Rodado en francés —e inspirado en una novela de la autora gala Delphine de Vigan— estamos en presencia de un largometraje de gran inteligencia, que cita a las primeras obras del autor, y cuya atmósfera asfixiante recuerda a la extraordinaria «Elle», del holandés Paul Verhoeven.
Por Cristián Garay Vera
Publicado el 7.5.2018
«Llevo un año haciendo malabares para no tener que a contestar a esa pregunta, así que no podría decir que es cierto y qué no».
Delphine de Vigan, en entrevista al diario ABC (Madrid)
Hay un pasaje de la Odisea en que Ulises logra engañar a un monstruo diciendo que su nombre es Nadie. No siendo alguien, la venganza del monstruo no se puede realizar. Basada en hechos reales (D’après une histoire vraie, 2017) es una inteligente película de Roman Polanski (1933), famoso tanto por sus filmes como por sus abusos sexuales, defendido eso sí por la progresía global.
Pero vamos por el largometraje. Esta es una producción francesa de 2017. La suplantación del otro es el tema de la escritora que encuentra aparentemente un alma gemela que se va apoderando de su vida, lo cual es un tema recurrente.
En nuestro Chile fue abordado por Jenaro Prieto, escritor y político conservador, que escribió El socio (1929). En la obra de Prieto el protagonista se inventa en la bolsa santiaguina un asesor imaginario, que esconde al propio inversionista, quien se va convirtiendo en alguien tangible para los demás, al punto de ser objeto de las consultas de los otros, debido a sus inspirados consejos.
Tanto fue el éxito mundial de esta novela, que fue el guión de una producción de Roberto Gavaldon, El socio (México, 1946) protagonizada por Hugo del Carril, de otra por Rene Gainville (coproducción, Francia, Alemania y Hungría, 1979) y The Associate (en castellano Como triunfar en Wall Street en horas) comedia, cuya actriz principal era la famosa Whoopi Goldberg y era dirigida por Donald Petrie (Estados Unidos, 1996).
Asimismo esta pieza, Basada en hechos reales, proviene de un libro de Delphine de Vigan (n. en 1966) publicado en francés en 2015 y traducido al castellano por Anagrama en 2016. Y surge un juego de palabras: la admiradora de la escritora Delphine (Emmanuell Seigner), también exitosa como su modelo, solicita ser tratada como Elle (Eva Green), como diminutivo de Isabelle.
Pero en francés Elle es simplemente Ella, es decir nadie o alguien, impersonal. Un retorcido juego que ya esta en la mente de Homero al describir las astucias de Ulises.
De modo que alguien que exige ser Elle simplemente exige en realidad no ser reconocida por su nombre y de sus apellidos, y su vida misma es un misterio y más aún como se va compenetrando de su existencia cotidiana, al punto de irse a vivir con ella, mientras el marido Vincent (el actor Vincent Pérez) de la escritora se ausenta largo tiempo de Francia y de París y sus alrededores, donde transcurre el filme.
Por otro lado, hay cierto paralelismo del estado de animo de su primera novela y su transición y el espacio en que la escritora realiza esta obra que Polanski lleva al cine. La atmosfera de tedio, ausencia de inspiración, permite en una presentación enlazar a una admiradora con la escritora.
A partir de ahí hay una relación bastante inusual de complicidad, suplantaciones y control. Luego de un incidente la narradora se da cuenta de la personalidad sicótica de su nueva amiga, y empieza un juego del gato y del ratón para encontrar en ella inspiración para un libro. Por otro lado, la admiradora conoce su obra, toma su e-mail, hace y deshace en sus relaciones, mientras la escritora es un juguete incluso físico, luego de sufrir un accidente doméstico.
En este punto dramático la trama de simulaciones llega al máximo. Ni la admiradora ni la escritora ni el marido de esta última se exhiben: es un peligroso juego psicológico que termina en celos, suplantaciones y en una obra que escribe la admiradora y que no puede concretar. Entre la sequía creativa de la escritora y la inagotable apropiación de espacios de su seguidora hay una relación traumática, llena de misterios y de indicios de algo más grave, que se resuelve en un final trepidante, que justifica toda la ansiedad que va revelando el desarrollo de la historia.
Basada en hechos reales, es, en fin, una historia sorda pero creciente, llena de matices, donde lo psicológico se vuelve una arista peligrosa, donde la dominación y el ego del artista se vuelve contra sí mismo, pero es un camino que no se puede evitar. ¿El final? Sorprendente.
Estamos en presencia de un largometraje de gran inteligencia, que cita a las primeras obras del autor, y cuya atmósfera asfixiante recuerda la extraordinaria Elle, del holandés Paul Verhoeven, y rodada en francés.
Construida muy artesanalmente (en su formato audiovisual, por lo menos), y donde los sentimientos del amor y del odio son simultáneos, ya que la búsqueda de la escritora perfecta tropieza con su vacío cotidiano, pues la admiración es fuente de malas intenciones, y los buenos deseos, también, pueden llevar a la tragedia.
*Basada en hechos reales (D’après une histoire vraie). Duración: 1 hora 50 minutos. Director: Roman Polanski. Guión: Roman Polanski y Olivier Assayas. Música: Alexandre Desplat. Reparto: Emmanuell Seigner, Eva Green, Vincent Perez, Damien Bonnard.
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Cristián Garay Vera es el director del magíster en política exterior que imparte el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile.
Tráiler:
Imagen destacada: Basada en hechos reales (2017).