Este bellísimo largometraje documental -nominado al Oscar de la categoría- nace de la espontánea colaboración y fusión de dos artistas visuales: la veterana Agnès Varda y el joven JR, ambos codirectores de la cinta. Agnès, reputada realizadora de la «Nouvelle Vague» que cuenta con una filmográfia brillante, y JR, conocido artista de impactantes intervenciones gráficas sobre muros y tejados de todo el mundo. Su título original es «Visages villages», y está actualmente en cartelera en España y ha recibido numerosos premios internacionales. Se trata de una “road movie” artística a través de los paisajes y la humanidad de “la France”. Es la expresión fotográfica en el presente de los valores revolucionarios del recordado mayo del ’68 parisién: el arte puesto al servicio de plasmar la verdad de las gentes del pueblo. Una gozada total.
Por Jordi Mat Amorós i Navarro
Publicado el 23.5.2018
El placer más noble es la alegría de la comprensión.
Claude Monet
La verdadera obra de arte es lo que pueda hacer cada cual consigo en el fondo de su corazón.
Federico González Frías
El arte embellece, cura, salva… con él nos murmuramos del dolor del que procedemos, lo acogemos y le damos amor… la luz del arte restaura y ordena el mundo.
Víctor Amela
Los creadores
La película se inicia de forma brillante al mostrarnos diferentes supuestos en torno al encuentro casual de ambos artistas, son situaciones frescas que anticipan lo que será el documental: un placer.
Estamos ante un proyecto de gran autenticidad donde Agnés y JR ponen todo su saber en común para construir una expresión gráfica original. Lo hacen de forma lúdica basándose en lo antiguo para lograr algo nuevo y plenamente actual.
Conforme avanza la cinta y el proyecto artístico fotográfico, la relación entre los dos se va haciendo cada vez más próxima creándose una atmósfera cálida de absoluta complicidad.
A JR le gusta fotografiar ancianos y suele trabajar siempre en equipo. Nos dice que lo que le encanta es pegar las fotos y así vemos que pasa gran parte de su tiempo artístico encaramándose por andamios disfrutando como un niño. No quiere quitarse sus gafas negras y viste preferentemente de oscuro, y de alguna manera se resguarda de los demás. Le cuesta hablar de temas personales (esquiva responder las preguntas íntimas que Agnés le hace) aunque poco a poco ella logra que lo vaya explicando. Así, JR llega a presentarle a su abuela centenaria y le dice que en su infancia estuvo rodeado de mujeres mayores, de ahí su interés por fotografiarlas.
Agnés suele trabajar sola pero es muy sociable. Ella viste siempre extremada, con variedad de colores y su cabellera es bicolor. En una entrevista reciente a El Periódico de Catalunya explica: “me gusta mucho el colorido, por eso voy teñida y vestida de colores; hace que mi capacidad de observación se active y a mí me encanta observar la vida, las gentes…”. Agnés es muy abierta y espontánea (a pesar de su edad conserva bien a su niña interior) Por su manera de ser, la cineasta siempre capta más profundamente las situaciones y a las personas con las que entablan relación. A ella lo que más le gusta del proyecto conjunto es que sea una aventura espontánea, lo vive como un juego. Dice que el azar siempre ha sido su mejor asistente y que por lo tanto no quiere planificar. Se define como alguien que está en la vida. Agnés quiere acercarse a los paisajes simples, a los rostros; le interesa captar las caras para que no desaparezcan rápidamente en los agujeros de su anciana memoria. Ella tiene una enfermedad ocular por lo que ve borroso pero aún así es feliz, y comenta que todo depende de la manera en que se ven las cosas…; lleva un colgante ovoide con dos ojos, quizás como amuleto que le ayude a reforzar su menguada visión (simbólicamente el huevo es la posibilidad de un nuevo nacimiento, en este caso una nueva forma de ver) y Agnès es el alma del proyecto.
A la realizadora JR le recuerda al genial cineasta Jean-Luc Godard, amigo suyo, quien también usa gafas oscuras; rememora cuando de jóvenes se las quitó para que le fotografiara (ella tenía 33 años, los que tiene JR en ese momento). En varias ocasiones durante la película la vemos provocando a su compañero artístico para que se quite sus gafas. Y lo consigue al acabar el metraje sin pedírselo, cuando ella está triste por el desplante que le hace Godard con el que había quedado para presentarle el proyecto y a JR. En el bello plano final donde ambos están sentados en un banco junto a un árbol mirando el idílico paisaje de un lago con suaves colinas al fondo, JR se saca las gafas y le muestra sus ojos por fin. Entonces se nos ofrece ver tal y como Agnés lo ve todo, y vemos de forma tan borrosa que no se pueden distinguir bien cómo son los ojos. Ella le dice que es muy amable y le da las gracias: “no te veo bien pero te veo” y le propone mirar el lago juntos. Ha desaparecido el velo que Agnes sentía como barrera entre ellos, está en paz y es feliz; los dos lo están, un buen final para un bello proyecto.
Homenajes
En este filme hay guiños a artistas consagrados, también el reconocimiento de JR a la obra de Agnés. Así:
Vemos como la realizadora recuerda cuando fueron con JR al Louvre para hacer un nuevo desafío, una broma en homenaje al cineasta Jean-Luc Godard que en una película hizo correr muy deprisa a sus tres personajes por la gran galería. JR empuja a Agnes en una silla de ruedas, recorren la galería y ella emocionada identifica a los pintores cuya obra está expuesta exclamando: “¡oh, que bonito!”. Godard está siempre muy presente en Agnés, lo ama; de ahí su decepción al no recibirles expresado con el no-gracias que le escribe en la puerta de su casa.
También el mítico fotógrafo Henri Cartier-Bresson es recordado en la película. Los dos van a un pequeño cementerio donde está Henri y su última esposa Martine, también fotógrafa. Agnés y JR les ofrecen pequeñas piedras como reconocimiento a su obra.
JR fotografía en su estudio los ojos, las manos y los pies de Agnes, dice que son bonitos. La composición de las plantas de los pies le parecen a ella un corazón arrugado y le recuerdan dos patatas que filmó primero nuevas y luego ya viejas. Con los dedos de los pies y con los ojos realiza dos murales sobre sendos vagones ferroviarios de carga. JR cuenta con emoción a Agnés que: “este tren irá a muchos lugares a los que tú nunca irás contando historias de ti”, y ella le agradece este viaje tan bonito.
Pero por encima de todo la película honra a las gentes del pueblo, trabajadoras y trabajadores, madres y padres, abuelas y abuelos… Personas comunes con sus historias que son la verdadera historia de la humanidad.
Permanecer
En el filme constatamos la fascinación que usualmente sienten las personas por el hecho de ser vistos-reconocidos-recordados, lo que se evidencia en cómo reaccionan al que sus retratos sean expuestos públicamente. Es una forma de mostrarse tal cual son y también una manera de expresar la voluntad de permanecer. De forma consciente o inconsciente tras el anhelo de permanecer está el deseo de vivir eternamente, las ganas de vencer a la muerte y a su implacable aliado el tiempo. Así se explica el afán mayoritario en nuestras sociedades por firmar de forma visible todo tipo de obras, el gusto por los retratos… queremos que nadie nos olvide.
Este gusto por ser visto se hace patente en la mayoría de los casos tratados, por ejemplo:
Un agricultor en su explotación con toda su maquinaría agrícola que conduce gracias a ordenadores él solo sin esfuerzo, se considera un paseante en tractor. Deciden pegar sobre un cobertizo una gran imagen suya. JR le pregunta mientras ven su imagen si cree que se convertirá en la estrella del pequeño pueblo y él responde sonriendo que ya lo es.
Un cartero y su furgón. Se define como alguien importante en el pueblo, él es el enlace. Hace poco aún repartía baguettes y otras cosas a gente aislada junto con la correspondencia. Agnes le conoce y recuerda cuando le sorprendió al regalarle una pintura suya del cartero con alguien bajito. Él dice que le encantó regalárselo, Agnes cree que representa un cartero muy grande (él) y una mujer muy pequeña (ella). Pegan una gran fotografía suya en una casa y él recuerda como antes repartía en bicicleta y la gente le regalaba frutas y otros obsequios.
Autenticidad
Agnès y JR logran crear un buen ambiente con las personas que van a ser protagonistas de los murales fotográficos; lo cual favorece que todas esten relajadas y puedan mostrarse con mayor autenticidad.
Así:
Una mujer que conoce Agnes y trabaja en el café de la plaza del pintoresco Bonnieux, la retratan descalza con sombrero y sombrilla como una dama. Al ser un lugar turístico, muchos la fotografían. A ella le han gustado los cumplidos recibidos (todos la ven muy bonita), pero nos confiesa que es bastante tímida y le resulta incómodo verse por las redes. JR dice que le gustaría que lo hubiera disfrutado (es uno de los principales objetivos del proyecto: gozar). Un hombre comenta que es la más famosa del pueblo y a sus dos hijos pequeños les encanta, su madre es muy guapa.
Pony es un anciano que vive con muy poco dinero, dice que nunca ha trabajado. Vemos su hogar al aire libre en una finca en pleno bosque del que se siente orgulloso. Él se hace sus cosas con todo lo que encuentra, comenta que solo hace falta tener una idea para crear. Nos cuenta que nació a la sombra de una estrella: “mi madre la luna me dió su frescor, mi padre el sol el calor y el universo para vivir; ¿ves? Tengo un gran lugar en la vida”. Pony encarna el saber vivir auténtico: disfrutar en el presente y ser creativo.
Reivindicar
Agnés y JR quieren que el proyecto muestre la diversidad de personas que conforman su país. Quieren captarlas en su autenticidad. Y también les gusta utilizar la fuerza de sus espectaculares imágenes para reivindicar distintos aspectos, desde la mujer a la paz:
La mujer: tres mujeres trabajadoras en un entorno de obreros varones. Vemos que son rubias (rubio como el oro, la preferencia de muchos hombres) y van vestidas de negro (la protección “frente a”) Agnés les dice que ahora son ellas las que tendrán la palabra; Morgane, Nathalie y Sophie hablan de sus trabajos. Sophie es conductora de camiones de gran tonelaje y dice que es la única mujer de los 80 conductores de su empresa. Les hacen fotos de pie que colocarán en una pila de contenedores, Agnes comenta que serán como tótems que entran en este mundo de hombres para quedarse. Amontonan muchos contenedores de solo dos colores: rojo y verde (los simbólicos opuestos «para y avanza» de las señales de tráfico) y pegan las tres figuras. Vemos como cada mujer se coloca en su propio corazón (abren la puerta de esos tres contenedores y se sientan al borde). Explican qué sienten; una dice que es bueno estar aquí, que se nota libre y feliz; otra comenta que no le gusta estar sola, ni le agradan las alturas y que no está tranquila; y la tercera tiene la impresión de dominar, de grandeza y de fortaleza, y dice que le es agradable. Mueven los brazos y Agnes, siempre tan acertada, las ve mujeres aves.
La gente: una calle de un barrio minero que va a ser derruida donde ahora solo vive una mujer, Jeanine, quien dijo que no la echarían de allí. Nos cuenta que nadie puede entender todo lo vivido en esa comunidad mientras vemos tras ella el visillo floral de su ventana (un símbolo del calor del hogar). Habla de su padre que salía con su gran pan con mantequilla para comer en el fondo de la galería, recuerda que si no se lo acababa regresaba con el pan y ella pequeña junto los hermanos se lo comían, les encantaba porque estaba sucio de las manos de su padre. Deciden pegar sobre las fachadas de las casas fotos antiguas de los mineros. JR explica que empiezan siempre por los pies para encajar bien las figuras en el suelo. La gente lo mira con agrado, los mineros jubilados dicen que es magnífico y recuerdan lo duro del trabajo, un hombre habla de la impresión que le producía lavar la espalda de su padre y ver los moratones de los golpes con los trozos de carbón que se desprendían. También colocan un gran rostro de Jeanine en la fachada de su casa como homenaje, ella al verlo se emociona sin saber qué decir y se abraza a los dos. Agnes le dice que ahora son amigos (¡bello!).
La unidad: una fábrica de ácido a partir de la sal, Agnes dice que el blanco de las montañas de sal le hace soñar (el símbolo de la página en blanco donde todo está por escribir y todo puede suceder) Reunen a trabajadores de dos turnos en busca de una foto de grupo original y hablando con ellos deciden hacerla con los brazos extendidos en direcciones en principio opuestas pero que al realizar el fotomontaje se encuentran con la idea de que todo confluya. Alguien de dirección dice que hay buen ambiente de trabajo, un operario comenta que el arte está para sorprender, otro cuenta que hoy se jubila con sensación de estar saltando al vacío a otra vida por una parte descubrirá muchas cosas y por otra se sentirá vacío… Agnes nos cuenta que cada rostro es una historia.
El respeto: un campo con cabras sin cuernos, son animales dominantes y se pelean constantemente. Los propietarios les queman los cuernos de pequeños para que no luchen, esa es su justificación. Es una explotación para elaborar quesos. Nos muestran satisfechos la docilidad de las cabras en la planta de ordeño mecanizada. Como contraste, vemos otro campo en donde las cabras lucen sus cuernos intactos, son libres; además son ordeñadas manualmente. Su propietaria dice que hay que conservar los cuernos, que los que los queman ven la cabra como producto industrial con su tasa de rendimiento, ella respeta a las cabras manteniéndolas íntegras. En su granja elaboran queso sin conservantes. Para ella, el ordeño manual es un momento de paz. JR nos dice que a Agnes le encantan las cabras, para complacerlas a ambas decide pegar una gran cabra con cuernos. Hablan con un lugareño y este comenta que es el mismo problema de siempre: producir, producir… lo ve como imagen de reflexión y protesta. Dice que si lo que se pretende es que no se dañen podrían ponerles bolas o narices de goma como los payasos en los cuernos y sería divertido, y que para diferenciarlas cada cabra con un color distinto (nos expresa el valor de la creatividad y la riqueza de las diferencias individuales).
El amor: Una antigua historia de una pareja, vemos una foto sepia de ella Emilie con él Emile. Una de sus nietas explica que él se quería casar y los padres de ella no lo permitieron, así que se la llevó y se casaron sin su consentimiento. Deciden montar la foto en un medallón antiguo y pegarlo en la fachada de la casa familiar en la plaza del pueblo.
Vida: Unas viviendas inacabadas abandonadas, un pueblo fantasma nos dice JR. Convocan a las gentes (vemos muchos niños) de la zona en un acto festivo para reanimar el lugar con rostros y un poco de energía, según cuenta JR. Fotografían las caras y las colocan bien juntas sobre las fachadas. Vienen personas diversas: una soñadora, un fotógrafo, un cartero en su bici…
En la fábrica de ácido hacen un precioso fotomontaje de peces en la torre del depósito de aguas (el agua, su medio natural) con fotografías tomadas conjuntamente en una pescadería. Agnés al contemplarlo dice que ahora los peces están felices, ellos le dan vida a la torre.
Paz: Un antiguo bunker de la 2ª Guerra Mundial construido por los alemanes y que cayó de un acantilado en posición curiosa. JR fue quien lo vió y quiere que Agnés participe en el montaje, nos dice que lo siente cerca de su corazón. Agnés le muestra unas fotos suyas de hombres desnudos, ella dice que es bello un hombre y una mujer de pie desnudos. Para la artista es importante homenajear a uno de ellos, su amigo fallecido Guy. Le explica a JR que fue un buen modelo porque la comprendía. Deciden finalmente pegar una foto de Guy sentado vestido en el bunker. El alcalde de la localidad viene a hablar con Agnés y le explica que se decidió derribarlo por seguridad, y que quedó así de bien como si fuera una obra de arte en medio de la playa. Agnes al ver el mural dice que su amigo descansa en paz. A la mañana siguiente los dos van a ver su montaje y la fotografía ha sido borrada por la marea. Imágenes efímeras dice JR que ya está acostumbrado a ello, Agnes comenta que el mar siempre tiene razón, y el viento, y la arena… (el reconocimiento a la grandeza de la naturaleza).
A modo de conclusión
El proyecto artístico de Agnès y JR supone la plasmación de la humanidad del pueblo, la historia de generaciones de personas que han vivido como mejor han sabido o podido tiempos muy duros. El documental rezuma autenticidad por todas partes y es un canto a la vida “a pesar de” las dificultades.
Agnes nos dice que el propósito del montaje es realzar el poder de la imaginación; JR y ella se permiten el derecho a imaginar cosas y preguntar a la gente: ¿podemos llevar nuestra imaginación a vuestro hogar?
Ambos artistas están comprometidos, se sitúan al lado de las personas que trabajan con el deseo de compartir con ellas y realizar sus “pequeñas locuras”. A ellos les encanta realizar todos estos montajes colaborativos, lo hacen para que les guste a los demás y de alguna manera contribuir a que sus vidas mejoren.
Tráiler:
Imagen destacada: Agnès Varda y JR en un fotograma de Visages villages (2017)