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[Columna] Llegada de Carolina Arredondo profundiza los conflictos de intereses en el Ministerio de las Culturas

El nombramiento de la actriz en la jefatura de esta compleja dependencia gubernamental, confirma el estrecho vínculo que existe entre la comunidad de los intérpretes dramáticos y el gobierno de Gabriel Boric, en desmedro de otros gremios del mundo artístico, con las conocidas consecuencias respecto a la probidad administrativa que llevaron a una grave crisis de gestión, a esta repartición pública.

Por Patricio Altamirano Arancibia

Publicado el 16.8.2023

La nueva ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Carolina Arredondo Marzán (1986) es hija del actor pro PPD (Partido por la Democracia) Claudio Arredondo Medina, y de la igualmente diputada militante del PPD, Carolina Marzán Pinto, también una conocida actriz.

De esta forma, una primera observación es que los tres parientes cercanos (padre, madre e hija) están ligados al Sindicato de Actores y Actrices de Chile, Sidarte, al igual que la recientemente defenestrada subsecretaria de la cartera, Andrea Gutiérrez Vásquez.

Se confirma, entonces, el estrecho vínculo que existe entre la comunidad de los intérpretes dramáticos con el gobierno de Gabriel Boric, en desmedro de otros gremios del mundo artístico y cultural. Así, Sidarte es la agrupación que domina la gestión ministerial con las conocidas consecuencias respecto a la probidad administrativa que llevaron y tienen en una profunda crisis institucional a esta repartición pública.

Los conflictos de intereses y el tráfico de influencias persisten, y este gobierno, al parecer, no logra comprender a cabalidad tan delicado tema.

Veamos: Carolina Marzan es diputada y entre sus funciones puede fiscalizar al Ministerio de las Artes, las Culturas y el Patrimonio, justamente donde su hija es ahora la cabeza ejecutiva. Claro, una salida es que la honorable Carolina Marzan tendría que abstenerse ante la posibilidad de interpelar a esta dependencia estatal.

Otro punto para considerar es que la diputada Carolina Marzan apoya el paro de los artistas y músicos de Bafona (Ballet Folclórico Nacional), en el seno del ministerio, y, por tanto, esto pone en tensión la gestión de su hija, ahora ministra.

Es de suponer que Bafona espere que Arredondo les solucione sus demandas, si no es así, los artistas podrían cuestionar a Carolina Marzán y a Carolina Arredondo. Un gran problema por resolver.

También, cabe señalar que la nueva ministra proviene del mundo del socialismo democrático, cercana al PPD. Lo anterior representa un «estancamiento» cultural, en tanto se otorga una señal de continuidad de las políticas públicas en el sector surgidas desde la Nueva Mayoría y desde la antigua Concertación.

Así lo manifiestan las comunidades artísticas en sus demandas respecto a la valoración de las artes, la crítica al obsoleto sistema de financiamiento que privilegia el aporte a las llamadas «industrias culturales» —en un país sin industrias— frente a la desmejorada participación plena de las personas en la creación artística y en la actividad cultural; además del supuesto aumento al 1% del presupuesto nacional que se prometió por parte del gobierno frenteamplista, a fin de robustecer el quehacer de este ministerio, sus lineamientos, proyectos y dotación interna.

 

La cuestionada asesora Noela Salas Sharim

La nueva ministra podría torcer este cauce y entregar una señal importante a la comunidad, y a los funcionarios realizando profundas transformaciones internas, por ejemplo, cambiar a las personas que tienen a su cargo jefaturas departamentales, las cuales han sido ocupados en casi todo el periodo de creación del Ministerio y del otrora CNCA por los mismos profesionales, creando una inercia cultural sin innovación, entre otras.

En todo caso, la recién nombrada ministra Carolina Arredondo puede exonerar a los jefes de departamentos y así romper con años de desidia y sin lugar a dudas su gestión se destacaría, porque finalmente se realizarían los cambios culturales comprometidos en el programa de gobierno y que responden al anhelo de una sociedad que considera efectivamente a las artes, las culturas y el patrimonio como movilizadores de prosperidad y de justicia social.

Respecto a la recién nombrada subsecretaria, Noela Salas Sharim, cabe recordar que fue asesora de la primera ministra frenteamplista, la antropóloga Julieta Brodsky Hernández, y cuando esta última fue sustituida por Jaime de Aguirre en marzo de este año, Salas se acogió a licencias médicas, y luego retomó en sordina y con sigilo sus controversiales funciones administrativas.

La exsubsecretaria Andrea Gutiérrez la mantuvo en el cargo y también la «blindó». En efecto, Salas Sharim (integrante de otro poderoso clan familiar de actores) continuó como asesora, juntos a otros, pese a que los funcionarios en paro pedían la salida de los estáticos y cuestionados consejeros. Por lo anterior, resulta un contrasentido y de difícil comprensión que una asesora, a quien se le pedía su renuncia, sea la nueva subsecretaria del ramo.

¿Estamos ante un gatopardismo de corte liberal y progresista, o ahora sí la cultura, las artes y los patrimonios, verdaderamente importan?

 

 

 

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Patricio Altamirano Arancibia realiza sus primeros estudios en el Instituto Nacional General José Miguel Carrera, para luego ingresar a la carrera de sociología en la Universidad Arcis, donde se especializa en la investigación académica sobre la clase alta chilena. En esa misma Casa de Estudios obtiene el grado de doctor en procesos sociales y políticos en América Latina.

Desde entonces, ha publicado y presentado diversos trabajos en congresos de sociología en el país y el extranjero, tales como: «La ruta de la modernización agraria chilena: capitalista, reaccionaria y extranjerizante», «El capitalismo ilustrado del siglo XXI» y «Las ocho sombras de los mayorazgos modernos en el siglo XXI», entre otros.

En septiembre de 2021 publicó la monografía La casta Larraín en la burguesía chilena (Ojo Editores).

 

Patricio Altamirano Arancibia

 

 

Imagen destacada: Carolina Arredondo Marzán.

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