«Bajo el peso de la ley»: La vida tiene muchos caminos para Jim Jarmusch

Nominado a la Palma de Oro en Cannes 1986 por este filme, la poesía cinematográfica del realizador  estadounidense nos lleva en esta obra cumbre del cine independiente norteamericano a ese mundo en blanco y negro, con música soul y rock experimental.

Por Gabriel Anich Sfeir 

Publicado el 17.9.2020

Uno de los exponentes más destacados del cine independiente americano a partir de la década de 1980 es Jim Jarmusch (1953). Nació en Ohio e hizo estudios de periodismo, literatura y cine en las universidades de Northwestern, Columbia y Nueva York. Su intención original era ser poeta, pero se decantó por el séptimo arte después de un intercambio de casi un año en París.

Comenzó su carrera como asistente de Nicholas Ray, uno de sus profesores en la NYU y creador de obras como Rebelde sin causa (Rebel Without a Cause, 1955), en la realización del documental Lightning Over Water (1980), codirigido con el alemán Wim Wenders.

Después de la muerte de Ray en 1979, Jarmusch comenzó a trabajar en su proyecto de fin de grado: Permanent Vacation (1980), producción financiada con la beca destinada para cubrir sus estudios universitarios. Por esta razón, la NYU rechazó otorgarle cualquier título o grado académico.

Jarmusch estrenó en 1984 su primer largometraje, Extraños en el paraíso (Stranger Than Paradise), una road movie de muy bajo presupuesto que le trajo premios en Cannes y de la crítica especializada. Su estilo minimalista y enfocado en los personajes antes que en la historia se observa en más de sus películas como Mystery Train (1989), La noche en la Tierra (Night on Earth, 1991), Dead Man (1995) o Flores rotas (Broken Flowers, 2005), entre otras.

El filme que hoy comentamos es el segundo largometraje de Jarmusch: Bajo el peso de la ley (Down by Law), estrenado en mayo de 1986 en la selección oficial del Festival de Cannes. Los roles principales corresponden a los cantantes John Lurie y Tom Waits, a su vez autores de la banda sonora de la película: incluye canciones del álbum de Waits, Rain Dogs.  También coprotagoniza Roberto Benigni, en su primera incursión en EE. UU., entonces comediante consolidado en su natal Italia: otra figura del reparto fue su compatriota y pareja Nicoletta Braschi.

En una celda de la cárcel de Nueva Orleans coinciden dos hombres presos por delitos que no han cometido: Zack (Waits) es un disc jockey cesante y abandonado por su novia Laurette (Ellen Barkin) que aceptó un trabajo de manejar el auto de un mafioso local para encontrar que en su interior había un cadáver, por lo que fue acusado de asesinato. Jack es un proxeneta de poca monta al que ofrecen una muchacha para su negocio y que resulta ser una menor de edad puesta por la policía y un rival en la prostitución.

A ellos se suma Roberto (Benigni), alias “Bob”, un turista italiano encarcelado por un confuso incidente en un salón de pool que dejó un muerto. Los tres se hacen amigos y preparan un plan para escapar de la cárcel.

Jarmusch nos lleva a la América profunda, lejos de ciudades cosmopolitas. No es la Nueva Orleans del jazz y la cocina creole del French Quarter, sino los bajos fondos por la noche. La fotografía está a cargo del neerlandés Robby Müller, colaborador habitual de Wenders, filmando travellings en blanco y negro de calles vacías, cárceles repletas y bosques interminables. Se aprecia una evidente influencia francesa en la obra de Jarmusch, de realisateurs como Jean-Luc Godard y Jean-Pierre Melville.

Esta fábula sobre el sueño americano presenta un país corrupto y sin esperanza. La institucionalidad medio aliada con el crimen ha encerrado a dos hombres inocentes. Pero la llega de Roberto irradia dosis de imaginación y optimismo. Es un italiano que apenas habla inglés, pero hace el empeño por aprender lo desconocido. Su admiración por lo estadounidense va de películas como El gran escape (The Great Escape, 1960) de John Sturges a recitar en italiano poesías de grandes autores: «Leaves of Grass», de Walt Whitman y «The Road Not Taken», de Robert Frost.

La personalidad payasesca de Roberto se refleja además en actitudes positivas durante el encierro como dibujar una ventana en las paredes de la celda y también mientras pone en práctica su rudimentario inglés. Al conjugar el verbo scream (gritar) con Zack y Jack, comienza a gritar: “I scream, you scream, we all scream for ice cream!”, causando que todos los reos se pongan a clamar por helado.

El plan de escape es elaborado por Roberto y propuesto a sus resignados compañeros. Ya se empieza a prefigurar lo que hará Benigni años más tarde en el campo de concentración en La vida es bella (La vita è bella, 1998), filme que lo haría famoso en el mundo entero y le valdría el Oscar a Mejor Actor.

Pero lo que distingue a Bajo el peso de la ley (Down by Law) de otras películas de fugas de cárceles es que no se concentra en el escape en sí. No sabemos los detalles del plan, pero sí que tuvo éxito. Ahora, nuestros tres amigos deben escapar a través de bosques y ríos en la más absoluta soledad. Jack y Zack no se ponen de acuerdo sobre a cuál estado huir (dependiendo de la posibilidad de volver a juicio), mientras Roberto confiesa que no sabe nadar mientras se oyen a los lejos los perros de la policía.

La idea de una vida sin rumbos está reflejada en el poema sobre la elección de los caminos de Frost que recita Roberto: «Se dividieron dos caminos en un bosque yo elegí el menos transitado, y eso hizo la diferencia» [1].

Perdidos y sin destino aparente, está claro que en algún momento las vidas de estos personajes tomarán sendas distintas. Será en un restaurante carretero regentado por la también migrante italiana Nicoletta (Braschi) cuando comience el momento de la despedida, aunque sin rumbos claros ante la ausencia de conocimientos nítidos de la geografía del lugar.

En medio de parajes inhóspitos, los amigos acaban de encontrar la libertad tanto física como emocional que les fue negada en la ciudad y en la cárcel: La poesía cinematográfica de Jarmusch en Down by Law nos lleva a ese mundo en blanco y negro, con música soul y rock experimental. Como dice Roberto al comienzo del filme: “Es un mundo hermoso y triste”.

La vida tiene muchos caminos.

 

*Reseña autorizada para ser publicada exclusivamente en el Diario Cine y Literatura.

Down by Law está dedicada a dos personas fallecidas prematuramente en 1985: la actriz francesa Pascale Ogier y el guionista italiano Enzo Ungari. Se puede ver en YouTube con subtítulos en inglés.

 

Citas:

[1] Two roads diverged in a wood, and I_ / I took the one less traveled by,/ And that has made all the difference.

 

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Gabriel Anich Sfeir (Rancagua, 1995) es egresado de Derecho de la Universidad de Chile y ayudante en las cátedras de Derecho Internacional Público y Derecho Comunitario en la misma Casa de Estudios. Sus principales aficiones son la literatura policial y el cine de autor.

 

 

 

Tráiler:

 

 

Gabriel Anich Sfeir

 

 

Imagen destacada: Down by Law (1986).