El largometraje de ficción del realizador nacional Jorge Riquelme Serrano se anota el logro artístico de presentar caracteres dramáticos típicamente locales en su guión, pero realzados a través de la técnica de una cámara, puesta en escena y música incidental, de categoría mundiales.
Por Miguel Alvarado Natalí
Publicado el 11.12.2020
Algunas bestias es la película estrenada esta semana en la plataforma liberada Ondamedia.cl, del director Jorge Riquelme Serrano (39), quien ya nos sorprendió en 2016 con Camaleón, ahora en este crédito que analizamos sigue esa exploración de las relaciones humanas, donde escarba en las intimidades y en los secretos más perturbadores que pueden darse en una familia.
Antonio es el abuelo, interpretado por quien no necesita mayor presentación y que este año lo hemos visto muy activo en distintas producciones como El príncipe, Blanco en blanco y Tengo miedo torero, me refiero a Alfredo Castro, quien junto a su mujer Dolores, encarnada por Paulina García (Gloria), llegan a pasar unos días de invierno a una isla del sur de Chile, recién adquirida por su hija Ana (Millaray Lobos) y su yerno Alejandro (Gastón Salgado), los cuales viven con sus dos hijos adolescentes, Consuelo y Máximo.
Ellos pretenden hacer de ese lugar un complejo turístico y transformar esa gran casa de madera en un hotel boutique.
Ya en el primer almuerzo en esa paradisíaca isla, Antonio, un clásico burgués que ya solo tiene las propiedades de su esposa, se da cuenta de las intenciones de su hija y su yerno, los cuales necesitan el financiamiento para llevar a cabo el proyecto de restauración.
Los acusa de que le hicieron una encerrona, que era una invitación a pasar un fin de semana no una invitación para pedirles plata, y menos para un proyecto que ellos no logran entender, eso de un turismo ecológico y de reflexión.
Hasta este momento todo fluye dentro de parámetros normales de cualquier familia, donde los hijos piden una ayuda a sus padres, pero hay un detonante que hace que la bestia que hay en cada ser humano aparezca.
Nicolás, quien es el cuidador y mayordomo de la isla desaparece, dejando a sus moradores sin abastecimiento de agua y poniendo en una situación incómoda a Alejandro frente a sus suegros, pero también ante su propia familia.
Entonces lo que había comenzado con un fin de semana de disfrute y goce de la naturaleza, el mar y la fogata, se va convirtiendo en el escenario ideal para un vómito de lo más indeseable del actuar de un ser humano: la perversidad oculta en cada personaje dramático presente en el largometraje.
Todas las actuaciones están muy bien logradas, pero es destacable el papel de Consuelo Carreño —interpretando a Consuelo— esa adolescente que no sabe reconocer el bien del mal o el amor del abuso.
Donde la historia se vuelve a repetir y el abusador sexual nuevamente es un pariente y lo más doloroso y trágico, un familiar que se ama, mientras que por un sinfín de razones va apareciendo una víctima que no se quiere reconocer como tal.
Algunas bestias es un drama que suele recrearse en la cotidianidad y lamentablemente más de lo que creemos. Su director supo configurar un buen guión y un relato que nunca pierde su ritmo. La película nos presenta, además, una fotografía increíble.
Nos deslumbran estos personajes oscuros y perversos, que no son fácil de identificar hasta que llegan a su máxima expresión, cuando aflora lo peor del ser humano.
La atmósfera y la música nos completan una cinta totalmente recomendable, es provocativa y puede llegar a incomodar. Contiene esas miradas de perversión y clasismo que se da hasta en las mejores familias, con un paisaje entrañable, donde la normalidad se transforma de la noche a la mañana y no puedes distinguir al personaje más miserable del rol con mayor virtuosismo.
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Miguel Alvarado Natalí (Santiago, 1968) es periodista de profesión y escritor de oficio. Ha publicado los poemarios Estaciones (1997) y Barrio Yungay (2012), y la novela Calle Dieciocho (2001).
Tráiler:
Imagen destacada: Algunas bestias (2019).