«Ausencia»: Un drama sensual e histórico en el Chile del siglo XIX

Exhibida con intermitencias durante este mes de marzo en la Cineteca Nacional, el largometraje de los realizadores locales Claudio Marcone y Liu Marino aprovecha una fotografía esplendorosa que rescata la belleza de la zona del Maule: locaciones como Putaendo o Rinconada y un escenario centrado en Talca y Constitución, con la hermosura de la costa, y también del campo chileno, a través de una cámara preciosista debida a Enrique Stindt, y una escenografía de época bien lograda en un largometraje que trata de un hecho del pasado decimonónico como si fuera hoy (el triángulo amoroso entre Carmen Arriagada, Eduardo Gutike, y el pintor Moritz Rugendas), subrayado quizás, por la actuación “moderna” de todos los intérpretes.

Por Cristián Garay Vera

Publicado el 27.3.2019

Una obra estrenada en 2017, producto de Lucho Films y Tantan Films, cuyos temas permanecen en el tiempo.

Estamos en Talca, 1845. Después de diez años, el pintor Rugendas viene a despedirse de su amante, Carmen Arriagada, una mujer de alta sociedad de la época, liberal, que queda presa de sus sentimientos con dos alemanes. Uno su marido, y el otro el pintor famoso. Un triángulo verídico, en un campo chileno que se ve magnificente en la fotografía y la recreación histórica. Carmen Arriagada (la actriz Daniela Ramírez), esta mujer fuerte, que remeció a la sociedad talquina, atrapada entre la monotonía de su esposo, el oficial Eduardo Gutike, y la última visita del pintor Moritz Rugendas, su compatriota, con el cual ha tenido una correspondencia y atracción por diez años.

Se trata de un caso real, que quien suscribe esta nota leyó del expediente de los oficiales del Ejército de Chile, bajo supervisión de Sergio Vergara Quiroz, mi maestro. Piezas muy estudiadas en Chile por Carlos Keller (1959), Enrique Lafourcade (1979), Sergio Vergara Quiroz (1987), y Oscar Pinochet de la Barra (1990), y donde se ha contado la historia amorosa de Arriagada. Textos que la hacen la primera gran escritora chilena, y por otro lado, la censuradora de las cartas de Rugendas, las cuales quemó. Este episodio es revisitado en el guión de Antonio Rodrigo Norero, donde la pasión está bien destacada como aspiración y realidad.

Ahora bien, esta es una narración interior desde la protagonista, de sus ansias y frustraciones, de un Chile que le quedaba provinciano, y al cual contribuía la mala fortuna de Gutike, militar que estaba en desgracia, por haber sido liberal y perder la guerra contra los conservadores, y además con problemas económicos para retener la hacienda de la familia de Arriagada. Arriagada, además, no se medía en sus comentarios tendenciosos contra el Presidente Bulnes, fomentando en sus reuniones la crítica política directa.

Pero, sería muy reduccionista pensar que esta es una película sobre la tensión política entre liberales y conservadores. Hay aquí un dilema de mentalidades y de femineidad que está a contrapelo de la sociedad de su época y diríamos de muchas sociedades hasta hoy. Quizás le habría dado fuerza a la interpretación que los dos protagonistas hombres, Gutike y Rugendas se vieran más alemanes, porque ese fue la condicionante para que la relación se convirtiera en un infierno controlado, lleno de gestos y de renuncias. Invitado Rugendas por Gutike, y a sabiendas de la relación no solo epistolar sino carnal entre ambos, el ambiente opresivo se hubiera notado más, ya que se ve más como un grupo de chilenos acomodados que lo que verdaderamente eran: extranjeros de tierra y de mente.

También está la expresión de la femineidad compleja de Carmen, que revela su fuerte carácter, pero también su fragilidad emocional, entre un hombre al que no ha dejado de amar, y otro que es su plenitud. La interpretación de Daniela Ramírez escoge el sentido de la sensualidad para incorporar este aspecto femenino en la descripción. Entre un Gutike que tiene las cartas a Rugendas y las devuelve, que sabe y consiente la relación, quizás consumido por su decadencia física y anímica. Y un Rugendas, cuya actividad pictórica le llevara de retorno a Europa, de donde viene, alejándose de Sudamérica, cuyos retratos es al final lo que lo hace famoso. Y claro, estamos ante el Rugendas amante, en la cotidianeidad, en los pequeños detalles que delatan el complejo episodio que termina con una Carmen Arriagada retratada bellamente, al principio y al final, en la costa maulina. Como símbolo de la soledad de quien quiso mucho y contradictoriamente, y cuyo fallecimiento ocurrió el mismo año que el de su marido.

La película dirigida por Claudio Marone y Liu Marino aprovecha una fotografía esplendorosa que rescata la belleza de la zona: locaciones como Putaendo o Rinconada. Un escenario centrado en Talca y  Constitución. Con la hermosura de la costa, y también del campo chileno, con una cámara preciosista debida a Enrique Stindt. Una escenografía de época bien lograda. Un largometraje que trata de un hecho del siglo XIX como si fuera hoy, subrayado quizás por la actuación “moderna” de todos los actores.

 

Ausencia. Dirigen: Claudio Marcone y Liu Marino. Guión: Antonio Rodrigo Norero. Sonido: Cristián Mascaró. Fotografía: Enrique Stindt. Elenco: Daniela Ramírez, Francisco Ossa, Daniel Antivilo, Diego Noguera, Julio Jung. Chile, 2017. 1 hora 12 minutos.

 

Cristián Garay Vera es el director del magíster en Política Exterior que imparte el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile, casa de estudios de la cual además es profesor titular.

 

 

La actriz Daniela Ramírez interpreta a Carmen Rodríguez en «Ausencia» (2017)

 

 

Una escena del filme «Ausencia»

 

 

 

 

 

Cristián Garay Vera

 

 

Tráiler:

 

 

Imagen destacada: Los actores Daniela Ramírez y Francisco Ossa en una escena del filme Ausencia (2018).