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«Bru o el exilio de la memoria»: El deber de los recuerdos

El montaje de Amalá Saint-Pierre -que se exhibe hasta el próximo 29 de septiembre en el Centro Cultural Gabriela Mistral- se concibe como una labor de rescate, como un trabajo contra el olvido, y un deber hacia el legado de la artista hispano-chilena Roser Bru, el cual pretende valorizarla en vida, ya que su biografía -en tanto inmigrante-, y testigo de múltiples hechos sociales y políticos, le permiten tener una visión privilegiada del panorama de los últimos 100 años del país.

Por Jessenia Chamorro Salas

Publicado el 20.9.2019

Roser Bru es una artista chileno–catalana que actualmente tiene 80 años de edad, y cuya vida inmersa en vaivenes históricos y travesías geográficas, ha sido llevada a las tablas a través de un montaje que explora íntimamente en cada uno de sus episodios, por medio de un trabajo documental y audiovisual que tiene como objetivo no solo rescatar la memoria de su figura inspiradora, sino también, revalorizar a dicha artista debido a la importancia que tanto su vida como su obra, tuvo para la historia y la cultura chilena.

Roser Bru es una pintora y grabadora chilena nacida en Barcelona, España en 1923, siendo una infante sus padres viajaron a París, en donde vivieron durante cuatro años. Posteriormente, regresaron a su ciudad natal, en donde comenzó sus estudios hasta el año 1939, cuando tras finalizar la Guerra Civil española, viajó a Francia, donde se embarcó en el Winnipeg, barco cuyo destino era Chile, en los inicios de la Segunda Guerra Mundial. Ya en suelo nacional, ingresó a la Escuela de Bellas Artes en Santiago, en donde estudió hasta 1942, siendo discípula de los artistas Pablo Burchard e Israel Roa. Perteneció al Grupo de Estudiantes Plásticos (GEP) que reunió a artistas de la Generación del 50; así como también al Taller 99, creado por Nemesio Antúnez. A fines de la década del 50, tras casi veinte años, volvió por primera vez a Barcelona.

La figura de la artista ha sido relevante, además de su producción pictórica, ha desempeñado cargos de enorme importancia, tales como el de profesora de dibujo y pintura en la Escuela de Arte de la Universidad Católica de Santiago desde 1964 a 1968; ser profesora invitada al taller de pintura en la Escuela de Arte de la Universidad Católica en 1989. Su obra y su aporte a la escena artística ha sido premiada con variadas distinciones a lo largo de su carrera, entre las que destacan el Premio Altazor de las Artes Visuales en 1999, el Premio Medalla al Orden del Mérito Artístico y Cultural Pablo Neruda en 2004, el Premio Nacional de Artes Plásticas en 2015; y el reciente premio español, Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes.

La obra de Roser Bru ha transitado por distintas etapas, no obstante, el hilo conductor de su producción ha sido la memoria, como sus pliegues y repliegues, la cual ha trabajado la artista y le ha servido de plataforma para observar y revisar críticamente la Historia. Justamente la memoria es el leimotiv del montaje en cuestión, una pieza que engarza el teatro documental con el biodrama, ya que su nieta Amalá Saint-Pierre, además de ser una de las gestoras del proyecto, es también quien interpreta la obra. Dirigida por Héctor Noguera (Premio Nacional de Artes), eximio actor, dramaturgo y director, Bru o el exilio de la memoria cruza recuerdos, documentos y una serie de materialidades que se van entretejiendo con lugares y épocas vividas por la artista, evidenciando hitos trascendentales a nivel personal, cultural e histórico, como las guerras, exilios, levantamientos políticos, entre otros, que van desde la Guerra Civil Española hasta la Transición, pasando por los años de la UP, el período de la Dictadura Chilena, y su travesía en el barco que la trajo a su segunda patria, el Winnipeg.

La pieza se concibe como una labor de rescate de la memoria, un trabajo contra el olvido, un deber hacia el legado de la artista Roser Bru que pretende valorizarla en vida, ya que su historia, en tanto inmigrante, testigo de múltiples hechos históricos, y artista, permite tener una visión privilegiada del panorama de los últimos cien años. Roser Bru es un baluarte cuya vida este montaje intenta homenajear, con el fin de otorgarle a la artista el lugar que merece en la historia de nuestro país. El teatro en donde se exhibe por primera vez no es azaroso, ya que el GAM es también testigo de la historia de nuestro país, al igual que Roser Bru, pues en tiempos de la UP fue la UNCTAD, mientras que durante la Dictadura se llamó edificio Diego Portales, para luego, con el nuevo milenio, adquirir su posición actual, aporte indudable a la cultura nacional. Por ello, considero relevante que la obra se exhiba en su primera temporada en el GAM, pues ambos han recorrido travesías similares en la historia y han sido testigos de ella.

La pieza ha sido resultado de un proceso investigativo–creativo de largo alcance. En 2017 del Colectivo Mákina Dos -liderado por Amalá Saint-Pierre y Francisco Paco López- se adjudicó un Fondart de Investigación, que implicó un proceso de indagación y recopilación documental que tuvo como fruto la elaboración de un libro sobre Roser Bru. Este 2019, se pudo llevar a cabo la segunda parte del proyecto gracias a la adjudicación del Fondart de Creación y el vínculo que el colectivo entabló con figuras relevantes a nivel escénico, como Ítalo Gallardo, Héctor y Diego Noguera, además de Delight Lab, entre otros, que fueron incorporándose al proyecto, brindándole un sello experimental y creativo.

En el ámbito escénico, la pieza propone un viaje por épocas, lugares, generaciones y recuerdos, de la mano de una dupla conmovedora que realiza con énfasis, nostalgia y vitalidad un itinerario marcado por la presencia de Roser Bru en la Historia y el arte. Las imágenes y sonoridad destacan en la puesta en escena, brindando una atmósfera de época que combina la experimentación con la documentación, en un relato generacional que rescata la figura no solo de una antecesora, sino la precursora de un árbol genealógico en Chile enraizado en la Historia.

 

Jessenia Chamorro Salas es licenciada en lengua y literatura hispánica de la Universidad de Chile, profesora de lenguaje y comunicación de la Pontificia Universidad Católica de Chile, magíster en literatura latinoamericana de la Universidad de Santiago de Chile, y doctora (c) en literatura de la Universidad de Chile. Igualmente es redactora estable del Diario Cine y Literatura.

 

Amalá Saint-Pierre y Francisco Paco López en «Bru o el exilio de la memoria»

 

Ficha técnica:

Una obra del Colectivo Mákina Dos.
Dirección: Héctor Noguera.
Asistente de dirección: David Meneses.
Idea original, dramaturgia y actuación: Amalá Saint-Pierre y Francisco Paco López.
Adaptación dramatúrgica: Amalá Saint-Pierre, Francisco Paco López y David Meneses.
Diseño de visuales y proyecciones: Delight Lab.
Composición musical: Diego Noguera.
Diseño de iluminación: Ricardo Romero.
Producción de vestuario y utilería: Nicoletta Fuentealba.
Realización de escenografía: Tommy López.
Diseño gráfico: Carla Labra.
Fotografía: Cristián Navarro.
Comunicaciones: Isidora Jaén.
Producción: Carolina Cabezas.
Proyecto financiado por FONDART, asignación nacional, convocatoria 2019.

Funciones: Desde el 6 hasta el 29 de septiembre de 2019 (excepto del 19 al 22 septiembre).
Horario: Jueves a domingo a las 21:00 horas.

Edificio B, piso 2 Sala N1, del Centro Cultural Gabriela Mistral.

Valores de las entradas: $5.000 general, $3.000 adulto mayor y $3.000 estudiante.

Dirección: Avenida Libertador Bernardo O’Higgins Nº 227, Santiago, Chile.

 

 

Crédito de las fotografías utilizadas: Centro Cultural Gabriela Mistral.

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