Pese a que es una de las últimas obras del escritor japonés Premio Nobel de Literatura de 1968 en traducirse al castellano, tenemos al frente una novela consagratoria, que no sólo retrata una historia íntima mediada por los problemas cotidianos y sus consecuencias, sino que también hallamos un retrato social que determina cada paso que damos como lectores al interiorizarnos de su trama y argumento.
Por Joaquín Escobar
Publicado el 27.3.2019
La literatura de Yasunari Kawabata (1899 – 1972) no deja de sorprender. Pese a que ya se ha traducido gran parte de su obra al español, siguen apareciendo joyitas, que lejos de ser un refrito de su obra, agigantan la figura de un premio Nobel que suma cada vez más lectores en nuestro país.
Bailarinas fue publicada mediante entregas en un diario nipón. Recién en 1955, en el período de posguerra (y con el valor simbólico que ello tenía), lo reeditaron, erigiéndose el relato -entre otras cosas- como una guía de instrucciones de uso sobre la desaparición. Todos los personajes vienen o van hacia una extinción, hacia un viaje vertical que no pretende dejar rastros, y que varias décadas después inspiraría al español Enrique Vila-Matas en la producción de su obra.
Emparentada con la novela La bailarina de Izu, el escrito tiene como escenario principal la ciudad de Shimoda. Estamos frente a un espacio degradado, que producto de los cambios políticos-sociales que trajeron las guerras debe ser reconstruido. Bajo este presente desolador, y con un futuro para nada alentador, una familia debe (re) armarse para enfrentarse a una cotidianidad en donde abundan las sombras de lo salvaje.
Yagi es un artista que se encuentra en un proceso de franca decadencia. Sus fracasos íntimos, así como un contexto social poco propicio para el arte, lo tienen en una espiral oxigenado de derrota. En forma paralela, una madre y su hija, ambas bailarinas de ballet occidental, se intentan abrir camino en un país que no está en condiciones para recibir ninguna forma de arte, por lo mismo, esta condición estética se erige como una trinchera, una forma de resistencia (si se quiere de identidad) en una sociedad traumatizada que tardará en (re) conocerse.
Pese a que es una de las últimas obras de Kawabata en traducirse, tenemos frente a nosotros una novela consagratoria que no sólo retrata una historia íntima mediada por los problemas y sus cosas, también, hallamos un retrato social que determina cada paso que damos. Bailarinas más allá de lo delicado de los personajes, de ese toque nimio y suave (cercano al del bajo eléctrico), es una novela feroz construida mediante sutilezas, pues asistimos a un desmoronamiento silencioso, pero que igualmente golpea, y que no deja de reiterarnos que los derrumbes abundan cuando todo parece quietud.
Joaquín Escobar (1986). Escritor, sociólogo y magíster en literatura latinoamericana. Reseñista del diario La Estrella de Valparaíso y de diversos medios digitales, es también autor del libro de cuentos Se vende humo (Narrativa Punto Aparte, 2017). Asimismo es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.
Imagen destacada: El escritor japonés Yasunari Kawabata al recibir el Premio Nobel de Literatura en 1968.