en torno a un relato.

Una de las características de estos cuentos es que el narrador no un es una persona moralista, no juzga a los personajes, ni a las mujeres que precisan de amantes para sobrellevar los sinsabores del matrimonio, ni a los hombres cornudos, ni la misoginia de los personajes masculinos, ni a quienes no son muy listos que digamos. El escritor se dedica, por completo, a contar los hechos y nunca se convierte en un narrador omnisciente, ese que es tan común entre nosotros; ese narrador (un poco abusivo) que lo sabe todo.

En los cuentos de Chéjov, la belleza justamente radica en dejar hablar a los personajes, en que podamos oír su voz sin que haya en ellos una gota de heroísmo; lo que sí hay, es cierta forma de indulgencia y tal vez hasta de compasión frente al tedio y ante el fracaso de sus vidas; como lectores, esto nos conmueve por ser situaciones cotidianas, ordinarias, propias de cualquier ser humano, en cualquier época o lugar.

Dicen los que saben, que Chéjov no le dedicaba demasiado tiempo a la escritura de sus cuentos, a lo sumo un día, casi como si escribiera una nota periodística, lo cual explica el hecho de que la mayoría de sus cuentos son bastante cortos, pero al mismo tiempo descubrimos en ellos que la historia fluye sin contratiempos, de modo natural; no en balde este autor es considerado como uno de los primeros maestros del relato.

En esta edición, dos cuentos merecen especial atención; los dos son historias muy conocidas; el primero es “La dama del perrito”. La crítica ha dicho que este es uno de los mejores cuentos de Chéjov, el otro es “El monje negro”.

Esto no quiere decir que los demás cuentos no sean interesantes, algunos de ellos son facilísimos de leer y hasta de recordar. Por ejemplo, el primer cuento que se titula “El fracaso”, versa sobre los padres de una chica y su esfuerzo por comprometer a un joven para que se case con ella, pero el plan fracasa por culpa de su mujer (desde el principio asistimos al tema de la misoginia) que confundió el cuadro de una imagen religiosa con un retrato de familia.

El segundo cuento se titula “La esposa” y trata sobre un médico (como Chéjov) que tiene una mujer que lo engaña y siempre regresa a casa muy de mañana; el hombre está harto y quiere dejarla en libertad para que se case con su joven amante. Una anoche, al llegar la mujer le cuenta que su amante le quitó los diez rublos que tenía y él le dice que él le va a dar veinticinco, pero que necesitan hablar.

Él sabe que ella quiere viajar a Niza para estar cerca de su querido y por eso trata de convencerlo para que se interne en una clínica de esa ciudad (el marido sufre de tuberculosis, también como Chéjov) y ella le promete cuidarlo y amarlo, pero al no poder llegar a un acuerdo le dice que necesita que al menos le dé un pasaporte y él, en cambio, le ofrece el divorcio, pero ella no quiere la separación. Enojada se sube a dormir y cuando despierta a media mañana, le manda a pedir con la muchacha que sirve en casa los veinticinco rublos que le prometió la noche anterior.

En el cuento “La oficina de correos” un viejo que acaba de quedar viudo de su joven esposa asegura que ella nunca lo engañó y les confidencia que lo sabe porque él mismo propagó el rumor de que ella era la amante del jefe de policía y nadie se metería con ese individuo. Todos allí le dicen que ojalá se vuelva a casar para no volverse a dejar engañar por sus mentiras.  Este cuento es un poco cómico, también graciosos son los relatos “El camaleón” y la “Boda por interés”; y el cuento “Un viaje de novios” en el cual vemos a un hombre que va de luna de miel y en una estación se baja a tomar unas copas y al oír que el tren va a partir se sube al convoy equivocado; el ritmo de esta historia es alegre y sus personajes son sumamente generosos.

Antes de terminar quiero comentar de forma ampliada el cuento “La dama del perrito”. En este relato Chéjov narra la historia de dos amantes. Gurov, un banquero de mediana edad, y Anna Serguéievna, una joven que no es feliz en su matrimonio; tampoco lo es Gurov, quien además engaña sistemáticamente a su mujer. La pareja se conoce en Yalta e inician una relación. El problema es que el vínculo de Gurov con Anna está viciada desde el principio pues él conoce la psicología de Anna y se aprovecha de sus debilidades y frustraciones, además ambos están casados.

En el cuento también descubrimos que Gurov pese a ser un misógino (considera a la mujer “una raza inferior”) las entiende muy bien y tiene suerte con ellas. Después de una breve separación, Gurov visita el pueblo de Anna, pues siente gran urgencia de verla; se pasea frente a su casa y un día la ve en el teatro donde la acosa y logra que ella le prometa visitarlo en Moscú. De esta forma, comienzan una serie de encuentros más a menos regulares en un hotel de la ciudad.

Como lectores vemos a los amantes atrapados en una vida de mentiras, por un lado mantienen la apariencia de normalidad de sus existencias, y por otro se aman furtivamente cuidando de no ser descubiertos, aunque el esposo de Anna, algo sospecha. Pero ninguno de los dos es feliz con esta situación y a veces se preguntan si podrán, un día, salir a la luz y vivir su amor juntos, sin tener que esconderse.

Lo interesante es que en este argumento no asistimos a ninguna enseñanza moral. Para Chéjov los amantes son seres que viven atrapados en el tedio de unas relaciones desdichadas.

El otro cuento que quiero comentar es “El monje negro”. En él se narra la historia de Kovrin, un joven intelectual con lo nervios a punto de estallar, y a quien se le recomienda pasar la primavera en el campo. En ese momento le llega la invitación, para que pase una temporada en la provincia, por parte de su preceptor, Semionovich, y de su hija Tanya, quienes le tienen mucho aprecio, y así pueda recuperar su salud.

Un día Kovrin le cuenta a Tanya que lo persigue la leyenda de un Monje vestido de negro, una imagen que se multiplica por todo el orbe y que debe de estar a punto de reaparecer y ser visible a los hombres. A Tanya le desagrada la historia. Kovrin, sin embargo, no puede recordar como se enteró de ese mito, y piensa que incluso la soñó. Pero una tarde mientras camina ve al monje negro, pero decide no decir nada a sus anfitriones. En otra oportunidad en que vuelve a ver al espectro se sientan a conversar, hablan de la vida eterna, del reino e Dios y Kovrin se sabe un elegido, separado del rebaño.

Tanya no pierde las esperanzas de que Kovrin sea su esposo, lo que va a ocurrir un poco después. Una vez casados vuelven a la ciudad y una noche Tanya descubre a su esposo hablando solo; allí se da cuenta de que éste sufre de alucinaciones. Ella y su padre lo llevan al médico para que inicie un tratamiento y se esmeran en proporcionarle todos los cuidados y atenciones para lograr que el monje se esfume de su cabeza; cuando por fin lo logran, Kovrin no se los agradece, por el contrario, surge en él un odio profundo, un deseo de vengarse porque le han arrebatado un guía que habría llevado su intelecto a la cúspide, donde solo los elegidos han logrado llegar.

Con su desprecio y sus insultos Kovrin despoja a su mujer y a su padre de su amor propios. La salud de su suegro se deteriora rápidamente y Tanya se transforma en una mujer acabada. Después Kovrin huye de la casa y se hace acompañar por otra mujer. Kovrin sufre una enfermedad que bien puede ser tuberculosis y viaja a Yalta llevando consigo una carta de Tanya quien le informa que su padre ha muerto y lo hace a él responsable del hecho. En esa misma misiva lo maldice y le desea la muerte.

Kovrin rompe la carta y reaparece frente a él el monje negro y cuando quiere hablar con él le brota un chorro de sangre que le cubre el pecho. Al morir Kovrin, tenía dibujada una sonrisa de felicidad en los labios.

Amigos lectores, si alguna vez, al apreciar los cuentos de este autor, ustedes tienen la sensación de que sus relatos están incompletos, sepan que ello no es un defecto de su elaboración; muy por el contrario, es una oportunidad para que cada uno de nosotros, sus lectores, asumamos que no siempre en la vida hay finales concluyentes y que hay cosas que están más allá de nuestra comprensión (como bien dice una mujer en uno de los relatos) y como se dice en otra historia, uno nunca puede saberlo todo.

Esta certeza sobre las limitaciones de nuestro conocimiento exige de nosotros una dosis de tolerancia, de ternura y de humor.

 

Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos.

 

 

El volumen de «Cuentos» de Anton Chéjov publicado por la editorial Lectorum de México (2012)

 

 

Imagen destacada: El escritor ruso Anton Chéjov (1860 – 1904)